Gabriel; nuestra desesperanza y preocupación por el futuro

Avanzado el día, los fake news como estaba previsto tomaron las redes sociales. Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp…, los medios de comunicación internacionales, su narrativa sobre una Venezuela en guerra, destructora de las buenas relaciones entre vecinos, contra el mundo, no toman cuerpo ni relevancia suficiente para condenar e iniciar la intervención militar. Las falsas noticias una a una van cediendo ante la verdad, preconcebidas, anunciadas como estaban, las escenografías culposas no convencen, no tienen la fuerza necesaria, suficiente como detonantes de la violencia, de la guerra civil. Una vez más, los intrigantes están fracasando. Venezuela está expectante, en relativa calma, convencida que nada va ocurrir, todo el despliegue propagandístico empieza a deshacerse, sin gloria, sin pena porque no tienen vergüenza, sin responsables que asuman la derrota y den la cara. Ante la verdad, una vez más salimos airosos, victoriosos, triunfo la paz. ¡Sólo con la verdad!

Desde el Facebook, en respuesta a un planteamiento sobre la falta de responsabilidad en el liderazgo opositor al no asumir derrota alguna como correspondería a un verdadero y responsable dirigente, como lo debe y tiene que hacer quien diga ser un auténtico líder, desde su perspectiva, el joven Gabriel señala y reclama mi ceguera política y falta de corresponsabilidad, preguntando sobre la buena vida mientras compara el momento de calamidad que vivimos con tiempos pasados. ¡Su desesperanza está a flor de piel!

La inusual conversa se prolongará por horas… Tras la desesperanza, zozobra de la aventura en ejecución y en intuitivo reconocimiento que nada de lo prometido pasaría, con extrema fuerza, dureza, expresa su convencimiento sobre la responsabilidad absoluta del mal gobierno; la corrupción, el narcotráfico, todo cuanto se han llevado dejándonos en la más absoluta de las miserias. Su "arrechera", su rabia, el "odio" en su joven alma, son drenados en la conversa, señala que sólo será feliz, volvería a sonreír y sentirse alegre, cuando Maduro, Diosdado…, los malvados chavistas, maduristas, responsables de tan vil gobierno, sean derrotados, llevados ante la justicia y encarcelados. Sus palabras entre cortadas por la rabia, la frustración, la impotencia, dejan ver una profunda tristeza, desconfianza en el futuro. Una profunda preocupación por su joven familia, extrema preocupación, desesperanza al pensar en la falta de futuro para sus hijas, ¡borrascoso futuro!

¿Cómo obtendrán una casita, un carro…? ¿Cuándo regresará el vivir bien, volverá? ¿Tendrá tiempo de ver crecer a sus pequeñas hijas y disfrutar con satisfacción el resto de la vida? ¿Volverá la vida desprendida y sosegada de viejos tiempos donde la única preocupación es la parranda y el disfrute de fin de semana?... Me interroga, exterioriza todas sus preocupaciones y tormentos.

Sus angustias y desesperanzas me recuerdan la gente en la calle, tormentos, decires, busca de soluciones, mis angustias y desesperanzas ─¿Cómo se pagaran deudas? ¿Cuándo cesará tan despiadada y brutal agresión? ¿El transporte, cuando funcionará? ¿La salud, el suministro de alimentos, la seguridad, el sosiego, la vida; desenvuelta, regular, rutinaria, el bienestar cuándo volverá? ¡Tendremos tiempo para verlo regresar! Futuro borrascoso, de tempestad interminable. En contraposición al desánimo, desaliento, amargura, parálisis, el pensamiento; ¡apasionado pensamiento!, vuelve a una idea principal; ¡escribir!, ¡seguir escribiendo! ¡Escribir como necesidad incuestionable, ineludible necesidad de contar!, sobre el acontecer social, político y económico contemporáneo. ¡Sobre nuestra contemporaneidad histórica!

¿Cuál será la suerte o destino de quienes pretenden derrotar a toda una nación por inanición; desnutrición, falta de salud física y mental? No sólo es una guerra de cuarta o quinta generación. ¡Es una guerra contra toda una nación, contra todo un continente! ¡Contra todo un relevo generacional, contra su futuro, contra la humanidad! ¿Por qué? ¿Quiénes son? ¿Qué los mueve? ¿Por qué no los señalamos?

Mis hijas, quizás tan jóvenes como las de Gabriel, buscando la merienda de la tarde, ¡no la consiguen, parece que no hay, por suerte queda algo!, viven su mundo, pre y adolescente, en transición a la juventud, a la libertad, tras la falta de una u otra acostumbrada merienda, viven la compleja, inusual, extraordinaria situación. ¡La falta de trasporte público…! La incertidumbre latente en lo profundo en su alma, con la que se desarrolla su noble y joven vida, también llenan de mucha más angustia y desesperanza la mía. Intento que aprendan a cocinar tarareando la canción de Gualberto; ¡esa de la abuela que no sabía geometría ni matemáticas, pero redondita les salían!... Me detengo, idealizo trazos más gruesos, busco en la nevera, ¡no sé qué, para mí no hay merienda! Evaluó cuánta comida va quedando, ¡no mucha! ¡Sólo para el resto de la semana! ¿Y la siguiente? ¡Las deudas vuelven acumularse, se vuelven impagables, los sueldos y salarios se desvanecen ante la inefable especulación, la extraordinaria hiperinflación!

¿Qué hacemos? ¿Contra qué, por qué, para qué estamos luchando? ¿Dónde está la verdad? ¿Dónde está la razón? ¿Cuál es la causa y efecto para considerar a Venezuela una nación beligerante, de amenaza inusual y extraordinaria? ¿Por qué traer a Venezuela la guerra con la que han devastado pueblos y naciones? ¿Sobreviviremos? ¿Nos derrotaran? ¿Nos rendimos por inanición? ¿Por enfermedad, por falta de insumos médicos? ¿Por nostalgia? ¿Nos devolverían nuestra alegría, paz social, bienestar y felicidad, el bien vivir de la década pasada? Desde la doctrina actual de dominio global no se ve factible, ¿Cuántos venezolanos trabajan y dependen del estado-nación? ¿Cuántos jubilados o pensionados? ¿Cuánto más podemos aguantar? ¿Cuánto más durará toda esta situación? ¿Dónde están sus causas? ¿Quiénes las promueven, las inducen, las ejecutan? ¿Cuál es la intención de este estado de ingobernabilidad?

La estrategia anti venezolana, está coordinada, direccionada hacia el estallido social por insatisfacción de necesidades básicas, violatorias de DDHH, que el pueblo en su conjunto irrumpa contra el estado-nación, desconociendo su institucionalidad, legalidad y legitimidad. Tras ser llevado, sumido en la más grande de las desgracias ─¡hambruna, desnutrición, enfermedad…, miseria!─, pierda la razón, la esperanza, se avergüence de su identidad nacional y se rinda, para que solicite de organismo internacionales o gobiernos extranjeros la publicitada intervención humanitaria. Tras el descontento social que derive en estallido y consecuente represión gubernamental, imprescindible mediáticamente en la creación del Estado violador de los derechos humanos, los partidos políticos ni su dirigencia opositora tendrán cabida, serán sustituidos por interventores externos, extranjeros, jefes militares de ejércitos invasores.

¿Está la solución en la rendición y entrega de la nación? No. ¡No! Ese no es el propósito y fin último de tan prolongada y coordinada operación multinacional, anti venezolana. ¿Será un gobierno opositor solución válida para un mejor futuro? ¿Cuál es el futuro de las hijas e hijos de Gabriel, de mis hijas? ¿Cuál es el destino de los cientos, miles de niños y niñas llevadas de Venezuela en busca de futuro, de bienestar en idílicos paraísos? ¿Cuál es el futuro de millones de niñas y niños humillados, encarcelados, separadas de sus familias en las fronteras estadounidenses y europeas? ¿Cuál es el futuro de niños y niñas desplazados por la violencia en México, Centro América, Colombia? ¡Por el hambre en la Guajira colombiana! ¿Cuál es el futuro de los niños y niñas palestinos ante los que nadie se conmueve?

¿Cuál es el futuro de los niños y niñas en este irracional y sojuzgado mundo?



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Felipe Marcano


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