El 2 de mayo, el diario El Universal tituló en primera página: Luto laboral. Y allí uno descubre que los dueños de los medios tienen corazón. Están empezando a sentir duelo por los venezolanos. Eso entusiasma. Nunca antes, después de tantos muertos estudiantiles y obreros, asesinados y torturados, la prensa había tenido ese corazón abierto al luto, al llanto, al sentimiento.
Ese mismo día, Globovisión, Venevisión, Televen y Radio Caracas Televisión, colocaron allí, cerquita de su logotipo, una franja negra, diciéndonos de nuevo que ahora le están doliendo mucho las muertes de los venezolanos. Dicen que, increíble, tienen el corazón partío.
Sí, en la marcha de la oposición, el 1 de mayo, en la Plaza Oleary, asesinaron a Numar Ricardo Herrera. Una muerte que nos duele a todos, porque nada humano nos es ajeno. Y la oposición y sus medios, ya sabían quién era el asesino, y no era necesario esperar las investigaciones para tener ese corazón sangrando.
El 21 de octubre de 2001, en Valencia, en la Plaza de Toros, se presentaba en vivo y en directo, Sábado Sensacional, ese día, un grupo de venezolanos intentó entrar, fue tanta la desorganización que murieron once personas, ocho de ellas niños. Ese día Venevisión no tuvo luto activo. No colocó ningún canal la franja negra donde nos dicen aquí está nuestro corazón herido.
Sábado Sensacional no se detuvo. El show continuó, porque la publicidad comprometida para ese programa era demasiado, y ella, la publicidad, es la que paga todo el espectáculo, y por unos muertos no nos vamos a parar.
Hace días, en Guasdualito, Apure, asesinaron a un venezolano. Era líder de los campesinos. Se llamaba Jorge Nieves. Lo asesinaron al lado de su hija de cuatro años. No vimos la franja negra en los canales de televisión. Pero debe ser un descuido, porque ya ellos nos han enseñado que tienen corazón para regalar.
La televisión y la prensa se están autodenunciando. Están asumiendo la noticia como un instrumento político para tomar el poder. Para persuadir. Manipular.
Olvidan que un medio tiene que ser creíble. Ahora eso no interesa. Lo importante es que después, cuando tomemos el poder, y que nos quitemos este luto que llevamos en pantalla, entonces sí, volveremos a ser creíbles.
Es una pena, una pena de medio luto.
Robertomalaver@cantv.net