Cotidianas 2.0

El primer desafío de la candidata

La designación de los 24 candidatos del PSUV y el Gran Polo Patriótico a las gobernaciones de estado cohesionó militancia y grupos internos, aunque exacerbó contradicciones del chavismo como movimiento social. En el caso de Guayana, la decisión luce acertada y sorpresiva, aunque la respuesta militante se traduce en la aceptación de quien acata y prefiere disimular su inconformidad con o sin razón definida. No hay tiempo que perder. La realidad política e institucional requiere atención urgente para convocar a la reunificación del chavismo como primer desafío de carácter estratégico para la candidata al máximo cargo de elección popular en el estado Bolívar. Se trata de garantizar una victoria indiscutible.

Solo un chavismo sólido y unificado puede motivar la participación electoral. El escenario económico, social y político del país advierte que no es tiempo de calificar, proscribir y castigar el descontento o pasividad militante. Tampoco es la hora de burócratas desprestigiados que se esconden tras bastidores con una actitud desafiante que solo sirve para descalificar, dividir y crear tensiones innecesarias para cualquier candidato. No es el momento para evadir responsabilidades, tapar conductas indeseadas ni maquillar equivocaciones. En política la soberbia es muy dañina. Hoy resulta más importante evaluar y valorar la lealtad de un pueblo que resiste los efectos de las sanciones que se imponen contra el país con la misma fuerza que lucha contra la corrupción y la ineficiencia.

Contrastando con los desvaríos de un burocratismo pernicioso que ha desequilibrado las instituciones está la conducta ejemplar de un pueblo noble y leal que ha demostrado un alto nivel de conciencia y comprensión para enfrentar y resistir una crisis económica que se expresa en paralización de la producción, especulación financiera, pérdida del poder adquisitivo ante una galopante inflación inducida por grupos económicos tanto internos como externos y la falta de respuesta oportuna de las instituciones públicas. Un pueblo que se aferra a la esperanza, entre carencias y necesidades, para exigir a sus dirigentes que se coloquen a la altura del compromiso histórico. Un pueblo que ha superado a sus dirigentes y apuesta por sus candidatos.

Los singulares errores de engreídos funcionarios con sus chocantes rivalidades, su indetenible codicia y sus estrafalarias ambiciones siempre terminan en "mea culpas" o análisis trastocados que solo sirven para tapar la realidad o justificar acuerdos políticos y protagonismos indeseados que niegan cualquier debate libre, diáfano y democrático como instrumento de toda construcción revolucionaria.

Las campañas electorales se convierten en oportunidades para esos dirigentes y funcionarios públicos que han sucumbido a la tentación del "Monstruo Amable", denominación que otorga Rafaelle Simone a esa nueva forma del capitalismo neoliberal, globalizado, envolvente y mediático que no se conforma con la coerción dominante, sino que ahora utiliza una capacidad infinita de seducción para promover un confort "fundado en el consumo y el espectáculo tecnológico con rostro afable y festivo" como nuevo esquema de dominación para garantizar la acumulación de capital. En esos vericuetos están atrapados dirigentes y funcionarios públicos que, hasta ayer, eran humildes trabajadores y hoy se deleitan en la ostentación y el dispendio. No lograron asimilar "viejos valores éticos" y se conforman con adaptarse a los valores dominantes. Esa realidad no la puede obviar ningún candidato.

Oportunamente el Presidente de la República, Nicolás Maduro, ha invocado la necesidad de una profunda transformación institucional". Utilizando la metáfora de "Darle la vuelta a la media" ha planteado la necesidad de repensar y reordenar las instituciones para recuperar la eficiencia y avanzar en una transformación integral que responda a las exigencias de los nuevos tiempos con la construcción del Poder Popular como único torniquete que hará irreversible la Revolución Bolivariana. Ante este llamado del Presidente de la República, esa casta burocrática se convierte en un obstáculo y eso lo deben comprender los candidatos designados.

En el caso del estado Bolívar, es necesario comprender que la candidata tiene como primer desafío la responsabilidad histórica de convocar a la reunificación del chavismo. Sacudir su entorno e imponer una asepsia política que le permita recomponer el cuadro político y electoral para enfrentar las exigencias del tiempo que viene y avanzar hacia la nueva etapa de la Revolución Bolivariana.



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Darío Morandy


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