Derrotados en su ya bien reiterada estrategia de ‘armata brancaleone’ como elemento y fuerza detonadora de la guerra contra estados-naciones soberanos, y humillados por comunes, humildes y muy nobles hombres y mujeres de mar, pescadores venezolanos, no puede esperarse menos, ni descuidarse de tan gansteril y sórdido gobierno estadounidense.
Así; con la prepotencia que lo define y caracteriza, en busca de venganza, amedrentamiento, imposición, por todos sus medios propagandísticos, en reiterada acción pirática el gobierno estadounidense muestran al mundo el poderío de destrucción, muerte y desolación de la que son capaces en irrespeto y desconocimiento a todo derecho y legislación internacional, cual corsario de siglos pasados. Allí cerquita, «a tres horizontes de nuestras costas, en nuestro mar contiguo» se pavonean inescrupulosos y guapetones, desafiantes, en claro y abierto irrespeto a nuestra integridad territorial y soberanía. «¡Buscan pelea, guerra, devastación, muerte…, del pueblo venezolano, del pueblo pescador, por qué, para qué, en satisfacción de quiénes!»
Dicen ejercer «operaciones de soberanía y libertad» –¿sobre nuestro mar territorial, contiguo y nuestra zona económica exclusiva?–, en desafío guerrerista y descredito del estado venezolano, no reconocimiento de su ejercicio soberano. «¿Marcan y definen territorios que ya consideran y asumen como suyos?»
Lo lamentable, triste, ridículo, burlesco, satírico y sarcástico, de toda esta acción hostil y guerrerista, de la potencia bélica más poderosa y destructiva de la humanidad contra nuestra Patria Bolivariana, es que aún existen pescadores, personas del común y corriente, que desde su ingenuidad, desconocimiento, y por qué no, mezquindad política –‘¿ignorancia?’–, sueñan con un ejército invasor estadounidense que; «viene a salvarlos del opresor y despiadado régimen chavista-madurista» y no ven cómo ese lobo feroz, que con toda su parafernalia propagandística de indestructible poderío bélico, hoy nos marca, define y limita el territorio marítimo hasta dónde podemos faenar –¡si a ellos como ejército invasor les da la gana!–, despojándonos, por acción de fuerza bélica desproporcionada, destructiva y desoladora, –como pescadores, hombres y mujeres de mar– de nuestro derecho ancestral, histórico, legal, legítimo, a la mar territorial, contigua y zona económica exclusiva, a la vista y acción complaciente, entreguista, contumaz, servil de una dirigencia opositora ajena a nuestra identidad nacional, carente de vergüenza patria.
¿Dónde vamos a pescar? ¿Con cuál legislación y permisología? ¿Hasta qué límites puede llegar la flota pesquera venezolana; sucrense, margariteña, sin menoscabo de sus derechos e integridad física por parte de este ejército invasor?
¿Qué Bandera enarbolaran esas embarcaciones cuando sus dueños, tripulantes y políticos opositores, siguen siendo negadores y actuando contra el simbolismo soberanista e histórico de nuestra Bandera de Ocho Estrellas?
¿Qué Bandera enarbolará la flota pesquera venezolana; sucrense, falconiana, margariteña, macanaense –¡de la Nueva Esparta!–, ante el feroz lobo que como pirático y despiadado corsario de siglos pasados –¡en Gloria Bolivariana, libertaria contra el imperio español!–, hoy pretende imponer, a sangre y fuego, devastación y muerte, su visión de mundo conculcando nuestros derechos soberanos y nuestra integridad territorial? ¡Nuestra Libertad Bolivariana, derechos, disfrute y goce de la mar, Nuestra Mar Venezolana, Bolivariana, hasta allá, DOSCIENTAS millas mar adentro!