El Vicepresidente Ejecutivo JVR, expresó en una frase algo que venimos sintiendo desde los asesinatos en enero, a manos de la PM de dos venezolanos en los Próceres, en un acto desestabilizador llamado “la batalla final”. En ese entonces escribimos para este medio el artículo “Intervención definitiva de la PM, sin marcha atrás”. Luego se han sucedido otros eventos convocados por los desadaptados de la oposición (sin exclusión, porque repetiremos una y otra vez que en Venezuela toda la oposición y buena parte de sus seguidores son golpistas, fascistas y fascinerosos. Cuando alguno de ellos condene los atroces actos de violencia y terrorismo que cometen a diario, cambiaremos de opinión); actos como el de Caricuao, Catia y ahora Petare no hace más que ratificar esta conducta definitivamente asesina y con objetivos oscuros de estos partidos e instituciones (los medios privados de comunicación, Fedecamaras con sus federaciones acolitas, CTV, Jerarquía Católica y curas jesuitas (y de otras congregaciones) de baja ralea como los que dirigen la UCAB, con el apoyo de funcionarios del gobierno de Estados Unidos).
Es un hecho notorio la autoría intelectual o complicidad en estos disturbios que busca recalentar el ambiente político en Venezuela y vender la imagen de un país ingobernable. ¿Quién duda que los gobernadores y alcaldes de Miranda, del Este de Caracas y del Distrito Metropolitano apadrinan y programan estos actos? Es tanto el caradurismo que personas públicas antigobierno se reúnen para decir abiertamente que no creen en referéndum sino en la violencia y hasta en la muerte de venezolanos para sacar a Chávez. Son tan descarados que lo reafirman en cámaras de TV, radio y prensa.
Pero ante eso ¿Qué hacen las autoridades del gobierno central y los medios de comunicación del Estado?
Desde diciembre de 2001, la conducta gubernamental ha sido más que apegada a la constitución nacional, la de gente sensata, seria, humanitaria y democrática. A la oposición se le trata con guantes de seda. A los canales de televisión se les da el trato de un Poder Público autónomo. Del lado del gobierno, que representa a la mayoría de los venezolanos, se pregona y se trabaja por la paz. Del lado de la oposición se hace apología del delito y se practica la desobediencia ilegitima. El gobierno se ha preocupado para que la oposición derrotada una y otra vez tenga salidas honrosas, como la firma del acuerdo de la mesa de diálogo. La cúpula opositora se esfuerza en auto descalificarse con sus actos y en mantener en zozobra a la población.
La teoría política indica que cuando se le ha dado al enemigo la posibilidad de una salida honorable y éste no la acepta, y opta por contraatacar violando los acuerdos, no queda otro remedio que derrotarlo por completo. A la oposición fascista venezolana urge darle una derrota definitiva, de lo contrario, aunque es seguro que no volverá en muchos años a ser gobierno, si tendrá capacidad para obstaculizar de manera subversiva y delincuencial el desarrollo económico y social del país.
Pero de este lado, los representantes de la mayoría y los medios de comunicación más bien han caído en una actitud de súplica al enemigo. Observamos en VTV un desfile de dirigentes de los partidos que apoyan al gobierno, casi rogándole a la “Coordinadora Democrática” que no efectué los actos programados –violentos en sí mismos, porque en ello radica el éxito para sus convocadores-. Así, mientras caía un venezolano en Catia, el gobierno repetía la cacareada frase de “investigaremos hasta sus últimas consecuencias”, y la CD convocaba con descaro para el 13 de junio (frente un hospital) a un “Petarazo”. Mientras los centros de salud se llenaban de venezolanos heridos en Petare, el gobierno denunciaba que “nosotros lo dijimos” e “investigaremos hasta…”, una CD draculiana, celebrando su dantesco éxito, convoca a un próximo acto de sangre.
Funcionarios del gobierno central, dirigentes, gobernantes, los comentaristas y entrevistadores del proceso se presentan en VTV y reiteran lo que todos conocen: La CD desarrolla una agenda trágica. El círculo es el mismo, de este lado siempre se solicita paz, misericordia “no lo hagan”. Pero no da resultado, mas bien los llamados a la convivencia se convierten en una manera pasiva de hacerles publicidad a los terroristas que actúan bajo la premisa de “hablen de mí aunque sea mal”, y terminan poniendo al canal de Estado, sus radios y medios alternativos a hacerle propaganda a su actos vandálicos.
Total, los 4 jinetes del Apocalipsis continuarán en su nefasta misión y no habrá sanción “por qué eso no le hace bien a nuestra imagen internacional”. Continuarán las policías locales (Chacao, Baruta, Miranda, PM) siendo utilizadas como brazos armados de la oposición, pero “intervenirlas hace mal a la imagen democrática del gobierno”. Sabotearán martes y jueves las sesiones de la Asamblea Nacional y tal vez un día se orinen sobre los curules de la directiva pero no se hará nada contra esos “diputados” porque se “atentaría contra la separación de poderes”. Y continuarán las mentadas de madre en vivo y directo contra el Presidente y la promoción de la violencia. El costo: más muertes, más heridos, lo cual está ocasionando tal descontento popular que se activará una bomba de tiempo de incalculables dimensiones. Es lo que desea la oposición. El gobierno lucha por evitarlo, pero tal acumulación de hechos punibles, tal impunidad, sin una respuesta contundente conspira contra ese objetivo.
En cuanto al Tribunal Supremo de Justicia y el papel que ha dejado de cumplir nos limitamos a comentar: A la justicia venezolana le operaron la vista y ahora ve lo que le conviene o lo que “copagan”
Honestamente, Presidente Chávez, Vicepresidente Rangel; Gobernadores, Alcaldes, Diputados y Concejales del MVR, PODEMOS y Bloque del Cambio, ya se le ha dado a los enemigos del pueblo venezolano todas las oportunidades para salir dignamente de abismo en el cual se metieron, pero reinciden una y otra vez por lo que es la hora de derrotarlos de una vez por todas.
Caracas, 13 de Junio de 2003
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