El periodista Juancho Marcano llegó al conuco acompañado, como siempre, de su perro Pipo, apenas entró, observó el sembradío y luego le dijo al can: "Quédate aquí un momento, que voy a buscar un asunto en el conuco del señor Alejandro, que me prometió ayer". "Ok Juancho, respondió el perro, mientras tú vas yo hago el recorrido de costumbre en el conuco y veo si hay novedad y te informo, y al terminar converso un poco con la amiga la mata de mango sobre esta sequía que produce un calor sofocante que debe ser muy peligroso para toda aquella persona que sufra del corazón o que esté padeciendo de hipertensión".
Al pasar el rato, regresó el reportero y Pipo le observó la cara de tristeza que traía, y por eso le preguntó: ¿Cómo si no te fue muy bien, Juancho?
- Si supieras que no, Pipo, pues observé el conuco del señor Alejandro que es uno de los más frescos que existen por aquí y el manto de la sequía con su tristeza, lo cobija y aquello da un sentimiento que pareciera que se le clavara a uno como una lanza en el corazón.
- ¿Y cómo se siente el Señor Alejandro ante tal situación? Preguntó el perro.
- Totalmente abatido, tanto es así que me dijo que, si se le llegan a secar las matas de aguacate, de Guanábana y Cacao, entre otras, dice que no siembra otras más, pues no quiere sentir este sufrimiento que está pasando ahorita, en futuras ocasiones.
- Pero Inameh, que es una cosa que pronostica el tiempo ha dicho que va a llover por aquí Juancho, porque y que vienen unas ondas tropicales, manifestó el perro.
- De eso también hablé con el señor Alejandro de que este organismo a veces dice que va a llover y lo que viene es una candela de sol, capaz de derretir la carretera si el día fuera más largo, por eso me dijo el citado señor: "Mira Juancho, esa gente que ciertos días anuncia lluvia para la región insular, ojalá lo manden a pronosticar el día que yo me vaya a morir, pues voy a estar muy seguro que no me va a pasar nada y si es posible voy a vivir unos cuantos años más".
- O sea Juancho que las ondas tropicales tampoco ayudan a Margarita, trayendo una lluvia, aunque sea de coletazo.
- Así es Pipo, dijo el periodista y empezó con el perro a recoger un montón de hojas secas, por debajo de las plantas.