Ante el regreso renovado del Coronavirus, insistimos con el Paradigma Ecoprotector Comunitario Inmunizador

El Coronavirus, virus característico de la sociedad patógena del neoliberalismo, con su renovado regreso emplaza nuevamente a los endebles sistemas sanitarios y obliga a replantearnos nuevas formas ecoprotectoras e inmunizadoras por cuanto las existentes han fracasado. Haciendo más notorio el agotamiento y crisis del modelo médico de salud en el marco de la crisis de la modernidad. Repercutiendo ello también negativamente sobre las relaciones sociales o humanas ya que se induce ver a los otros como potenciales transmisores del virus reduciéndonos al solipsismo del aislamiento, -como ya experimentamos en la pasada pandemia-, vulnerando así a la ya débil cohesión comunitaria y afectual.

En el presente texto replantearemos la urgencia de una reinterpretación inmunológica de la sociedad ante la incapacidad instrumentalista para enfrentar la virulencia de los agentes patógenos que afectan mórbida y mortalmente a los cuerpos, a contracorriente de lo formulado por Byung-Chul Han (2012) en su texto La Sociedad del Cansansio, para quien las pandemias bacteriales y virales son cosa del pasado pues han sido superadas por las técnicas inmunológicas. Según él, el paradigma inmunológico actuaría repeliendo todo lo que es extraño a una sociedad, grupo o individuo determinado, así lo extraño no tenga ninguna intención hostil. La causa de ello radicaría en su otredad. Ocasionando la pobreza de negatividad. Para Han, desde una perspectiva patológica, el actual siglo no es bacterial ni viral, sino neuronal.

Desde la perspectiva de la afectación crítica, la afectividad (relacionamiento intersubjetivo o intercorporal) y la afectualidad (resonancia trans-subjetiva o transcorporal) son expresiones corporales relevantes del campo simbólico popular que se expresan como intensidades sociales de diferente nivel. A través de la afectividad y la afectualidad se significa dignificadoramente a la otredad: los otros, lo otro, el entorno y al mundo.

Para nosotros, el emergente Paradigma Ecoprotector Comunitario Inmunitario (PECI) es complementario del significante vacío (Laclau, 2005) de la afectualidad sociocultural y política que expresa a la racionalidad sensible o sentipensante, para generar consensos en el campo del pensamiento y la investigación socioeducativa entre sus pensadores(as), investigadores(as), docentes y estudiantes críticos(as). Asimismo, con el significante vacío de las educaciones populares emancipadoras para el campo educativo escolar y el no convencional. Por tanto, se puede asumir que proponemos una trilogía inicial implicante de significantes vacíos contrahegemónicos contextualizados en la realidad presente: Afectualidad, Paradigma Ecoprotector Comunitario Inmunitario (PECI) y Educaciones Populares Emancipadoras.

Es imprescindible cambiar de formas de pensar y actuar en el mundo para cuidar y preservar la vida porque las que han prevalecido hasta ahora nos han llevado a la catástrofe y el desastre colectivos en todos los planos vitales que hoy padecemos. Para ello, proponemos el imperativo de asumir el desarrollo de nuevos tipos o matrices de racionalidad, o lógicas de pensamiento y formas de razonamiento, por ejemplo, las Epistemologías del Sur propuestas por Boaventura de Sousa Santos (2018), la del Presente Potencial y la Conciencia Histórica de Hugo Zemelman (1992), de la Ética de la Liberación de Enrique Dussel (1998), la de la Lógica Intelectiva del Análisis Político del Discurso de Ernesto Laclau (2005) y otros, y la construcción de novedosos paradigmas teórico-metódicos emergentes.

Las epistemologías nombradas anteriormente, se han articulado como contrarias a la racionalidad instrumental y a los paradigmas positivistas, y se han reivindicado como emancipadoras o liberadoras de la naturaleza dominada y de los hombres y mujeres explotados. El Paradigma Ecoprotector Comunitario Inmunitario (PECI) que sugerimos para la discusión y su recreación colectiva y las prácticas educativas liberadoras, se suscribe fundamentalmente de las epistemologías producidas por el sentipensar decolonial de Fals Borda (2009), la visión intuitiva de Maffesoli (1997) y de los aportes de las otras epistemologías emancipadoras mencionadas. Es de destacar que al referir a la racionalidad sensible afectual, lo hacemos con el propósito de darle relevancia a un tipo de relacionamiento social que consideramos trascendental para transformar la sociedad, como lo es la resonancia transcorporal o trans-subjetiva afectual o empática (sentir y sentirse juntos y juntas).

La razón sensible-afectual supone a su vez una sensible intelección en quien trata de entender la incidencia conformante de lo sensible en la realidad; de aquí que exige la congruencia de lo sensible con lo inteligible, el sentipensamiento. Asimismo, el PECI, reivindica las interpretaciones críticas de los pensadores indoafrolatinoamericanos y caribeños que han recuperado los legados ancestrales, junto con las contribuciones actuales, de las renuencias y resistencias ideológico-culturales de los pueblos indoafrolatinoamericanos y caribeños, así como sus actualizaciones desde los paradigmas decoloniales o antigloborrecolonizadores, antirracistas y antipatriarcales. No obstante esto, al paradigma que se propone lo transversalizan críticamente las conceptualizaciones de la ecosofía de Guattari (1996), de la biopolítica de Foucault (2007) y de la inmunitaria de Espósito (2006). Como resulta evidente, y tratando de no ser eclécticos, el agenciamiento de la interdiscursividad y la epistemología de la complejidad del multiverso de Edgar Morin, sirven de marco referencial de consistencia y coherencia a las estrategias articuladoras de las diversas concepciones o perspectivas epistemológicas y paradigmáticas en juego, junto a nuestras interpretaciones y construcciones.

Desde nuestro punto de observación epistemológico-teórico, el concepto de Presente Potencial y la Conciencia Histórica de Zemelman (1992), nos brinda un horizonte de oportunidades transformadoras ya que plantea a los sujetos asumir la realidad social en movimiento debido a las contradicciones que se manifiestan a través de las crisis y porque los emplaza a dar testimonio de sus opciones de compromiso escogidas, así como, según nuestros criterios o perspectivas analíticas, da posibilidades también para afianzar la perspectiva de la ecosofía de Guattari (1996). Por cuanto su concepción demanda la necesidad de definir, criticar y reconfigurar las existencialidades subjetivas ya que en las subjetividades se expresan las múltiples determinaciones y exigencias de la problematizada realidad en un marco ecológico integral histórico de relaciones ecosóficas ambientales, sociales y mentales, y para proteger y redefinir, por consiguiente, la vida planetaria o local en la actualidad, que contemple a la naturaleza recuperada como otredad, y civilizatoriamente a las sociedades proyectándolas en otro mundo posible para el habitar contrario a la explotación de la Tierra o Abya Yala-Pachamama y de los seres humanos.

Subjetividades existenciales, orientadas hacia su regeneración por nuevos saberes autopoiéticos y relaciones sociales afectuales, tan importantes en una educación-otra, porque definen las perspectivas emancipadoras a través de ella si cambia liberadoramente en todos sus aspectos a partir de concebir transformadoramente a la escuela como habitar empático-afectual y de saberes críticos producto de la re-enunciación ecosófica del mundo y prácticas pedagógicas no parametrales. Habitar que para afianzarse como opción de vida alternativa a la alienación de la existencia humana debe rivalizar por la hegemonía sociocultural y política contra la acepción de biopolítica formulada por Foucault (2007), para quien ésta se configuró como control y poder de gestión gubernamental de la vida y de la muerte, de decidir quién muere y quien vive, como quedó evidenciado en el trato discriminatorio con los contagiados por el COVID-19 (se dejó morir a los adultos mayores pretextando falta de tecnología para su asistencia médica, entre otros), y asumiendo a las poblaciones como conjunto de cuerpos dóciles y útiles para instrumentarlas como fuerzas productivas y reproductivas principalmente económicas del orden social dominante, lo que igualmente fue evidenciado por las razones de productividad-rentabilidad del capital dadas como suficientes para que cesaran parcialmente los confinamientos y se volviera a los lugares de trabajo y empleo pese a que el riesgo de contagio no había sido superado.

De allí que esa biopolítica del poder (o biopoder), que puede desarrollar, según Foucault (2000), "lo monstruoso y, en el límite, virus incontrolables y universalmente destructores" (p.229), debe ser neutralizada y anulada por una política protectora de la vida que la contrarreste, como pudiera ser si nos guiamos por la estrategia inmunizadora-comunitaria con base en la relatividad y revertibilidad de las prácticas sacrificiales del Estado-inmunizador, y de la misma "comunidad" cuando se asume también como inmunitaria-sacrificial ante algunos de sus integrantes, expuestas en el análisis de Espósito (2006). Para la cual proponemos la superación de la ambivalencia contradictoria de la preservación individualista (encierro del cuerpo en sí mismo) y la ecoprotectora comunitaria (el cuidado de todos por todos a través de la afectualidad solidaria), el yo/los otros, de individualidad-comunidad, immunitas/communitas (communitas hace referencia a lo común mientras immunitas refiere aquí a lo propio), confrontando el biopoder de la modernidad depredadora que rechaza lo común porque allí radica el riesgo de la permanencia de su prevalencia, en el peligro de la relación comunitaria por emancipadora. Relación emancipadora que trata de ser contrarrestada por vía de la acción anticomunitaria y los dispositivos de inmunización negativa de la biopolítica del Estado moderno o Leviatán que principalmente busca en la inmunización su legitimidad soberana (la potestad de "hacer vivir y dejar morir"), de allí la estrategia de la "inmunizadora reclusión" de los cuerpos (semejante a racionalidad del Estado de excepción que impuso los campos de concentración) o aislamiento de los demás con pandemia o sin pandemia, por paradójico que parezca, recordemos la existencia foucaulteana de los otros encierros disciplinarios o "normalizadores" inmunitarios: el hospital, el cuartel, la escuela, la cárcel, etcétera.

Hay que revertir alternativamente esa inmunización negativa aislante, individualista, disciplinadora, dominadora y sacrificial de los cuerpos del biopoder para hacer prevalecer hegemónicamente la inmunidad comunitaria no-sacrificial como contrafuerza con multiplicidad de estrategias que incluyen las nuevas relaciones sociales afectuales, los contrapoderes democráticos, los saberes alternativos y las prácticas recuperadas y recreadas por las ciencias y las tecnologías reconvertidas ecoambientalmente y antipredatorias para enfrentar las amenazas de las "pandemias" de distinto signo. En el contexto geohistórico de la reactualización de los acervos culturales populares indoafrolatinoamericanos y caribeños reivindicados por su pertinencia ecoprotectora ante su subalternidad por la dominación de un atávico colonialismo que siempre los ha indignificado y que subsiste como colonialidad del ser, del saber y del poder todavía, y a la que las Epistemologías del Sur contraponen la perspectiva deconstructiva de su dominio y relevo reivindicativo en el pensamiento y las prácticas de sus luchas emancipadoras.

A esa juntura de la complejidad, agenciada por nosotros, repetimos, proponemos denominarla PECI, que auspiciamos en el marco liberador de una concepción educativa amplia que forme para rehabitar ecosóficamente el mundo. Este paradigma surge con el propósito de direccionar una forma de razonamiento y acciones para evitar la dispersión ante la multiplicidad de rutas y direcciones que se presentan por la complejidad de la situación desafiante que se nos antepone en los ámbitos a reconfigurar: educativos, sociales, sanitarios, económicos, derechos humanos y de la naturaleza, etcétera. Una forma de razonamiento empático-afectual que propicia la emancipación de la sensibilidad y la inteligibilidad contraponiéndolas a las lógicas reproductoras en el proceso de comprensión que nos interpela.

Referencias

Bourdieu Pierre & Passeron Jean-Claude (2008). La reproducción. Editorial Popular. Madrid, España.

De Sousa Boaventura (2018). Construyendo las epistemologías del Sur. Antología esencial. V. I. Ediciones CLACSO. Buenos Aires, Argentina.

Espósito Roberto (2006). Bios. Biopolítica y filosofía. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, Argentina.

Dussel Enrique (2009). Política de la liberación V. II. Editorial Trotta. Madrid, España.

Fals Borda Orlando (2009). Una sociología sentipensante para América Latina (antología). CLACSO/Siglo del hombre Editores. Bogotá, Colombia.

Foucault Michel (2000). Defender la sociedad. Editorial Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina.

Foucault Michel (2007). Nacimiento de la biopolítica. Editorial Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina.

Guattari Félix (1996). Las tres ecologías. Editorial Pre-Textos. Valencia, España.

Laclau Ernesto (2005). La razón populista. Editorial Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina.

Maffesoli Michel (1990). El tiempo de las tribus. Editorial Icaria. Barcelona, España.

Maffesoli Michel (1997). Elogio de la razón sensible. Editorial Paidós. Barcelona, España.

Mouffe Chantal (2016). Política y pasiones. El papel de los afectos en la perspectiva agonista. Editorial UV Universidad de Valparaíso. Valparaíso, Chile.

Negri Antonio & Hardt Michael (2004). Multitud. Editorial Debate. Barcelona, España.

Zemelman Hugo (1992). Los horizontes de la razón V I. Editorial Anthropos. Barcelona, España.

 



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Jorge Eliecer Díaz Piña

Doctor en Ciencias de la Educación (ULAC), Magister en Enseñanza de la Geografía (UPEL), Licenciado en Ciencias Sociales (UPEL). Profesor universitario de la UNESR

 diazjorge47@gmail.com

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