La ambivalencia política de Colombia sobre Venezuela

La vicepresidenta Ejecutiva de la República, Delcy Rodríguez, rechazó las pretensiones del "narco paramilitarismo" colombiano que encabeza Álvaro Uribe Vélez que pretende vulnerar la integridad territorial del país. Lo que permitió al gobierno nacional, emitir el siguiente comunicado:

"El narco paramilitarismo uribista que ha sumido en una violencia sin precedentes a nuestra hermana Colombia y perturbado el sistema político por relaciones narcóticas pretende amenazar la paz y la tranquilidad de Venezuela. El pueblo venezolano ha hablado claro y fuerte en rechazo a las pretensiones de vulnerar nuestra soberanía territorial por parte de Álvaro Uribe y sus aliados locales del fascismo extremista liderado por una desquiciada y un títere apátrida. Venezuela en unión nacional jamás permitirá que semejantes criminales se apropien de la voluntad popular ni ocupen los espacios políticos que deben estar al servicio de la democracia, la paz y el desarrollo. En voz del comandante Chávez respondemos a estos criminales y cobardes alimañas! Venezuela seguirá en paz!"

Por el otro lado, es importante destacar la posición contradictoria del gobierno colombiano, cuando no quieren reconocer a Nicolás Maduro, como el presidente constitucional de La República Bolivariana de Venezuela y la posición antivenezolana y antichavista de su cancillería. Lo cual generó un comunicado por El Partido Socialista Unido de Venezuela:

Colombia, Presidente Progresista y Canciller empleado de los gringos: ¿Quién manda sobre la política exterior de este país?

La pregunta que ronda en el aire es inevitable: ¿quién manda realmente sobre la política exterior de Colombia? ¿El presidente progresista Gustavo Petro, elegido democráticamente por millones de colombianos, o Juan Manuel Santos, operando cómodamente desde las sombras, a través del siempre obediente canciller Gilberto Murillo?

Para poner las cosas en orden, recordemos un detalle: según la Constitución colombiana, el presidente dirige la política exterior del país, liderando el Sistema Administrativo Nacional de Política Exterior. Eso, claro, en teoría. En la práctica, parece que esta atribución ha sido externalizada a Washington, con Santos como intermediario y el por ahora Canciller Murillo como ejecutor.

La pregunta es: ¿quién está detrás de Murillo? Es imposible no notar el giro tragicómico en esta historia. Gustavo Petro, el presidente por el que votaron millones de colombianos esperanzados por un cambio soberano y progresista, tiene un canciller cuya lealtad no reside en Bogotá sino en Washington, con una relación de larga data, donde posee propiedades, una relación laboral con los órganos del poder imperial e incluso sin nacionalidad. Después de todo, Murillo responde con sorprendente celeridad a las "recomendaciones" de Santos y los Estados Unidos de Norteamérica.

Algo que debemos tener en cuenta es que Gilberto Murillo tiene un empleador directo, el Departamento de Estado, quien lo tiene en su nómina y le paga, y que además cabildeó en el pasado el nombramiento de su actual cargo. ¿A qué costo Murillo es Canciller, o, cual fue el pacto que hizo para lograr esto?

Sería muy ingenuo pensar que el canciller, Gilberto Murillo, una vez siendo Canciller dejaría de responder a sus jefes verdaderos y directos en EEUU, y empezaría a seguir la voluntad del Pueblo Colombiano. Pero, ¿habría de sorprendernos que un Canciller colombiano, actúe como emisario extranjero? La respuesta es NO, en Colombia históricamente ha sido la norma.

La verdad detrás de todo es que él asume que, siendo obediente a los intereses imperiales, ganará la nominación a la candidatura presidencial en Colombia, que buscando la bendición de sus amos pueda ser el candidato del Santismo, eso es una verdad cantada e irrefutable.

Pero para ganar la nominación del Santismo, le han ordenado boicotear todo lo que tiene que ver con Venezuela. Hagamos el ejercicio y revisemos todas las declaraciones del presidente Petro sobre Venezuela y todas las declaraciones de Murillo sobre Venezuela; se contradicen, Petro se parece más a lo que nuestros pueblos desean: respeto y paz; Murillo es abiertamente injerencista y provocador de escenarios de guerra, con fines fascistas.

Es inaceptable para los pueblos que eligen un claro camino, que alguien subordinado a otros intereses impidan a los pueblos conquistar sus objetivos, los pueblos unidos debemos evitar que esto siga sucediendo, y que estos funcionarios de bajo nivel y pocas habilidades cognitivas boicoteen al sabio pueblo q sabe muy bien lo que desea.

¿Y el pueblo colombiano? Ese pueblo que esperó décadas para ver un presidente progresista gobernar con soberanía, justicia y dignidad. ¿Qué papel juega en esta obra? Aparentemente, el de espectador resignado. Porque mientras algunos soñaban con una política exterior independiente y alineada con las causas humanas, lo que obtuvieron fue una tragicomedia donde el canciller actúa como títere de los mismos intereses que Petro prometió enfrentar.

Al vulgar y limitado Murillo, le decimos: "Mal paga el diablo, a quien bien le sirve". Y al Pueblo de Colombia enviamos todo nuestro amor y solidaridad, ese pueblo que sigue enfrentando los mismos intereses imperiales y oligárquicos de siempre. La batalla de ahora es la batalla de siempre: BOLIVAR VS. MONROE
BOLIVAR VS. SANTANDER
VIVA EL PUEBLO BOLIVARIANO DE VENEZUELA Y COLOMBIA
Rander Peña
Vicepresidente de Asuntos Internacionales del Partido Socialista Unido de Venezuela.



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Oscar Bravo

Un venezolano antiimperialista. Politólogo.

 bravisimo929@gmail.com      @bravisimo929

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