Confieso que una vez tomé dos libros al azar, en mi biblioteca, sin reparar en sus títulos, y los eché en una mochila junto a otras cosas. Encendí el motor de mi carro y me enfilé hacia un lugar distante de la ciudad que me permitiera meditar un poco, leer y hasta escribir algunas cosas. Habría recorrido unas dos horas cuando desemboqué en una encrucijada, donde había tres establecimientos de comida y bebidas, y había muchos automóviles estacionados. El panorama lo conforma, además, una expendedora de gasolina. Estacioné mi carro bajo la sobra. Y busqué un lugar, que me permitiera tomar un par de cervezas.
El tiempo me sorprendió. Salí del lugar, después de comprar una caja de galletas para aplacar las ansias en el resto del camino, y me dirigí a mi vehículo. Cuando terminaba de abrir la puerta de acceso al volante, y procedía a introducirme en el interior del carro, sentí que alguien me tomaba por mi brazo izquierdo. Me sorprendí y volteé. "¿Qué desea joven"? Se trataba de un hombre que no pasaba de los 25 años. "No se asuste, señor. Solo quiero que me diga cuál será el camino correcto que he de tomar".
La encrucijada la conformaban tres caminos: uno a la izquierda, otro a la derecha y el recto que era el mío. Así que pensé con rapidez: "Mire, yo tengo la costumbre de no andar apurado, por qué no vamos y nos tomamos un par de cafés". El joven aceptó. Cerré la puerta y nos regresamos al establecimiento. Pedí café. Y antes de que lo trajeran le dije: "Lo noto un poco confundido, me da la impresión de que no sabes hacia dónde va". Asintió con su cabeza. "Le voy a dar un consejo"—le dije—. "Antes de iniciar un viaje, previamente DEFINA SU CAMINO. ¿Me explico? Vamos a ver de qué se trata eso de definir el camino. En la vida se nos presentan varios caminos, y debemos elegir uno, pues, es imposible que podamos andar por todos. La elección tiene que ejercerla usted. No permita que sean otros quienes le indiquen qué camino seguir. ¿Sabe por qué esa elección tiene que realizarla usted mismo?, sencillamente, porque es usted quien va a caminar. Se trata de una elección personal, de su camino. En fin, de su vida proyectada hacia un futuro. Pero antes, tiene que saber que es lo ESENCIAL en su vida. Por ejemplo, mi camino me condujo, después de tanto caminar, hacia mi interior, allí descubrí que el camino de la violencia era incorrecto y que me llevaría al que el camino era el de la PAZ".
"¿Me explica eso del camino de la violencia y el de la paz?", se animó a preguntarme, el joven. Le respondí: "El camino de la violencia es el camino de la destrucción. Es el arrase de todo lo que se mueva. Es el infierno… El camino de la paz es el camino del encuentro, del diálogo, y del entendimiento. En fin, la ruta del construir". Y seguí:
"Para cada persona "El Camino" es diferente. El mío, ahora, es el de viajar, conocer gente y escribir historias. Hay frases, como las siguientes, que nos dicen mucho, en este sentido. Son palabras sabias de personas sabias:
El hombre debe elegir, no aceptar su destino. Los hombres son dueños de su propio destino. Pueden cometer los mismos errores o, incluso, pueden huir de todo lo que desean y de lo que la vida, generosamente, coloca ante ellos. Cuando se viaja en por un objetivo, hay que prestar atención al camino. El camino es el que nos enseña la mejor forma de llegar y nos enriquece mientras lo estamos recorriendo.
Una cosa es que creas que estás en el camino cierto, otra es creer que es el único. Jamás podemos juzgar la vida de los demás, porque cada uno sabe de su propio dolor y de sus penurias. Cuando un hombre busca su destino, se ve forzado muchas veces a cambiar de rumbo. Otras, las circunstancias externas son más fuertes y se ve obligado a acobardarse y ceder. Todo esto forma parte del aprendizaje. Todas las personas al comienzo de su juventud desconocen cuál es su Leyenda Personal. Cuando se es joven, como usted lo es, se vive sin complicarse la vida en la búsqueda d cosas desconocidas. En ese momento de la vida todo es claro, todo es posible y no se tiene miedo a casi nada. No obstante, a medida que el tiempo va pasando, viene la madurez, los miedos, y con ella, la reflexión sobre qué somos, para que vinimos al planeta tierra, y hacia dónde vamos a dirigir nuestros pasos".
Al joven le vi un destello en su mirada. Interpreté que algo bueno le estaba quedando de la conversación. Eso me animó a seguir la cháchara, pues, presentía que cuando nos separáramos el hombre tomaría el camino correcto de su vida. Por tal razón, volví a la carga, pero antes había pedido dos cafés y dos donas. Y rompí el ambiente:
"Podríamos decir, como dijo alguien: "Encuentra lo esencial y sigue tu camino". ¿Qué es lo esencial? Cada uno tiene su significado, pero a grandes rasgos, lo esencial es el núcleo que mueve todo. Es lo que más aporta, lo que más significa, lo que más deseamos. En este sentido, cada uno de nosotros tiene que definir que es "Lo esencial". Para mí, lo esencial en el día de hoy, es llegar a mi destino y disfrutar de lo que llevo en mi mente. Me supongo que para usted no es así, pues, me hizo una pregunta que es la responsable de que estemos hablando tan animadamente. Reitero, una vez, que: si usted sabe que es lo esencial, entonces debe prender los motores y encaminarse. No hay otro. Por eso lo esencial es tan importante para cada persona, y, en ese sentido, hay que cuidarlo, porque de él depende nuestro futuro". Y añadí:
"Lo esencial nos permite planificar nuestra vida y, por ende, nuestro futuro. Es vital para la existencia. Esa planificación tiene que estar en sintonía con lo que nos rodea: obligaciones familiares, con la esposa o esposo, con los hijos y nietos; con los amigos y vecinos. Es lo que da fuerza a su vida y a la mía, y a la de todos. Es lo que nos impulsa hacia delante. Nos permite tomar oxígeno de nuevo y respirar por los poros sin lamento alguno. El cielo es el límite, como diría Wayne Dyer. Para mí el límite soy yo, y mi alcance esta más allá del cielo".
—Por cierto, ¿cómo se llama? —Le pregunté a mi acompañante.
—Me llamo Santiago, y soy oriundo de un pueblito perdido en el mapa, de cuyo nombre no quiero recordarme por la pena que me da, y los sinsabores que me produce.
—Me dijo que te llamaba Santiago, ¿no es cierto?
—Si, señor. Así es.
—¿Ha leído a El Alquimista?
—No, no lo he leído, y no creo que lo vaya a leerlo a estas alturas. No me gusta leer.
—Eso no está nada bien. Para vivir mejor hay que leer. La lectura nos permite adquirir nuevos conocimientos. Nos hace crecer como seres humanos que somos. Hasta nos hace soñar. Esa novela, El Alquimista, le conviene leerla. Pues, como coincidencia, el protagonista de esta obra se llama Santiago como usted. Es un joven (tal vez tenga su edad), que tiene un sueño repetido, mientras reposa con sus ovejas, ya que era pastor de ovejas. En una ocasión decide acudir a una gitana para que le ayude a interpretar su sueño. Después de quedar insatisfecho con las cosas de la gitana, se traslada a un banco de la plaza a leer un libro, y de pronto conoce a una persona ya entrada en años. Tras tener una conversación con el extraño, tal como la estamos teniendo usted y yo, el joven Santiago decide emprender un viaje por el norte de África en busca de un tesoro. En su camino se topa con mucha gente que, como el extraño, buscan su propia Leyenda Personal.
Santiago se quedó pensativo. Profundamente pensativo. Y cuando salió del trance me soltó:
—Y ¿Qué eso de Leyenda Personal, y cómo se come eso?
—La Leyenda Personal es aquello que en lo más profundo de nosotros mismos siempre hemos deseado hacer. Es nuestro camino en la Tierra. Se dice que todos hemos estado en contacto con nuestra Historia Personal, en la adolescencia y primera juventud, cuando parece que todo es posible y no tenemos miedo a soñar. En ese sentido, todos tenemos una "Leyenda Personal" que vivir. Usted y yo, por supuesto, la tenemos. La misma está aquí y ahora, en este mundo. Y recuerde: cada persona que se le acerque, o entre en su vida, es por alguna razón. Nada es fortuito. Todo tiene una razón de ser. Entonces, tiene que abrirle su corazón a esa persona para que entre, y le enseñe lo que sabe. Lo que usted necesitas saber para ir en la búsqueda de su leyenda, mediante la elección del camino correcto. Ese encuentro es como una garua que cae sobre su cuerpo y su alma, es una señal. Y, aunque usted no lo crea, le traerá algo para su crecimiento personal, algo que está fuera de usted, algo que va a despertar sus sentidos y sus emociones. Cada uno de nosotros vinimos a este mundo con una misión que cumplir. Un sueño que realizar. Esa es su "Leyenda Personal".
De pronto, el joven Santiago, se incorporó, me vio a los ojos, y me dijo: "Señor, gracias por todo. Debo irme. Ahora sé lo que tengo que hacer. Estoy agradecido por sus palabras. Desde ya me siento diferente. Voy a tomar otro camino. El que mi corazón me indique. Ya se cual es. Gracias, muchas gracias. Perdón, señor, ¿cómo dijo que se llamaba el libro?".
Querétaro, México. 2 de noviembre de 2020.