El arte de escribir bien

Escribir es fácil. Pero escribir no están fácil, como parece. De hecho, todo el mundo, o casi todo, para ser más exacto, sabe expresarse a través de la escritura. En ese sentido, aprendemos a escribir desde temprana edad, con el fin de que podamos expresar nuestras ideas en función del rol que nos toque desempeñar en la vida. Las palabras orales o escritas se constituyen en el medio ideal y efectivo de comunicarnos unos a los otros, para hacernos entender y para entender al otro.

En lo personal debo decir que, a pesar de que soy periodista, me ha costado medio escribir bien, casi toda mi vida. Pues, en la Universidad no me enseñaron a escribir bien. Me dieron, debo decirlo con orgullo, las herramientas para ejercer como periodista, pero de eso a escribir como se debe, hay mucha distancia. Mi torpeza fue un obstáculo para lograr mis objetivos. Sin embargo, me ayudó mucho leer a buenos autores. Creo haber leído un anónimo que reza, más o menos, si me gusta tu ortografía, es porque me sugiere que sabes poner las cosas en su lugar y, por ende, puedo confiar en ti; porque quien respeta hasta la forma correcta de escribir una palabra, seguro sabrás respetar cosas más importantes en la vida.

Un día un amigo se me acercó y me dijo: "Deseo escribir como usted. ¿Qué consejos me podría dar"? Le respondí: "Tan solo necesita ideas. Si las tiene trate de escribirlas. Tiene que escribir mucho, desechar y echar al pote de ya la basura, cada vez que se equivoque. Comenzar y comenzar; embardunar y embardunar, hojas tras hojas, cuartillas tras cuartillas. Y, a la par tiene que ampliar su vocabulario, y para tal caso debe leer mucho. Sobre todo, leer a buenos autores. No se apure. Tómese su tiempo que los James Joyce están completos. Y, por último, a modo de consejo: adquiera, si está a su alcance, y quiere seguir hasta el final, al Libro de estilo de la lengua española.

Por ejemplo, recomiendo leer y releer a Jorge Luis Borges, el escritor argentino. Fue un ser sincero. Nunca aparentó ser lo que no era. Y, en especial, escribía lo que pensaba. En una ocasión dijo, al referirse al tema de escribir: "Yo escribo con mucha torpeza, con mucha dificultad. Generalmente las frases que parecen muy sencillas y muy espontáneas me han sido dadas después de muchos borradores, después de muchas tachaduras". Y es así como se logra escribir bien. No hay otra manera, sino: escribir, escribir y escribir. Tachar y volver a lo mismo. Es un trabajo arduo, que al final tiene su recompensa.

Yo recuerdo que cuando empecé a escribir artículos de opinión cometía muchos errores (aún en mis 83 años los cometo), tanto de ortografía como de estilo. Mis escritos eran muy confusos. Pero no me rendí. Es lo peor que puede hacer alguien quien desee escribir relativamente bien. Hoy en día usted tiene un gran aliado en las laptops, ya éstas poseen un dispositivo que le corrige la mayoría de sus errores al instante. Eso sí, no se atormente con pensar en el éxito o en el fracaso, de un artículo, ensayo, cuento, crónica o lo que sea. Sólo plasme en el papel lo que le dicta sus ideas. Y trate de ser auténtico, y respétese a sí mismo.

Volviendo a Borges, quien dicho sea de paso escribió hasta sus últimos días de vida, dijo en cierta oportunidad: "Uno escribe lo que puede y no lo que quiere. Uno no toma la decisión de ser Shakespeare. Cuando yo escribo un cuento, sé muy bien cuál es el principio y cuál es el final, lo que ocurre en el medio me va siendo revelado a medida que escribo…".

Escribir es un acto que reclama mucha fuerza de voluntad, mucha entrega y ganas de hacer que las cosas sucedan en el sentido que uno quiere. Decía George Bernard Shaw, escritor irlandés, que escribir es un acto de generosidad. "Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana, y si las intercambiamos, entonces tú y yo seguiremos teniendo cada uno una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea y las intercambiamos, entonces cada uno de nosotros tendrá dos ideas". Las ideas son inagotables en el ser humano, con el apoyo de 60 mil pensamientos al día.

"En el oficio de escritor la modestia es una virtud sobrevalorada. Porque si tú te sientas a escribir modestamente, quedas convertido en un escritor de nivel modesto. Entonces, hay que meterle toda la ambición del mundo y hay que ponerse los grandes modelos. Al fin y al cabo, uno aprende a escribir con los grandes modelos, que para mí son Sófocles, Dostoievski… Entonces, ¿por qué tú vas a tratar de escribir más modestamente que esos grandes modelos? Lo que tienes es que tirarles a muerte y proponerte escribir mejor que ellos", esas palabras corresponden al Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez. En otras palabras, el Gabo nos recomienda pensar y escribir en grande. No importa que embadurnemos toneladas de hojas, lo que importa es domar al final al "monstruo" de la ortografía y aterrizar en el aeropuerto del estilo. Y termino este artículo con una frase de Louis Stevenson: "Si un hombre puede organizar sus ideas, entonces él puede escribir".



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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