Los intrigantes corrompen los pueblos, desprestigiando la autoridad (XXVII)

Encontrándose el Libertador en el Perú, muy próximo a la fecha de la Batalla de Ayacucho, se le abre otro frente de batalla, éste con lacerantes implicaciones, pues se trata del Congreso Neogranadino en el cual un grupo mayoritario de diputados, asintiendo a una solicitud muy reservada llevada adelante por 3 de ellos, todos de nacionalidad colombiana y de mucho renombre en el Poder Legislativo: Vicente Anselmo de Azuero y Plata, abogado y periodista; Francisco Soto, abogado, y Francisco Gómez, abogado también, presentan a la cámara el texto de aquel decreto; que sin mucho debate es aprobado. Resulta ser que los 3 diputados nombrados anteriormente, muy amigos del Vicepresidente de la Gran Colombia, el colombiano General Francisco de Paula Santander, siguiendo sus órdenes introducen el texto de tal decreto que es sancionado el día 28 de julio de 1824 en el Congreso colombiano, decreto que ese mismo día el Presidente del Ejecutivo, encargado, le pone el ejecútese. La comunicación del Congreso de Colombia informando tal decisión la recibe Bolívar en el mes de octubre, fecha en la cual ya se encontraba Bolívar planificando las tácticas y estrategias a seguir en el transcurso de la Batalla de Ayacucho, batalla que significaba, de salir victoriosa las tropas republicanas, el fin del dominio español en Suramérica. La indignación de Bolívar no se hace esperar, era lógica aquella reacción de arrebato. Sin duda que Bolívar aquel decreto lo desconcertó grandemente, y así lo dejó ver en algunas comunicaciones a sus amigos, pero en poco tiempo nuestro héroe se repone y cree necesario mostrar sumisión y respecto al acto legislativo que le arrebataba lo más querido por él desde que se hizo hombre público: La jefatura de las tropas y con ello el privilegio de conducirla en la más importante batalla por la independencia del Continente Suramericano, Ayacucho, y que tendría lugar pocas semanas después de tal destitución. Entonces Bolívar, demostrando su conocida pericia mental para salir de las dificultades, se somete sin ambages al dictado de la Institución Legislativa Colombiana. Bolívar acepta su destitución y procede a entregar el mando del ejército a su muy apreciado General Antonio José de Sucre, para luego marcharse y residenciarse en una hacienda, cerca de la ciudad de Lima. Es comprensible el doloroso momento por el que tuvo que pasar el Libertador. Ahora bien, retomemos la enumeración de los muchos y sabios pensamientos brotados de la mente de nuestro paisano venezolano Simón Bolívar. Continuemos todavía con los que comienzan por la letra L.

L

"Los estados americanos han de menester de los cuidados de los gobiernos paternales que curen las llagas y las heridas del despotismo"

"Los estados son esclavos por la naturaleza de su constitución o por el abuso de ella"

"Los Estados Unidos (…) como el amo del reino más poblado de América, será bien pronto señor de toda la tierra. Por fortuna se ha visto con frecuencia un puñado de hombres libres vencer a imperios poderosos"

"Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad".

"Los fieles y los heroicos son sacrificados a la venganza de los demagogos"

"Los gobiernos deben guardar dignidad, y mucho más cuando son fuertes y se circunscriben a los límites de la moderación"

"Los gobiernos populares son como todos, y que, por lo mismo, de todo gobierno no debe uno esperar justicia"

"Los gritos de género humano en los campos de batalla o en los cuerpos tumultuosos claman al cielo contra los inconsiderados y ciegos legisladores que han pensado que pueden hacer impunemente ensayos de quiméricas instituciones"

"Los hijos de Venezuela no hicieron nada, nada, para impedir que los salvásemos"



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José M. Ameliach N.


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