El 7 de marzo, un ataque terrorista cibernético dejó sin energía eléctrica a un país entero, de manera sorprendente quedaron fuera de servicio tres represas, que representan al Complejo Hidroeléctrico del Guri, la Simón Bolívar, Macagua y Caruachi, un apagón que tomó por sorpresa a todos los venezolanos, fue un acto de terrorismo puro, no hay enemigos, hay víctimas, con esta acción transformaron a la nación entera en su teatro de operaciones, fue manifiesta el papel bélico de las redes sociales en contra de la República Bolivariana de Venezuela, con su bombardeo constante y permanente, de noticias falsas para generar el pánico y el miedo en la sociedad y así justificar la destrucción del gobierno bolivariano. Y es lo que hemos estado viviendo estos últimos días, un teatro de calle, que impone el terrorismo del espectáculo, un teatro malo, mortal y engañoso, el teatro de guerra, es la ciberguerra, donde los ejércitos convencionales del mundo, no están preparados, aprendizaje significativo y valioso para nuestra FANB, que supo mantener la calma y serenidad durante el ataque y actuar en consecuencia a la magnitud del mismo, logrando una actuación brillante, ya que estuvimos paralizados casi una semana, en este escenario de guerra generalizada, y estamos devuelta a la normalidad previa al ataque, gracias a la resistencia del pueblo y sus fuerza armada.
En esta ciberguerra la violencia del acto terrorista de cortar la energía eléctrica del Guri, es la máxima expresión de la violencia simbólica donde la víctimas solo cuentan en función del espectáculo, solo que el libreto se les cayó al no existir el mundo de caos,víctimas y saqueos por ellos deseado. Estamos ante un acontecimiento sociocultural de primer orden dónde el pueblo venezolano fue el protagonista de su porvenir.