El buque frigorífico Sierra Nevada fue una de las invenciones de Carlos Andrés Pérez, en su primer gobierno, para robar dinero a manos llenas. Con esa nave se graduó de pirata más de un político y uno que otro “empresario”, a esta última categoría pertenece Marcel Granier, quien escudado por esa mampara del delito llamada RCTV -Radio Cochinada Televisión- llevó a puerto seguro para él y su “íntimo” amigo CAP, un cargamento de corruptelas de proporciones Titánicas; aunque, para desgracia del pueblo venezolano, sin el fatal desenlace que hizo inmortal al “insumergible” Titanic. Todo empezó el 8 de mayo de 1.980 con la decisión del Congreso de librar a CAP de sus responsabilidades tanto administrativa como moral por el caso del Sierra Nevada. En efecto, mientras Venevisión transmitía el concurso de Miss Venezuela, en el Congreso, adecos y copeyanos, -eran mayoría para esa época- decidían la suerte del gocho cleptómano, así que entre trajes de baños y sonrisas plásticas el “canalucho de la colina” interrumpió en un par de oportunidades la transmisión del concurso de belleza para darle a conocer a los venezolanos que: “El Congreso acaba de exonerar a Carlos Andrés Pérez de toda responsabilidad moral o administrativa en el caso del barco Sierra Nevada”. Lo que a pesar de ser cierto era; sin embargo, una media verdad, ya que al gocho se le había librado de su responsabilidad administrativa debido al hecho de que los votos en contra de condenarlo eran iguales a los votos que pedían que se le enjuiciara. No obstante, luego haberse producido un empate entre los votos que pedían que Sí se enjuiciara a CAP y los que abogaban porque No se hiciera, debió haberse hecho una segunda votación que tratara de dilucidar de una manera más clara tan importante hecho; pero no, los diputados de AD y Copei -mayoría en ese entonces- se conformaron con dejar todo de ese tamaño y en consecuencia, un delincuente como CAP, que pudo haber sido encarcelado, quedó libre para continuar con su carrera delictiva y criminal. (Y pensar que actualmente diputados de esos mismos partidos quieren presentársenos como víctimas, como diría Eugenio Carrasco, NO ME JODAN) El triunfo de CAP se debió también a que éste había logrado articular un equipo de choque integrado por fascinerosos de la talla de Carmelo Lauría y David Morales Bello, quienes se encargaron de “limpiar” la imagen del gocho utilizando la coacción, el amedrentamiento, las falsas acusaciones y toda una sarta de artimañas que envolvieron a los copeyanos en un manto de apatía tal, que se dieron por vencidos en una de las tareas más importantes a las que les tocó enfrentarse por el rescate de la dignidad nacional. Hoy están pagando el precio de ese error. La estrategia mediática de Lauría y Morales Bello exigía “socios” en los medios y es allí donde Marcel Granier abordó el barco de la corrupción, el Sierra Nevada. Aunque si bien es cierto que Diego Arria, pupilo de CAP, controlaba el Diario de Caracas, un solo medio no era suficiente, así que nada mejor que llamar abordo a Granier quien, además de ser “socio” de Arria era también directivo de Radio Caracas Radio y de RCTV, con lo cual quedó conformado un escuadrón hamponil que se dedicó a los más sucios manejos jamás conocidos en la TV venezolana.
Una feroz animadversión de Marcel Granier hacia Eduardo Fernández por razones poco conocidas, ya que ambos fueron compañeros de estudios tanto en secundaria como en la universidad, dio origen a la publicación de unos cheques en el Diario de Caracas, del cual era Director Diego Arria y en el que Marcel Granier era el segundo al mando, que el Banco Nacional de Descuento le había depositado a Copei por intermedio de Eduardo Fernández y que éste, según Granier, se había embolsillado. La estrategia de crear desconcierto entre los dirigentes de Copei le brindó estupendos dividendos a todos los “tripulantes” del Sierra Nevada. El error del Congreso de no someter a una segunda votación la decisión que buscaba señalar a CAP como responsable administrativo por el abominable caso del Sierra Nevada, fue en cierta medida uno de los logros de la alianza CAP-Arria-Granier.
Por la misma fecha en que el Diario de Caracas publicó los cheques de Eduardo Fernández, aparecieron también publicados en la revista Resumen los cheques que CAP había estado recibiendo por más de QUINCE AÑOS del Banco Nacional de Descuento, y que depositaba en su cuenta personal desde su primera campaña electoral, en la que compitió y perdió con Caldera en el año 1.969, e incluso cuando ya estaba instalado en Miraflores, allá por 1.973, enviaba su chofer a buscar los cheques que todavía el BND le continuaba pagando cada quince días, como si de un salario más se tratara. Pero el tema de los cheques de CAP nunca fue informado ni por el Diario de Caracas ni por RCTV ni por Radio Caracas Radio, la razón es evidente: “intereses mutuos”. En cuanto a los cheques recibidos por Diego Arria en su campaña presidencial, de quien se decía que había recibido más cheques que votos, el Diario de Caracas, RCTV y RCR dijeron muy poco, obviamente ser Director de un periódico tiene sus ventajas y el estar “asociado” con Marcel Granier las mejora considerablemente.
El salvavidas que le echaron a CAP para que no se ahogara en las turbulentas aguas por las que navegó el buque frigorífico, requería que sus rescatadores fueran recompensados, y lo fueron. Valga una aclaratoria, hasta aquí he estado describiendo los sucesos que ocurrieron en el gobierno de Luis Herrera Campins en torno al caso del Sierra Nevada. Pero volvamos al primer gobierno de CAP. Desde mediados de 1.978 y hasta febrero de 1.979, periodo en el que fue comprado el Sierra Nevada, era Presidente de la Corporación Venezolana de Fomento, Jhonny Phelps, suegro de Marcel Granier. La CVF era, por consiguiente, propietaria del celebérrimo buque y había tomado la decisión de hacer un trueque del Sierra Nevada por cinco muelles flotantes, muelles que para nada necesitaba Venezuela, pero que prometía un botín mil millonario para la banda de piratas capitaneada por CAP y MG. Así que como verán, ni el mismísimo Al Capone tuvo nunca tantas alianzas estratégicas. Sin embargo, la operación de trueque que Jhonny Phelps, suegro de Marcel, ya había cerrado con la empresa que se encargaría de venderle los muelles flotantes a Venezuela, se cayó debido a que dicha empresa retiró la oferta en febrero del 79, lo que impidió a esos “honorables hombres de negocios” cometer un fraude mucho más gigantesco que el perpetrado con el Sierra Nevada. Esta es la clase de sujetos que están “íntimamente ligados” a Marcel Granier: CAP, Diego Arria y su “honorable” suegro Jhonny Phelps, entre tantos otros crápulas más que de solo nombrarlos inducen al vomito. De esos “nexos corporativos” Marcel Granier ganó para RCTV uno de sus más ansiados trofeos: “La falta de voluntad de TODOS los gobiernos del puntofijismo para legislar en torno a una ley que reglamentara las transmisiones de televisión”. Porque si bien es cierto que LHC implemento el Decreto 620, ni su gobierno ni los que le siguieron tuvieron el coraje suficiente para mantener la vigencia en el tiempo del mismo. No importan las explicaciones que nos quieran dar ahora los politiqueros de la IV República para decir que nunca pudieron hacer lo que debían respecto a la actitud desquiciante de la TV venezolana, la más probable de todas es el soborno.
Detrás de esos diputados de AD, Copei, Primero Justicia, Proyecto Venezuela, Causa R y Alianza Bravo Pueblo que actualmente intentan dar un golpe parlamentario, se esconden los mismos intereses de siempre y, por supuesto, los mismos forajidos. No en balde a uno de los diputados del MVR le ofrecieron un millón de dólares para que traicionara a quienes lo elegimos para defender nuestros derechos constitucionales. Tienen el dinero y el poder de los medios de comunicación para pervertir todo lo que consideren que atenta contra sus intereses económicos e intentarán todo lo que se les ocurra para lograrlo, en abril de 2.002 casi lo logran, pero gracias al pueblo fueron derrotados. Ante la razia parlamentaria que han venido llevando a cabo diputados mercenarios de la oposición como Juan J. Caldera y César P. Vivas no queda otra opción que aplicarles el referendo revocatorio, esa es la vía más expedita para deshacerse de ellos.
La Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión es RESPONSABILIDAD de todos.