Cuento o razón

Tres amigos conversan de diciembre

- Cómo te decía Pipo, en este año se puede decir que la lluvia no quiso visitar esta tierra, la cual la adora, por los beneficios que les trae a los agricultores y por ende a la población, dijo el periodista Juancho Marcano.

- Yo por mi parte te digo, Juancho, que como pertenezco al reino vegetal, he sufrido esos embates de la falta de aguaceros, afortunadamente, el tipo de árbol como yo, tiene las raíces profundas y ahí nos aprovechamos de la humedad, que este año ha estado siendo honda por la poca agua caída del cielo, dijo la mata de mango.

- Y a pesar de ser diciembre, un mes lluvioso por tradición, el aguacero ha sido reacio en venir por esta tierra y por eso los agricultores aún no han podido sembrar el maíz y de paso este año nadie pudo cultivar dicho grano para comerse una cachapa, dijo el perro Pipo.

El periodista Juancho Marcano viendo que su perro asomó el tema de diciembre, buscó la manera de cambiar la conversa y hablar de dicho mes, el cual aparte de ser esperado, es el mes más alegre del año y por eso preguntó: ¿Ustedes qué opinan de diciembre?

"Por mi parte opino, dijo la mata de mango, que no se ve la algarabía de otros años, al parecer los humanos van perdiendo el entusiasmo a medida que pasa el tiempo".

- A mi más bien me conviene que luzca apagado, sin bulla ni alboroto y mucho menos que lancen fuegos artificiales que podrán alegrar a los hombres, pero a nosotros los animales y sobre todo a los perros, nos perturban, nos asustan y hasta nos hacen correr despavoridos, buscando un sitio para refugiarnos y así evitar que sufran nuestros sensibles oídos, manifestó Pipo.

El reportero escuchó a sus amigos opinar y luego señaló: "Bueno amigos, yo les digo que este mes la gente lo celebra de una u otra manera, claro hay quien no puede hacerlo; pero la idea es festejarlo porque hay la creencia de que se va una época y viene otra, cargada de esperanza y llena de paz, amor y prosperidad, lo cual a veces no pasa, pero ha sido la tradición".

La mata de mango y Pipo, oyeron la opinión de Juancho y como éste vio que ya era hora de mediodía, le hizo señas al can, y hombre y perro regresaron al hogar, una vez que se despidieron de su amiga la mata de mango.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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