No es necesario que los consumidores, de manera particular o en colectivo, hagan un análisis profundo, académico y económico para detectar y sentir como la espiral inflacionaria del primer trimestre del año 2025 afectó negativamente los ingresos de los venezolanos.
Cierto es y los hechos relacionados con los precios de los alimentos, Frutas secas y semillas, servicios públicos (comunicaciones, electricidad, aseo urbano, los aranceles de los trámites administrativos a nivel municipal, regional y nacional), vestidos y calzado, insumos hospitalarios en la atención pública y privada, medicinas, servicios educativos, actividades de recreación y esparcimiento, bebidas espirituosas, equipos domésticos, entre otros, en el primer trimestre de 2025 se elevaron significativamente otra vez, aunque ese fenómeno económico es de larga data, las políticas económicas puestas en marcha no han logrado frenarlos.
Los datos que se especifican seguidamente permiten comprender y tener una idea más amplia sobre ese hecho y sus consecuencias en el ingreso familiar. Observemos dos periodos distintos en los últimos 12 meses:
a) El 31 de marzo de 2024 el dólar del BCV cerró en 35.95 bolívares y el paralelo termino en 38.35 bolívares.
b) El 02 de enero del 2025 el dólar del BCV se cotizó en 52.02 bolívares y el paralelo se ubicó en 66.25 bolívares.
c) Para el 31 de marzo de 2025, un año después, el dólar oficial amaneció en 69.56 bolívares y el paralelo se colocó en 101.59 bolívares. Reflejando un avance el día de hoy 7 de marzo al colocarse en 73.36 bolívares.
De los datos desagregados se puede detectar, que:
1) Entre marzo de 2024 y la primera cotización de enero de 2025 el dólar del BCV aumento un 44.70 % y en ese mismo lapso de tiempo el dólar paralelo se incrementó en 42.11 %.
2) Entre enero y marzo de 2025 el dólar del BCV se elevó en un 33.71 % y el paralelo se incrementó en 53.34 %.
Ahora bien, ese fenómeno monetario unido a la especulación brutal y sin control que hemos conocido en los últimos años, sigue originando, hoy con más impulso, el mayor deterioro del salario y de la bonificación indexada. Así mismo, el Decreto de eliminación de las prestaciones sociales en el segundo mandato de Caldera se quedó pequeño con el instructivo de la ONAPRE de marzo de 2022 que aplanó el salario y lo depreció en un 50 %. Otro caso similar fue la congelación hasta hoy del salario mínimo de 30 dólares (130 bolívares), iniciado en marzo de 2022, según
decreto 4.653 de fecha 15 de marzo de 2022, el cual hoy, 08 de abril de 2025, su valor se encuentra en 1.70 dólares.
Para muestra tenemos como referencia los siguientes hechos:
1) En marzo de 2022 el salario mínimo de 130 bolívares correspondía a 30 dólares y para la primera semana de abril de 2025 su devaluación lo coloca en 1.80 dólares. Esto implica que el salario mínimo se ha devaluado frente al dólar en 97.1% %. En otros términos, 1.80 dólares significa el 2.9 % del salario mínimo decretado en marzo el 2022.
2) El incremento de la inflación es bestial. Para ello tomamos como periodo de tiempo los últimos 180 días (septiembre 2024-marzo 2025). En ese lazo el kilo de carne de primera subió 280 bolívares (8 dólares) a 980 bolívares (12.9 dólares). El kilo de pollo pasó de 90 bolívares (2.5 dólares) a 310 bolívares (4.5 dólares). El cartón de huevos de 220 bolívares (5.90 dólares) se elevó a 591 bolívares (8.5 dólares). El kilo de queso blanco para rayar de 160 bolívares (4.5 dólares) paso a 680 bolívares (9 .50 dólares). La avena de 800 gramos cotizada en 36 bolívares (0.90 dólares) hoy aumente a 225 bolívares (6 dólares), entre otros. A ello debemos agregar el impuesto del valor agregado (IVA) que se encuentra en el 16 %.
3) La canasta básica familiar de 531 dólares (23.128 bolívares) en septiembre 2024 y cierra el mes de marzo de 2025 en 719 dólares (50.013 bolívares), en otros términos, ese monto implica 8 bonos de guerra indexados o 386 salarios mínimos en el momento actual.
4) La inflación, según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) en el mes de marzo alcanzo el 13.1 % y la acumulada en el primer trimestre de 2025 alcanzo el 36.1 %. https://www.bancaynegocios.com/ovf-inflacion-en venezuela-para-marzo-se-ubico-en-13-con-1-porciento-y-la-acumulada-se situo-en-36-con-1-porciento/ Terrible el incremento de los precios, brutal utilizando un léxico de los jóvenes. Hasta los momentos todos los factores descritos indican que no se detendrá.
5) En correspondencia con los datos descritos surge la interrogante del título de estas notas. ¿QUIÉN DEFIENDE AL CONSUMIDOR?
Prosiguiendo esta narrativa, otros factores, no menos importantes, también inciden directamente en los hechos económicos que afectan al país y a sus habitantes. Entre ellos tenemos: 1) las sanciones económicas y financieras impuestas por los EEUU. 2) los millones de dólares que el BCV, léase gobierno, en las intervenciones cambiarias inyecta año tras año a la banca y 3) y desde luego la tendencia alcista del dólar que no se detiene y, que de continuar las cosas como van, todo indica que el dólar oficial cerrara en diciembre del 2025 en más de 110 bolívares el marcador cambiario del dólar del BCV.
En cuanto a las intervenciones cambiarias como variable interna, el Estado puede controlarla y de hecho lo ha intentado, pero con resultados nefastos para el país y que prácticamente con esa política económica monetarista han desbancado las reserva que ingresan mensual y anualmente a las arcas nacionales por concepto de la exportación petrolera, observemos el cuadro anexo siguiente:
Como se podrá notar en el cuadro referido el gobierno le ha otorgado a la banca pública y privada en cuatro años 15 mil 980 millones de dólares, en otros términos, ha quemado un promedio de 3 mil novecientos 95 millones de la divisa EEUU por año. https://www.bcv.org.ve/politica-cambiaria/intervencion-cambiaria Aún más, políticas económicas como reducir la liquidez de la masa monetaria, y congelar el salario mínimo, que de manera directa ha reducido a polvo las prestaciones sociales y ha frenado el fin común de la política, que es el bienestar y mejoramiento de la calidad de vida de la población. De allí que cambiar esas políticas, ensayar otras, no solo debe ser un intento de aliviar la carga de los consumidores, sino que es una necesidad política en el momento actual.
En ese sentido, vale preguntarse ¿Quiénes se benefician de esas intervenciones cambiarias? Muy sencillo es descubrir la clase social que tiene la capacidad de ponerle la mano a esa masa monetaria. Lo cierto es que ni la pobreza extrema ni la pobreza crítica que hoy siguen sumando entre nuestros habitantes no tienen los recursos, ni el ahorro para comprar dólares. Entonces el lector se preguntará ¿Quién los compra? Es evidente que los adquiere el gran capital identificados en los empresarios, comerciantes, la propia banca y los usureros para venderlos en el mercado paralelo, en síntesis: la burguesía.
Otro dato que no se puede dejar pasar por alto es la especulación sobre los productos del consumo diario que aguas abajo, los comerciantes, quienes también son víctimas de los intermediarios que los surten y, además, estos le añaden otro aumento a cada producto por encima de una ganancia justa. De allí, que el gran afectado como siempre son los consumidores y fundamentalmente todos aquellos que se encuentra en una situación de ingresos por debajo de los 300 dólares de ingresos mensuales.
Consumidor que hoy continua en una situación de indefensión, entonces valga preguntarse ¿Quién defiende al consumidor? Esa interrogante en el pasado la resolvían con la creación instituciones apéndices de la estructura de gobierno con distintos nombres. En los últimos 20 años hubo intentos en los gobiernos de Chávez y de Maduro. Muchos de esos intentos se quedaron paños calientes con el objeto de estimular la tranquilidad de los consumidores, luego desaparecieron. Recordemos la esperanza que genero la Ley de Precios Justos, posteriormente engavetada por ser un instrumento jurídico que contradecía el pragmatismo, la receta monetarista y las políticas económicas del gobierno.
Hoy la defensa del consumidor se hace más compleja. Utilizando la disección que Gramsci, en sus escritos de la cárcel, hiciera en su definición del Estado, se puede decir que las organizaciones de la sociedad civil activadas en el pasado para actuar en ese sentido han desaparecido. La sociedad civil se encuentra debilitada, la población se viene despolitizando progresivamente, los niveles de protesta han bajado a su mínima expresión. Los organismos que en una época eran parte de la sociedad civil se han transformado en sociedad política, se han convertido en apéndices o parte integral de la sociedad política, entendida como estructura gubernamental.
Los sindicatos, los consejos comunales y otras organizaciones sociales han relegado su papel a un segundo plano, se han convertido en corporaciones mediatizadas y en tentáculos de la sociedad política. Han perdido la capacidad de protesta y de equilibrar sus fuerzas no solo para conquistar reivindicaciones sociales y económicas con el objeto de mejorar la calidad de vida de los trabajadores y lograr las reivindicaciones reales, no sentidas, de los centros poblados.
En fin, hoy la defensa de los consumidores ha quedado rezagada y postergada para nuevas situaciones que no dependen del azar, de la casualidad, de un ser supremo, sino del propio consumidor y de trastocar la conducta de genuflexión y mercantilista de todas esas organizaciones sociales que hoy controlan la denominada sociedad civil.