Los venezolanos pasamos por un proceso electoral en el año 2016 que prometió la revisión, rectificación y reimpulso de los procesos políticos del país, e frente a la crisis generada por los partidos políticos, que conllevó al escenario de violencia en la calle, impulsado por dirigentes y partidos de la derecha.

La Asamblea Nacional Constituyente, cuya misión fundamental es la revisión del proceso social venezolano, de las instituciones, y de las nuevas situaciones que afectan a nuestro país, para reacomodar desde las bases mismas de nuestro sistema político la carta fundamental.

Ante esta tarea, y siendo que nuestra Constitución señala que la Asamblea Constituyente tiene plenos poderes originarios, esta puede dejar sin efecto a los funcionarios e instituciones del Estado, para cumplir con ese proceso constituyente.

También puede ocurrir que una vez terminado el proceso constituyente, presentada la nueva carta magna, y sometida a referendo aprobatorio aprobado por el Pueblo, sea necesaria la elección de todas las autoridades para asumir las nuevas instituciones, tal como se hizo en 1999 con lo que se denominó las mega elecciones.

Visto lo anterior y ante la crisis político-económica nacional e internacional, no queda más que preguntarse ¿por qué la Asamblea Nacional Constituyente no ha asumido su función fundamental?, ¿Por qué la Asamblea Nacional Constituyente no ha disuelto los poderes y asumido la dirección del proceso político?, ¿Qué ha pasado con el proyecto de Nueva Constitución?

Es imprescindible la revisión de las circunstancias que nos rodean, la patria está amenazada y en peligro, que solo puede compararse a la situación vivida en el siglo XIX con la guerra de independencia, la opción militar no puede ser una opción, la política es la opción, y dentro de esta tenemos a la Constituyente.

Si bien es cierto, que Nicolás Maduro es el Presidente Constitucional de la República, y que la Asamblea Nacional es el órgano legislativo electo por el Pueblo, no es menos cierto que ambas instituciones están sometidas a la Asamblea Nacional Constituyente.

¿Qué van a esperar? ¿Que haya una guerra con la primera potencia del mundo?, ¿que nos traigan la barbarie, la muerte y el saqueo de nuestros recursos, mientras que nos roban nuestros recursos las grandes transnacionales, al igual que está pasando en Libia, Irak, Afganistán?

Ningún venezolano, puede estar dispuesto a ver violentado nuestro territorio por país alguno, y si eso llegará a ocurrir lucharemos hasta vencer, pero el costo de semejante gesta será incalculable para nuestra Nación y para nuestra Región, por eso es que no es una opción, las opciones son lo que se puede hacer para no llegar a ese extremo.

Es evidente, que tenemos un Estado cuyas instituciones están en conflicto, que de ese conflicto, se nos está debilitando internacionalmente con una matriz de opinión falsa, que sobre esa matriz de opinión, se ha montado un bloqueo genocida en contra de nuestra Nación, y se ha amenazado por parte de la primera potencia del mundo una declaración de guerra en contra de esta patria, sin haber ninguna agresión de nuestra parte.

Que el Ejecutivo Nacional y la Asamblea Nacional tienen un conflicto de competencia, que ha trascendido nuestras fronteras por la actuación de los partidos de oposición y que ha conllevado a poner nuestros recursos financieros en manos de potencias extranjeras, esto requiere imperantemente la intervención de la Asamblea Nacional Constituyente, quien debe solucionar, enmendar y corregir el rumbo es esta institución creada y elegida por el Pueblo Venezolano, en ejercicio del Poder Constituyente.

La Asamblea Nacional Constituyente debe optar entre la disolución de los poderes o la presentación definitiva del proyecto de nueva Constitución para ir a una nueva mega elección, para salvar a la República de un conflicto bélico de proporciones y dimensiones genocidas en contra de nuestro pueblo.