“Ya basta, castigo al golpismo militar e institucional”

“Ya basta, castigo al golpismo militar e institucional”


Por segunda vez el Partido Comunista de Venezuela, las Fuerzas Bolivarianas de Liberación y la Esperanza Patriótica le advierten al Comandante Hugo Chávez Frías serias dificultades para la Revolución, en el comunicado de prensa le recuerdan nuevamente que debe convocar al Pueblo



La absurda decepción, del Tribunal Supremo de Justicia de no encontrar méritos para enjuiciar a los militares golpistas, hace imperativo un pronunciamiento enérgico de los revolucionarios que guíe las acciones del pueblo en los difíciles días que se aproximan. Para que cualquier acción futura sea exitosa debe partirse de un análisis de los antecedentes de la decisión, de las motivaciones políticas e institucionales, así como de una profunda comprensión de los intereses de la Patria Bolivariana.

¿Cómo y por qué llegó a esta decisión antipatriótica?

La esencia del proceso bolivariano está en abrir a los más amplios sectores nacionales la participación en la toma de decisiones y en los más relevantes problemas del acontecer nacional. De ello dan fe la participación del país en el proceso constituyente, en el desarrollo y aprobación de la Constitución Bolivariana. El sello de la revolución debería definirse como una revolución democrática participativa: participación y más participación, sobre todo de los excluidos.

Desde la segunda mitad del año 2000 el proceso casi fue secuestrado por una élite burguesa modernizadora encabezada por Luis Miquilena. Esta cúpula sustituyó el principio de la democracia participativa por el de la democracia cupular y elitista de la política tradicional. La participación del pueblo por la negociación con las cúpulas corruptas del Punto Fijismo. Los candidatos a diputados fueron seleccionados según afinidades, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, la Defensoría del Pueblo y la mayoría de las Instituciones y Poderes comenzaron a seleccionarse sin apego a la esencia de lo aprobada en la nueva Carta Magna.

Es imprescindible decir a manera autocrítica que en la elección del Tribunal Supremo de Justicia se utilizaron métodos de la IV República. Los Magistrados fueron electos en conciliábulos cupulares. La fuerza de la Revolución Bolivariana: al pueblo moviliza de políticamente, no participó en esa escogencia. Se cometió el error de confundir los intereses de una fracción mercantilista del MVR, con la fuerza real de la Revolución: el pueblo. Por supuesto, que un tribunal electo de esa manera sigue órdenes de sus jefes. Mientras había coincidencias tácticas, en tanto no afloraban las contradicciones de esas Cúpulas con la Revolución, todo marchaba muy bien. Pero cuando aparecieron las primeras contradicciones, el Tribunal Supremo de Justicia, tal como era previsible obedeció más a los intereses del grupo que lo eligió y se puso a espaldas del pueblo y de los Intereses de la Nación.

Hoy estamos pagando el error de haber abandonado el camino franco de la revolución:
apoyarse siempre en el fervor popular. Si el pueblo participa en las decisiones de la revolución, las comparte y las dota de vigor, la Revolución será invencible. Por el contrario, si la revolución se aparta de su pueblo, si va por torcidos atajos, si cae en la tentación de negociar a espaldas de su base social, será fácil presa de sus enemigos.

Es preciso declarar sin sonrojarnos que en esta larga y victoriosa lucha revolucionaria tuvimos una derrota política maquillada de institucional. La contrarrevolución no nos derrotó en el terreno institucional. Las leyes al respecto son claras y tipifican con precisión el delito. La oposición hizo uso de todo su poder económico, político o Institucional. Primero se llevó a los medios, su mayor cuota de poder, la matriz de que no hubo golpe, sino vacío de poder", de que el Plan Ávila es un plan para masacrar al pueblo. Esa idea irracional dio justificación para que sus jueces títeres tomaran la decisión que beneficiaba a sus dueños y perjudicaba al pueblo. Por último disfrazaron la decisión netamente política, de una decisión jurídica.

Y ya la escena estaba lista: los timoratos llaman a respetar la decisión jurídica, los confundidos se olvidan de los aspectos políticos y se centran en el leguleyismo distraccionista, los menos avisados llaman a defender una institución que ya no pueden esconder su condición de oficina golpista. La derrota primero fue política y sólo después, institucional.

¿En qué condición nos encontramos?

La decisión del Tribunal Supremo tiene varios componentes que deben ser diagnosticados para diseñar la respuesta adecuada y evitar lanzar nuestra energía contra falsos objetivos. Es indudable que se trata de una decisión política conspiradora, hija directa del golpe de Abril, que extiende el golpe militar hacia un golpe jurídico institucional. Tan golpistas son los militares y los civiles que trataron de acabar con la Institucionalidad bolivariana por la fuerza de las armas, como los golpistas jurídicos que tratan de desestabilizar al país por el camino de la institucionalidad cupular y Punto Fijista. Los dos caminos tenían el mismo objetivo: derrocar al presidente Chávez, legítimamente electo por el pueblo y truncar al sueño de Bolívar. Es por ello que la respuesta a la absurda decisión debe ser en primer lugar política, porque es una acción política cruenta, se trata de la primera parte de un golpe con sordina, cuya conclusión es la cabeza de Chávez.

¿Qué debemos hacer?

Lo fundamental es tenor claro que la decisión política del Tribunal Supremo, debe tener una respuesta política, es la política la que determinará a todas las otras réplicas. Es necesaria una contundente respuesta política que sustente las otras medidas que se puedan tomar contra el Tribunal Supremo. No hacerlo así es equivocar los objetivos y debilitar a la Revolución.

Ahora bien, para dar ésta necesarísima respuesta política es fundamental un reacomodo, un viraje en la conducta y la organización del campo revolucionario.

Debemos partir de que: "Una Revolución no puede llegar más allá de la dirección, la organización y la ideología política que la sustenta. Sin una clara ideología, concientizada por las mayorías bolivarianas, conducida por una dirección colectiva y una sólida organización política y popular no habrá reforma, nI revolución posible".

Es por tanto necesario tomar medidas de urgencia:

CONSTRUIR UNA DIRECCION POLITICA REVOLUCIONARIA, que, al lado del Comandante Chávez, que el proceso, canalice la fuerza espontánea del pueblo y la convierta en un invencible instrumento político. Es preciso evitar que el anarquismo disipe la energía popular en mil batallas sin sentido o que los conciliadores entreguen la revolución por temor al volcán popular en erupción.

Esta dirección debe tener probidad, entrega incondicional al proceso, visión política, todo esto sustentado en una gran solidez ideológica.

ES NECESARIO QUE EL PUEBLO RETOME LA CALLE. Debemos reconocer que fue un error dejar las calles, una Revolución se sustenta en el pueblo movilizado políticamente: Al dejar la calle la Revolución desactivó su arma más poderosa, se debilitó y permitió la ofensiva enemiga. Es necesario retomar la calle con una gran concentración popular en la cual se presenten los grandes lineamientos futuros de la Revolución, se reconozcan errores y se presenten correcciones. Esta gran concentración popular tiene que servir, para relanzar con fuerza la Revolución, retomar conciencia del papel histórico que nos toca vivir, y tiene que servir principalmente para decirle a los oligarcas que esta Revolución no sólo es una hermosa intención, sino que es pueblo aguerrido, organizado políticamente unido sin mezquindades alrededor de su líder, de su dirección y del pensamiento revolucionario, pueblo que se hace invencible y que está dispuesto a defender sus sueños, y a construir así camino.

ES NECESARIO REFORZAR LA UNIDAD CIVICO-MILITAR

El pueblo venezolano es uno solo, en él se fusionan los militares y los civiles, guiados por el pensamiento de Bolívar y por la pasión irrevocable de transitar el camino revolucionario. Esta fusión cívico-militar, que sabiamente estableció el Libertador, hizo posible la emancipación del continente americano, ahora cuando la nación reclama el mejor esfuerzo de sus hijos, ahora cuando la voracidad de la oligarquía pretende disolver la nacionalidad en la charca pestilente de la globalización, es hora de invocar, siguiendo el ejemplo de los próceres de la patria, la unidad cívico-militar. Debemos dar una organicidad a esta unión que la dote de eficacia y la solidifique en la idea y en la acción.

ES NECESARIO ARTICULAR LA ORGANIZACION POPULAR. El pueblo ha dado profundas muestras de sabiduría de las que debemos aprender, una de ellas son las variadas y valiosísimas formas de organización popular que hoy están dispersas, es deber de la dirección buscar formas organizativas que las integren orgánicamente al esfuerzo revolucionarlo.

Estamos seguros que si cumplen estos urgentes pasos, la Revolución estará en condiciones de vencer a la oligarquía nacional o internacional que se empeña en aplastar los sueños de Bolívar.

La movilización política popular debe preceder a cualquier otra respuesta, las salidas jurídicas, las institucionales, o de cualquier otro tipo deben estar subordinadas a la movilización popular. Sin pueblo en la calle, organizado, políticamente consciente, disciplinado, no hay victoria revolucionaria posible.

En este punto debemos llamar la atención: Es necesaria la MOVILIZACION POLITICA ORGANIZADA Y CONSCIENTE. Esto no debe confundirse con aglomeración sIn objetivos claros, sin estrategia definida, sin organización; aglomeración que en última instancia dispersa las energía revolucionarias y debilita el proceso.

Sentimos que la hora de la Revolución ha llegado, estamos en un momento estelar: tenemos un líder sembrado en el alma popular, tonemos un gran pueblo, civil y militar con un inmenso instinto revolucionario, estamos inspirados en la conducta y la doctrina del Libertador de América. Los ojos de los progresistas del mundo incluso dentro de los propios Estados Unidos están puestos en el desarrollo de la Revolución Bolivariana, ya lo dijo el Comandante Chávez en Bolivia, el golpe de Abril más que un golpe contra Chávez fue un golpe contra los modelos alternativos al neoliberalismo salvaje que hoy surgen en el continente. No estamos solos. La historia sólo nos pide, dejar de lado las mezquindades, elevarnos por sobre las pequeñeces, desechar las ilusiones y seguir transitando con fe, y con alegría el hermoso camino de la redención del pueblo.


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