Que el universo contemple a Venezuela con admiración por su heroísmo (XLII)

La conjura contra Simón Bolívar estaba comandada por el gringo, Secretario de Estado Henry Clay desde Washington D.C., comandada por sus representantes Wiliam Tudor y Henry Harrison en Lima y Bogotá y ejecutada por Francisco de Paula Santander y José María Obando en la Nueva Granada, hoy Colombia. Debido a la perseverancia de Bolívar al continuar con más ímpetu su proyecto de establecer la Unión de Naciones en la América del Sur, hace que sus enemigos, internos y externos, planeen su asesinato lo más pronto posible. Tudor se lanza desde el Sur a la invasión de Colombia y tomando a Guayaquil, Ecuador, aseguraba a Míster Clay que "El General La Mar es indudablemente el primer General de América del Sur, Bolívar, que fue inicialmente un capitán de milicias, es inferior a él; si llegan a chocar estoy plenamente seguro que Bolívar será derrotado" Los correos de la conspiración contra Simón Bolívar iban y venían de Lima a Bogotá y de estas capitales pasaban a Washington D.C., en cambio los correos de Bolívar eran interceptados por la red de espionaje que habían montado Tudor y Santander.

Entre los actos de la conspiración, se le hace llegar a José María Obando armas y municiones para que impida pasar cualquier posible refuerzo de Bolívar a Sucre, que se encontraba en Quito, Ecuador. El Mariscal de Ayacucho le inflige a La Mar y al General Plaza, que juntos duplicaban en número los soldados, la más vergonzosa derrota en el Portete de Tarqui, causándoles 2.500 bajas, entre muertos y heridos. El mismo pueblo del Perú, enemigo de esa guerra injusta, instigada por los Estados Unidos, derrocó al fratricida General La Mar castigándolo con el destierro. Entre tanto el General José María Córdoba, héroe en Pichincha y Ayacucho, fue tristemente utilizado por Harrison, Henderson y Santander como instrumento para la destrucción de Colombia y en los cuarteles de Popayán, Cali y Río Negro instaba al ejército a la insubordinación contra Bolívar. El colombiano General termina por degradado por su condición de informante al servicio de los gobiernos de Estados Unidos y de Inglaterra, a los que pasaba informes sobre secretos de Estado, croquis de los campamentos de Bolívar y planes del ejército. El objetivo seguía siendo matar a Bolívar y a la unión de Venezuela, Nueva Granada y Ecuador. Sin embargo en Lima logran asesinar al patriota Dr. Bernardo de Monteagudo, el 28 de Enero de 1825 a los 35 años de edad, intelectual revolucionario, líder político, abogado y juez, quien infundió respeto y admiración por sus ideas revolucionarias, su elocuencia y su habilidad administrativa; era un colaborador y asesor muy estrecho de San Martín y Bolívar.

Ahora continuemos con la enumeración de los pensamientos del gran venezolano, Simón Bolívar el Libertador. Sigamos, todavía, con aquellos que comienzan con la letra P.

P.

"Pienso que la Europa entera si se empeña en calmar nuestras tempestades, no hará quizás más que consumar nuestras calamidades"

"Pienso que los americanos, ansiosos de paz, ciencias, artes, comercio y agricultura, preferirán repúblicas a los reinos"

"Pienso que no hay un hombre en la tierra que no haya conocido, que no sepa, que lo que está más lejos de mi es el dolor y la perfidia"

"Pocas horas son bastantes para tratar entre militares"

"Por desgracia, el peso de la esclavitud apaga los espíritus y los pone en estado de ser indignos de la Libertad. Por eso es que tanto merece atención el cultivo de las ciencias"

"Por donde pasa una cabra pasa un ejército, principalmente si es infantería"

"Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza, y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición"

"Por manera que tuvimos filósofos por jefes; filantropía por legislación, dialéctica por táctica y sofistas por soldados: Con semejante subversión de principios y de cosas, el orden social se resintió extremadamente conmovido, y luego corrió el estado a pasos agigantados a una disolución universal, que bien pronto se vio realizada"

"Por muchas tropas que se disciplinen, nunca habrá lo suficiente para reemplazar los desertores, los enfermos y los heridos"



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José M. Ameliach N.


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