No es correcto achacar la falta de viviendas sólo a la escasez de cemento

Permítame que le diga algo, Señor Presidente

Esta es la segunda vez que me dirijo a usted, señor Presidente, de manera pública. La primera fue apenas treinta y cuatro días después de haber usted ganado las elecciones, el sábado nueve de enero de 1999, y lo hice en la página de opinión de El Universal con un artículo que titulé:

¡No! Presidente Chávez (Ver http://buscador.eluniversal.com/ 1999/01/09/opi_art_OPI7.shtml)

En él le reclamaba la manera demagógica con que usted salió a justificar la permanencia de los buhoneros en La Hoyada III, reclamándole también el hecho de que usted hubiese afirmado que le importaba poco que en La Hoyada III se vendieran drogas, así como también le señalé que “un país se construye acabando con la fealdad, con la suciedad, con el desorden, con la promiscuidad, con la pobreza mental; si no se acaba con ello es imposible crear condiciones propicias para que el ciudadano pueda tener derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad.”

Ya sabemos a qué extremos llegó el problema de la buhonería en estos últimos nueve años. No creo que se pueda ocultar el daño que los “comerciantes informales” le produjeron a la ciudad, una ciudad que es de todos, daños que habrán de costar centenas de miles de millones de bolívares reparar, (dinero que por lo demás, en buena parte, proviene del bolsillo de todos nosotros, ya que ahora el ciudadano sí está pagando el Impuesto Sobre la Renta) si es que muchos de ellos son reparables. Una ciudad, para más INRI, en la que nació Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar de la Concepción y Ponte Palacios y Blanco, y que debería lucir cual tacita de plata.

Y hoy Presidente, usted arremete contra las fábricas de cemento que operan en el país, presentándolas como traidoras a la patria y enemigas del proceso revolucionario. Y no voy a negarle que bien pudiera haber alguna de ellas que si lo es, y me refiero muy en concreto a Cementos Caribe, que como es sabido de todos, pero que poco se dice, su principal accionista es un tal Carlos Andrés Pérez Rodríguez. En lo que respecta a CEMEX, la antigua Venezolana de Cementos, no podía pronunciarme, pero sí lo puedo hacer en el caso de Lafarge, la antigua Fabrica Nacional de Cementos La Vega, la que durante el paro terrorista de diciembre de 2002, enero y febrero de 2003, no cerró sus puertas, ni dejó un solo día de producir cemento, ya que como bien lo señalaban sus altos ejecutivos ellos están en Venezuela para trabajar, para producir cemento, y no para hacer política.

Por lo que, señor Presidente, si la “culebra” es por el precio del cemento, que a decir de muchos encarece el costo del metro cuadrado, puedo decirle que el cemento no es el insumo que más afecta el costo de una vivienda, puesto que en una vivienda, o en un edificio, el cemento representa más o menos el 30% de los insumos que se requieren para construirla.

Pero además, señor Presidente, creo recordar que hace aproximadamente unos dos años, en un ¡Aló Presidente!, usted lanzó las campanas al vuelo y anunció que se acababa de firmar un acuerdo con la República Islámica de Irán a fin de instalar en el país una planta de cemento, para producir ese producto a un precio razonable y romperle el espinazo a las demás fábricas de cemento instaladas en Venezuela.

¿Qué ha sido de ese proyecto…?

Pero hay más señor Presidente, en otro ¡Aló Presidente!, usted también anunció que se estaba firmando un acuerdo con la República Popular China, a fin de comenzar a importar, y luego fabricar en el país, viviendas de madera, mostrando así mismo las maquetas de ellas, así como también anunció en otro programa que estaba prevista la construcción de una fábrica para producir conglomerados de madera destinados a la construcción de viviendas, con los cuales están construidas en EE UU la gran mayoría de viviendas para la clase media, así como también presentó en otro ¡Aló Presidente!, un nuevo material de construcción elaborado por la Petroquímica a partir de derivados del petróleo, resistente al fuego y aislante del calor.

Por lo cual, y con todo respeto señor Presidente, no creo que los problemas que se están presentando a la hora de construir los cientos de miles de viviendas que urge construir, se le pueda achacar principalmente a una supuesta escasez de cemento.

El problema no es ese ya que, como lo he afirmado, hay formas de sustituir el cemento por otros insumos, algunos de ellos mucho más baratos que éste, y que al utilizarlos exitosamente contribuirían también para derribar un paradigma, como lo es el que la vivienda no es buena si no está construida con cemento y cabilla. Y ese sería un logro, y no poco importante, para la Revolución Bolivariana.

El jueves 12 de abril, en la pagina “Aceras y Brocales”, que cada jueves se publica en Últimas Noticias, los arquitectos Enrique Hernández, Alejandro López, Juan Pedro Posani y Alfredo Roffé, todos ellos comprometidos como el que más con el proceso revolucionario Bolivariano, señalan, cito, “…Un grupo de familias, del barrio Bruzual, El Valle, espera desde hace 10 meses (!) que el Ministerio del Poder Popular para la Vivienda y el Hábitat termine de construir las viviendas del programa cambio de ranchos por casas dignas…El Ministro Figueroa, según dicen los afectados, les ofreció casas realizadas con nueva tecnología antisísmica traída desde Argentina. Muy grave es esa demora de diez meses, pero igualmente grave es la constatación que la famosa técnica antisísmica es sin vigas ni columnas y sin trabazón de los bloques. Para remate, el techo es una lámina de zinc cuyas ranuras se rellenarían de papel periódico.”

¿Entonces, señor Presidente, esas familias están sin viviendas por causa de una supuesta escasez de cemento…?

En la misma columna, bajo el título de “Barreto y su plan”, estos arquitectos señalan la carga de demagogia y de improvisación que se evidencia en los planes de viviendas que ha acometido la Alcaldía Mayor, afirmando también que los resultados son escasos y que “no se trata de programas, sino de promesas muy dudosas….lamentablemente esto linda demasiado con la demagogia.”

Concluyen el artículo afirmado que “la Misión Villanueva", para que tenga éxito, necesita más responsabilidad.

Y estas críticas, así como tantas otras referidas a las políticas habitacionales, programación urbana, metodología de las inversiones, diseño de la tipología, etc. se repiten semana tras semana.

¿Entonces, señor Presidente, la carencia de viviendas, el retraso en la construcción, las fallas en las que se han construido, son únicamente achacables a la escasez de cemento?

Presidente, entendería su enojo si hoy hubiese señalado que las obras de infraestructura están paralizadas por falta de cemento, pero ese no es el caso, puesto que el año pasado fue un año record de producción de cemento, pudiendo informarle que Lafarge produjo y, lo más importante, colocó en el mercado venezolano -digo bien, en el mercado venezolano- un millón de toneladas métricas de cemento, cifra nunca antes lograda en la historia de la producción de cemento en Venezuela. Y de ese millón de toneladas métricas, cientos de miles de ellas sirvieron para construir el sistema ferroviario que enlaza los valles del Tuy con la capital, y tantas otras obras que está construyendo el Gobierno Revolucionario.

Por lo que, señor Presidente, me parece que se excedió.

Pero así mismo no creo que se pueda construir una sociedad socialista, ergo una sociedad más justa, a punta de amenazas. Le daría todo mi apoyo, y le hubiese aplaudido a rabiar, si hoy en lugar de amenazar, de especular sobre meras suposiciones, hubiese abordado el asunto señalando con nombres y apellidos los responsables de los hechos referidos, señalando la producción total de cemento habida en el país durante el período enero 2006, enero 2007, la cantidad de toneladas métricas necesarias para la construcción de las viviendas proyectadas, el número de toneladas métricas que faltaron y el número de toneladas métricas que fueron colocadas en los mercados foráneos.

Nada de eso lo hizo usted, señor Presidente.

Por lo cual debo recordarle una máxima jurídica que predica que nadie es culpable hasta que se le pruebe el delito, pero además, señor Presidente, el jueves 12 de abril de 2007 usted vulneró principios fundamentales consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, como lo son el respeto a los derechos humanos y el respeto a la dignidad de las personas.

Y es por ello que, ocho años, cuatro meses y tres días después debo volver a decirle:

¡No! Presidente Chávez

Caracas 12 de abril de 2007.

Juan Vicente Gómez Gómez.
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