VIVIENDO EN SU ABUNDANCIA, INSTITUIDO EN EL DERECHO DE UNOS POCOS, TERMINARON LEGITIMANDO UN ESTADO A CONVENIENCIA, CUYOS PRIVILEGIOS LE SON OTORGADOS A UNA CLASE POLITICA Y MILITAR, A LA QUE SÓLO LE IMPORTA SU BIENESTAR SOCIO-ECONÓMICO.
En América Latina, la existencia de un numeroso sector poblacional indiferente, neutralizado, egoísta, alienado, manipulado y confundido, siempre ha impedido que por la vía electoral se pueda llegar a instalar un gobierno que realmente gobierne y que sea profundamente nacionalista, patriótico y alejado radicalmente del eurocentrismo dominante, en función de satisfacer las demandas y casi urgentes necesidades de nuestros pueblos. Esto es duro decirlo y no faltara quien diga, que tal apreciación es equivocada. Sin embargo nuestra historia "democrática" nos muestra una verdad, porque los que han llegado a sustentar en nombre de la democracia, el poder para su administración dentro de eso que llaman Estado, sólo se han limitado a disfrutar y enriquecerse en el gobierno y por ello robando y saqueando llegan a vivir en abundancia, abundancia instituida en el "derecho" de unos pocos, legitimando un Estado a conveniencia, cuyos privilegios le son otorgados a una clase política y militar de alta jerarquía, a la que sólo le interesa su bienestar socio-económico extendido a los cómplices de sus entornos.
La triste experiencia "democrática" que hemos vivido hasta el presente, es que cada uno de ellos enchufados en el alto gobierno sea político o militar, no les interesa el destino de sus pueblos ¿puede entonces ese político o ese militar, sin ideales, sin valores, sin compromisos mas que los suyos, sin sentido de su propia historia y sin importarle los principios sobre los que se fundo su nación, decidir el destino de su país o cambiar el contexto de injusticia existente – y lo peor- de humillarse ante el poder real, representado por los grandes conglomerados que son la expresión originaria de ese imperio del gran capital? ¿Podríamos cambiar el destino de nuestras repúblicas con esta clase política y militar perversa, traicionera y apátrida que adora el paradigma globalizador y el sistema electoral existente por ser parte de lo mismo?
ENTRE CIUDADANOS Y CONSUMIDORES
La democracia es ante todo un acto político, donde se proclama como principio el gobierno del pueblo, para la igualdad, la justicia, el derecho inalienable a la vida, al bienestar colectivo, al respeto de la dignidad del ser humano, la perfectibilidad de la sociedad, a la disidencia y al derecho de ser libres y la democracia que conocemos en nada se le parece a lo planteado. La realidad nos muestra otra cosa, es por eso que permanentemente bajo esa palabra hermosa y llena de objetivos, propósitos y fines por lograr sociedades más humanas, debe ser sometida al pensamiento crítico y profundo en toda su distensión, para ver que tiene de real y que tiene de imaginario, de falso, de injusto pues al parecer y por lo que conocemos, la democracia que hasta el momento hemos distinguido fue claramente vaciada de su significado íntegro, de su dianoética, donde políticos y militares como buena pirañas y rémoras –salvo algunas muy escasas excepciones- ven la democracia con criterio hueco y vacío, que sólo utilizan para que a nombre de esa "democracia" –como decía Fabricio Ojeda- "se maltrate, se persiga, se asesine y se engañe" para poder sustentar y consolidar el poder y los privilegios que da el mismo. Para esa clase política y militar el termino democracia es un producto para publicitar -los partidos políticos y sus asesores son muy buenos en eso- de allí que ese termino democracia en las campañas electorales se quiera vender como un jabón o una crema dental de consumo masivo y donde los consumidores como buenos analfabetas funcionales y no el ciudadano, lo asume como una simple mercancía.
Es por eso que Adolfo Colombres a quien le preste el entre titulo y por analogía cito, nos indica que "El ciudadano en un sentido clásico, es el portador de una opinión pública, o sea, de una concepción sobre como manejar los problemas que afectan a la sociedad. Hoy a los miembros de la sociedad, en una proporción creciente, sólo les interesa disfrutar de la calidad de vida que la publicidad les muestra como posible, la que pasa no por el enriquecimiento espiritual, por el ser, y tampoco por el hacer, sino por el nivel de consumo, por el tener. Es esto lo que autoriza a llamarlos consumidores, no ciudadanos." (COLOMBRES, Adolfo (2004). América como civilización emergente. Editorial Sudamericana. Buenos Aires. Pp.207).
LA ANTINOMIA ENTRE DEMOCRACIA Y MERCADO
Nuestra "democracia" se ha convertido, en un signo eficaz para organizar y administrar la opresión política, el control social, el tráfico de influencias, el abuso y la relación de poder, la persecución, la tortura, el asesinato por encargo –entre otras características- ya que se ejecuta como si fuese una dictadura, camino al totalitarismo.
Tales variables, son la expresión de políticas perfectamente planificadas, que se aplican a nombre de la justicia y del llamado Estado, tanto en los países que se identifican ideológicamente con el socialismo como en el capitalismo. Para justificar tal situación y modernizar la "justicia del Estado", se utilizaron las constituyentes derivadas del poder constituido, es decir más de lo mismo, pero adaptadas a la era del mundo globalizado y legalizar de esta manera a través de un corpus jurídico su doctrina en todos los planos, y tener un control absoluto sobre cualquier movimiento que intente adversarlos.
Es por todo esto, que el mundo del mercado, ve las "democracias" de América Latina manejables a sus intereses. No dan mayor relevancia al debate que muchos sectores y grupos nacionalistas y patrióticos tienen en cada una de sus naciones por su condición de minorías, motivado a que los grandes conglomerados que manejan el mercado del planeta han tenido la capacidad de corromper a los administradores del Estado, funcionarios venales que carecen de toda ética y sentido social.