Pienso que la grandeza de mi país se mide por su esfuerzo por defender su libertad y soberanía. En defender las ideas que le son proclive para su crecimiento y desarrollo en lo social, cultural y económico. Consiste, además, en luchar por sus derechos que le consagra su Constitución donde está plasmado el deseo de igualdad plena. Y su capacidad por defender con energía y fervor patio el legado que le dejo uno de sus mejores hijos: Hugo Chávez Frías.
Esa grandeza del pueblo chavista es de una inmensidad jamás lograda por movimiento político alguno en América Latina y en buena parte del mundo. El chavismo es una sólida organización apta para realizar en el tiempo más corto posible acciones de preservación no sólo del gobierno que preside Nicolás Maduro Moros, sino del proceso en sí. Es un movimiento pleno de conciencia. Y ese es el motivo del asombro de muchos gobiernos extranjeros que no se explican como con una crisis tan aguda, dura y desintegradora, existe esa sólida cohesión del chavismo en torno a sus dos más connotados líderes: Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.
Gracias a esa conciencia el imperio estadounidense junto a sus lacayos criollos no ha podido derrotar ni a Maduro ni al proceso revolucionario, apuntalado por un partido disciplinado y aguerrido como el PSUV, junto el resto de organizaciones revolucionarias que hacen vida en el país. Me siento orgulloso de ser integrante de esa grandeza de mi país. Cada día me siento más venezolano, más revolucionario y más antiimperialista.
Un pueblo de esta inmensidad no puede ser pasta de un grupito de traidores que es capaz de traicionar a su patria por un puñado de dólares, y por las prebendas que reciben desde el exterior de gobiernos de derecha que, como marionetas, cumplen al pie de la letra lo que ordena el amo desde la Casa Blanca. Con la grandeza, dignidad e hidalguía del pueblo chavista no podrá ni el imperio ni los traidores que andan como zamuros hambrientos, esperando la oportunidad para desgarrar al país y ponerlo a la orden del amo del circo. Mientras más nos agredan más crecerá nuestra conciencia y más sólido se hará el fervor revolucionario.
Villahermosa, México, 16 de enero del 2019.