Luego de aparecer en nuestras vidas la pandemia del COVID 19 se incrementó el uso de las redes sociales hasta como herramientas de trabajo y estudio.
Esta situación nos colocó frente al espejo que separa la realidad de la virtualidad y comenzó la revisión de la narrativa, el inevitable choque ideológico que haría despertar la pasión y la razón de nuestra creencias y tradiciones.
Se hicieron patéticos algunos conceptos como tóxico y bipolar usados en las redes sociales para describir el comportamiento de algún miembro de la pareja o núcleo familiar, en un principio en broma que prácticamente se convirtió en un código de conducta.
De manera simultánea se radicalizó el machismo, el sexismo y la ideología de género que forman parte del intento por destruir la unidad del núcleo familiar.
Pero no solo se queda el asunto en la situación anterior, hace algún tiempo escribí un artículo sobre los cuatro miedos de la humanidad, si hacemos una encuesta no existen variantes y se mantiene la tendencia del miedo general a la soledad, la escasez, la enfermedad y la muerte.
Si conjugamos el choque ideológico que mencioné sobre la revisión de la narrativa, teniendo en cuenta que las ideas dominantes primero tuvieron que estar en la cabeza de sus ideólogos pero pasaron por un debate que formuló lo que hoy todos asumimos como realidad.
En estudios sobre el cerebro y su conformación se han revelado algunas consideraciones de las que muy poco hablan, anteriormente se decía que nosotros usamos el 5% del cerebro pero ahora se sabe que el cerebro está conformado por el 5% de neuronas y un 95% de otros componentes que no viene al caso mencionar porque lo que quiero destacar es que todos estamos en capacidad de usar el 100% de nuestro cerebro y no como nos lo hicieron creer.
Dicho lo anterior es pertinente observar nuestra conducta como mea culpa y la de nuestro entorno porque ahí encontraremos las causas de la fractura o dislocación de lo que pensamos con lo que decimos y hacemos.
Hace algunos años en Venezuela la profesión de periodista era respetable, incluso tenía una aureola ya que la mayoría los consideraba "el 4to poder", todo gracias a la valentía de algunos periodistas que arriesgaron todo por visibilizar la verdad de algunos sucesos o situaciones de interés nacional pero este prestigio se perdió cuando algunos empresarios comenzaron a usar los medios de comunicación como instrumento de dominación y propaganda del stablismen reduciendo al profesional de la comunicación a la categoría mercenaria.
Digo lo anterior sin ánimos de caer en polémica, quién se ofenda tendrá sus motivos pero me refiero al tema para que tengan una idea de lo que ocurre en todo el mundo.
Desde los centros de poder económico, político, militar, industrial dictan la pauta que es convertida en narrativa para criminalizar a unos y beatificar a otros, claro aquí es donde entra en acción la nueva ola.
La nueva ola está integrada por los pueblos oprimidos del planeta que ya no creen en la narrativa del sistema capitalista y sus gobiernos porque la torpeza de la derecha internacional nos trajo a un callejón sin salida ya que sin haber superado las consecuencias del COVID 19, lo gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea comenzaron las acciones de provocación y desestabilización de la paz y seguridad que tanto pregona la ONU primero en Rusia y luego con China.
La ironía del caso es que los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea sancionaron y bloquearon a Rusia y los más afectados fueron los pueblos de los gobiernos inquisidores.
Se espera un invierno infernal en Europa y que esto sea caldo de cultivo para rebeliones populares que derrocaran gobiernos irresponsables, ya los más radicales están pidiendo tregua, acuerdo y suavizar las sanciones a Rusia porque la Federación es la única fuente de energía, gas y alimentos segura de la que históricamente ellos dependen.
Pero volviendo a nuestro país y la locura que a todos ocupa, es verdad y lo digo con el corazón en la mano, hay que estar locos para apoyar al gobierno y también a la oposición, estamos en un callejón sin salida.
Pareciera que estamos a merced del hampa, que ambos bandos estuvieran de acuerdo.
Además de tóxicos y bipolares, tenemos que agregar otras patologías que si tienen tratamiento clínico como el paranoico, el psicópata y otras enfermedades mentales que se han incrementado como pandemia en nuestra sociedad alterada por una guerra psicológica para derrocar al gobierno inicialmente y unas hostilidades psicológicas que en lugar de responder a la foránea están dirigidas contra nosotros provocando un estado de estrés, ansiedad, agotamiento y de "nitofilia".
El cuadro clínico es grave, hay gente en la izquierda apoyando medidas neoliberales y gente en la derecha apoyando a los que pidieron sanciones y bloqueo, por un lado la derecha con el dólar paralelo y por el otro el gobierno con el dólar BCV, como hermanos siameses dedicados a justificar la lógica del sistema capitalista: "la acumulación de capital economico de una minoría sobre el infortunio de las mayorías".
La mentira como acción de gobierno y promesa electoral están en el tapete pero de nosotros depende enfrentar y derrotar la mentira en esta gran batalla por la liberación de nuestro pueblo.
Cuando digo que todos estamos locos es por una razón sencilla, necesitamos la autocrítica desde el núcleo familiar para recuperar los afectos, emociones y cotidianidad, necesitamos despertar de esta pesadilla que nos separó de nuestros seres queridos y recuperar el tiempo y espacio perdido.
En el núcleo familiar hay mucho por recuperar porque es la base de nuestra sociedad.