La exigencia de paridad de género en la postulación de candidatas y candidatos elegibles en los distintos procesos electorales venezolanos brinda a las féminas -y a los hombres no machistas- que resulten electos, la oportunidad de aprovechar sus nuevas posiciones para feminizar nuestra sociedad. Para fomentar y poner en práctica maneras de ser y de actuar solidarias orientadas al respeto y cuidado de la vida, de los otros y de la naturaleza.
En esta época tan convulsa, de transición hacia un futuro desconocido, es importantísimo votar por quienes tengan interés y la capacidad para trabajar de la mano con las comunidades por la erradicación de las actitudes patriarcales subyacentes tras todo sistema basado en el dominio y la explotación de unos pocos a unos muchos. Actitudes patriarcales naturalizadas y globalizadas como nunca antes por los líderes económicos y políticos del sistema capitalista. Ampliamente cuestionadas hoy desde distintos puntos de vista pero lamentablemente impuestas y practicadas a diario por miles de millones de seres humanos.
Trabajo contracultural muy complejo pues implica enfrentar valores y patrones dominantes en nosotros mismos. Implica cuestionar con ojo crítico sus manifestaciones en nuestro entorno con el fin de impulsar su sustitución por valores y relaciones respetuosas, justas y equitativas. Afortunadamente las nuevas autoridades estadales y municipales cuentan para ello con la valentía y solidaridad ancestral de las venezolanas, potenciadas durante estos últimos años a través de sus participación activa predominante en organizaciones y movimientos sociales comunitarios. Pues solo con entreayuda institución - comunidad se podrá ir superando:
-la Valoración de rasgos, actitudes y actividades basadas en la fuerza por sobre las patriarcalmente descalificadas como "femeninas"
- la rigidez jerárquica y operativa de las estructuras propias de la sociedad burguesa presentes en todos los ámbitos de nuestra vida
-las relaciones económicas y sociales de dominación/explotación/abandono inherentes a esas estructuras. La violencia y los abusos de quienes ocupan posiciones de "jefes" en la familia, en centros educativos, en el gobierno, en el trabajo, en el comercio, en los medios, etc,
- la tendencia de clasificar a los "otros" como superiores o inferiores, base de toda discriminación y del uso de la información, del conocimiento y de la tecnología para el control, el saqueo, la explotación y la aniquilación de esos otros.
Es imposible transformar nuestra sociedad en función del buen vivir material y espiritual mientras no se identifiquen y desenmascaren las creencias y las narrativas que nutren y justifican todo el andamiaje patriarcal. Mientras no se vayan sustituyendo las relaciones de dominación por relaciones solidarias.
Mientras no se feminice la Patria Matria.