El periodista Juancho Marcano, desde su balcón, y acostado en su hamaca, observaba como la luna parecía una torta de zanahoria brillante sobre el mantel negro con que la noche había cubierto las mesas de los cerros aledaños a la vivienda. La noche oscura prometía lluvia, la cual ha huido de La Tacarigua de Margarita desde hace varios meses.
En ese descanso donde se encontraba el reportero, recordó que en el día había asistido a dos velorios de personas amigas que habían fallecidos. Una fue Guillermina Mata, madre del gran amigo y profesor de matemáticas Freddy Lárez, y el otro fue Tomás Salazar, quien vivía en la población de Altagracia y que fuera su compañero de trabajo por varios años en un reconocido ente oficial. Ahí en ambos hechos se reencontró con varios amigos que tenía tiempo sin verlos y de verdad fue placentero encontrarlos y conversar y recordar episodios vividos que no volverán, pero que causan alegría, y lo más cumbre es que al parecer tienen que pasar estos acontecimientos para encontrarse con mucha gente y conversar y abrazar al amigo sincero. Esto lo describió un sicólogo y poeta llamado Jesús Malaver, como la alegría de la muerte, o sea el fallecimiento de ciertas personas amigas te permite ver amigos y conocidos que se tenían años sin verse y mucho más en épocas pasadas, donde muchos familiares podían viajar de tierra firme hasta la Isla y darles el último adiós a sus parientes.
El periodista también pensó que cuando él habló con su esposa sobre esos momentos de alegría que consiguen los asistentes a un velorio, Pipo, que siempre está alerta de lo que dice Juancho, comentó: "Me parece como contradictorio que en un velorio donde debe haber tristeza, tú hables que consigues alegría".
Juancho observó al perro detenidamente y como le pareció que ya había hablado claro del tema, quiso ser breve en su explicación para Pipo y acotó: "Sucede que hay tristeza de lógica entre los familiares y no es para menos porque la muerte causa pesar, pero para los asistentes que van a cumplir, aparte del dolor que les pueda causar el difunto, pueden conseguir alegría porque ahí se consiguen con amigos de infancia, de trabajo y de tragos, y ahí está la contentura de la que yo hablo Pipo".
El periodista dejó de pensar, observó otra vez la luna y busco la cama para descansar de ese día de velorio.