La pandemia, en Venezuela, ha sido manejada bajo un bochinche gigantesco. Una semana de flexibilidad, otra de encierro total. Vuelta al comienzo. Otra semana de esto y otra de aquello. Llegan un lote de vacunas y en vez de destinarlas para el sector salud, es decir, médicos y enfermeras, se usan en quienes debían dar el ejemplo a la población. Comenzando por el presidente de la República y su familia, quienes, ante la mirada atónita del venezolano y del mundo, se vacunaron sin pizca de pena. ¿Es eso correcto? Nada correcto, todo lo contrario.
Vino el carnaval, y se abrieron las puertas al relajo. El mismísimo gobierno dio luz verde. Cuando en países con tradicicóon carnavales como Brasil, Venecia y el propio México, prohibieron las fiestas carnestolendas. Ahora, en Venezuela, la población está pagando la torpeza gubernamental. Por cierto, tengo entendido de que han muerto por Covid varios médicos tanto en Ciudad Bolívar como en Puerto Ordaz.
Ahora viene la Semana Santa. ¿Volverá el gobierno a meter la "pata"? Es probable, pues, los ministros y burócratas necesitan divertirse en la playa. Requieren de un descanso, para darle el ejemplo al pueblo de que hay que gozar la vida, así haya o no pandemia. Lo de Brasil, se veía venir por la torpeza del gobierno de ese país, en el manejo del Covid. Pero los burócratas enchufados en la cúpula gubernamental no percibieron lo que se estaba presentando en Brasil. Y por razones obvias, no se tomaron medidas. Todo lo contrario se dio luz verde para el "vivapepismo". El bochinche, pues. El relajo y el desorden.
Las pifias salen caro. Pero, la cuestión es que quienes pagan, como siempre, son los pendejos. Los vivos, los matacanes viven la pandemia de bonche en bonche. Sin importarles quienes mueren bajo la furia del mal que ahora nos llega del Brasil, repotenciado, atrevido, agresivo y mortal.