Los primeros cien años de Salóm Mesa Espinoza

“Renunciar a toda iniciativa egoísta en el orden social de cuyos resultados podamos sacar beneficio personal y consagrarnos a la tarea de servir en cualquier área con el fin de coadyuvar al desarrollo libre y cabal del hombre, debe ser la postura de un ser digno”

Salóm Mesa. “La vida me lo dijo- Elogio de la anarquía”.

Salóm Mesa Espinoza nació el 21 de agosto de 1919 en la población de Guarebe, municipio Gual del estado Miranda. “La casa en que nací estaba guarnecida por una fila al Norte y otra al sur. Haciendas de café a su alrededor. De un verde intenso las serranías cercanas. De un azul indecible las que estaban distantes”. Así describió Salóm su terruño, entre las labores del campo, la genialidad de su hábitat, los conocimientos de las fértiles tierras y los secretos de la naturaleza aprendidas de su padre don Hilario. El amor y la sensibilidad que prodigaban su madre doña Lucrecia y su abuela Fulgencia, los incipientes conocimientos asimilados en el aula de enseñanza, forjaron su personalidad y sus valores, hasta que la vida lo lleva al escenario que años mas tarde lo ubicaría en la escena protagónica de la vida política contemporánea. “El primero de mayo de 1939 amanezco en Caracas, mi cultura en ese momento es la que ya ha debido suponer el lector. Ando por las calles cargado de tristeza. Detesto el modo de ser de las personas. Me siento absolutamente solo en medio de tanta gente y tanto ruido. Consigo trabajo como obrero en una fábrica textil en Catia”. Así nace una nueva etapa crucial en la vida de este luchador social.

Al fragor de la faena conoce las vivencias y anhelos de la clase trabajadora, contribuyendo a su organización junto a otros experimentados líderes del incipiente sindicalismo venezolano como Francisco Olivo. Alcanza sus primeras luces de la militancia política en el entonces clandestino PDN, embrión que dio origen a Acción Democrática, desde donde inicialmente cumple tareas como activista de propaganda y agitador. En 1941 participa en la fundación de AD y posteriormente de la Asociación Nacional de Empleados (ANDE) que dio paso luego a FENADE. Adquiere conocimientos sobre la contabilidad al graduarse como tenedor de libros. Acrecienta su vocación por la lectura, muy especialmente de aquellos autores que en el mundo esbozaron las ideas sobre la emancipación de la clase obrera. Al respecto Domingo Alberto Rangel señala en el prólogo a la obra “La vida me lo dijo” lo siguiente: “Salóm Mesa pertenece a esa maravilla de la historia contemporánea de Venezuela que fue la clase obrera entre las postrimerías del siglo XIX y el cierre de la Segunda Guerra Mundial”.

Son los tiempos de los nuevos sindicatos, los ensayos de huelgas, las presiones al gobierno desde la fábrica hasta arrancarle algunas concesiones y unas cuantas reivindicaciones. Para 1947 sale electo concejal del Distrito Federal

De ahí viene Salóm, el mismo que para 1949 sería el jefe militar y político en la Parroquia Sucre y posteriormente secretario sindical adjunto de AD en Caracas. Se hacía leyenda por sus actividades llenas de coraje en la lucha desde la clandestinidad en contra de la dictadura. Para 1951 dirige una acción que aún se recuerda, la del asalto al Puesto de Socorro en la esquina de Salas (hoy sede del Ministerio de Educación), donde acompañado de otros notables luchadores sociales como Rubén Charlita Muñoz y Juan Regalado (el negro Regalado), este último asesinado por la dictadura, rescatan a Alberto Carnevalli preso del régimen que había sido trasladado a ese centro asistencial por quebrantos de salud, aderezado con las inclemencias del régimen carcelario.

Meses más tarde Salóm cae preso y es trasladado a los tétricos calabozos de la Seguridad Nacional ubicada inicialmente en la urbanización El Paraíso. Le toca a este hombre galáctico recibir en carne propia la más dura y horrible de las pruebas a que es sometido un ser humano, las despiadadas torturas de que hacía solemnidad el régimen perezjimenista a través de esa bestias que fungieron como torturados en la tristemente célebre SN, así transcurrieron los momentos dolorosos para el tenedor de libros que refiere Miguel Otero Silva en su obra literaria La Muerte de Honorio. “Sus descripciones de las crueles e inhumanas prácticas de los esbirros son cercanas, casi podemos sentir el ring de caucho con hojillas, las agujas enhebradas por hilos de saco, los planazos, la panela de hielo sobre la que colocaban el cuerpo desnudo del recluso, la falta de alimentos y luz”. Ni una palabra delatora, ni una lágrima en el suplicio. Sólo una larga estadía carcelaria en las penitenciarías Modelo de Caracas, de San Juan de los Morros y de Vista Hermosa en Ciudad Bolívar.

Por cierto, que Salóm y mi padre labraron su afecto y amistad estando presos en Ciudad Bolívar. Juntos salieron en libertad el 24 de enero de 1958, un día después de la huida del dictador. Ya en Caracas y reincorporado a las lides políticas es designado concejal provisional del Distrito Federal. En las elecciones de 1958 sale electo a la municipalidad nuevamente y es designado subsecretario sindical nacional de AD al lado del entonces secretario sindical nacional Francisco Olivo. En 1963 es electo diputado al Congreso Nacional por el estado Barinas por Acción Democrática y en los comicios de 1968, 1973 y 1978 representa al Distrito Federal en el parlamento, electo en las planchas del Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), partido que contribuye a fundar junto al maestro Luis Beltrán Prieto, Jesús Paz Galarraga, Adelso González y José González Navarro, entre otros, al producirse la más fuerte escisión en el seno de AD. El MEP se define posteriormente como la organización política de los trabajadores manuales e intelectuales del campo y la ciudad teniendo como objetivo histórico la Liberación Nacional y la construcción de la Democracia Socialista, manifiesto del cual Salóm fue uno de sus más entusiastas impulsores.

Su conducta sin ambivalencias, su lenguaje sincero y confrontador genera revanchismo en sus enemigos políticos. Acusado de estar comprometido en el secuestro del industrial estadounidense Williams Frank Niehous, en una jugarreta confeccionada desde Miraflores, le es allanada su inmunidad parlamentaria en 1976 y trasladado a un calabozo del Cuartel San Carlos en Caracas, saliendo en libertad en 1979 luego de salir electo nuevamente diputado en los comicios de 1978. Al respecto el Dr. Prieto Figueroa en su obra Las Inmunidades Parlamentarias y el caso Salóm Mesa Espinoza señala lo siguiente: “Salóm Mesa no puede esperar justicia de sus enemigos personales. Todos saben que sobre el actúa una aberración del instinto agresivo. Él ha dicho que es un preso del Presidente de la Republica. Sostengo y para ello me baso en mis conocimientos profesionales del derecho, que en el juicio de Salóm Mesa se han cometido irregularidades que nos son ocasionales”.

Tuve el privilegio de conocer a Salóm a muy corta edad, recuerdo perfectamente que fue en un acto sindical en San Cristóbal en apoyo a la candidatura del Dr. Jesús Paz Galarraga, mi padre se había incorporado a las filas del MEP, vi el abrazo efusivo que se dieron, tenían años sin verse, mi padre había abandonado AD para irse al MIR en 1960, en ese momento la militancia mepista los reencontraba.

Posteriormente como dirigente del MEP, tuve la ocasión de participar junto a él en diversas actividades proselitistas, un hombre digno de admirar, denodado, honesto, sencillo, sabio. Siempre estuvimos atentos a sus narrativas, hasta ese 30 de abril de 1991, cuando físicamente nos abandona y un día después, el día de la clase obrera, lo acompañamos a su última morada.

De Salóm solo me resta decir que su vida se encierra en el pensamiento de William Shakespeare: “Los cobardes mueren muchas veces antes de su muerte, mientras que el valiente prueba el sabor de la muerte una sola vez”



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Victor Barraez


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