Sembró, pero no pudo cosechar. Dejo en otros la acción revolucionaria. Sin embargo, es pertinente preguntarse si el trabajo encomendado ha sido positivo. En una entrevista que le hice para El Guayanés de Puerto Ordaz, antes de llegar al poder, respondió a una pregunta mía, lo siguiente: "Negro, yo aprendí en Sabaneta, mi pueblo amado, que hay que abonar bien la tierra, luego escoger buenas semillas, sembrar y mantener la vigilancia ante los retoños, para evitar que los parásitos acaben con ellos tempranamente".
Hace 22 años que él sembró. Su vida se apagó antes de ver la cosecha. Otros, sus compañeros, siguen en el afán de defender su legado, pero hay evidencias de que existe una tormenta bajo la sombra del conductor. Él mismo, con su verbo, para algunos inoportuno, para otros osado, ha comenzado a dar latigazos en cada expresión.
La culpa no es del ciego, sino de quien le da el garrote, reza un viejo dicho popular. Algo raro se cocina dentro de las filas revolucionarias. Tal vez, no merece la mayor atención, pero el conductor sabe que allí hay algo perturbador. Es cuando observadores dentro y fuera de la cúpula del mando revolucionario lanzan señales de alerta. Uno de esos líderes que ven más allá que otros, es Elías Jaua Milano, un hombre que estuvo cerca del círculo de Chávez. Él le dijo, en una larga entrevista que le hizo el periodista Clodovaldo Hernández, entre otras cosas (palabras más, palabras menos) que consideraba que el debate entre los revolucionarios "debe estar fundamentado en el respeto mutuo". Y enfatizó que era muy importante no caer en las descalificaciones, en banalización, de crítica, y de cacería de brujas, pues, según él, "todo esto es muy peligroso".
Claro que es peligroso. Ya existen en Latinoamérica sobrados ejemplos de cómo el mal manejo del lenguaje, por unos y por otros, ha dado con el traste con válidas aspiraciones de estos pueblos. Por esas cosas evidentes, y de otras no tanto, es que el conductor debe tomar, en el sentido más adecuado, las señales, antes de que se prenda una chispa en la pradera, y dañe la siembra del Comandante.
Villahermosa, Tabasco, México, 3 de febrero de 2021.