La directora del Ministerio del Ambiente del Estado Carabobo Ing. Alba Villaquirán, pidió un derecho de réplica por haberse mencionado su nombre asociado a un supuesto contrato de reforestación en la Sierra de Carabobo, concretamente, en el reportaje "Manuare no se rinde" firmado por el periodista Isrrael Sotillo y publicado en esta página.
Los dos párrafos que siguen generaron la refutación de lo allí afirmado:
"Por su parte, los vecinos del Asentamiento Campesino Caimital, dieron a conocer su principal intranquilidad: "nuestra inquietud tiene que ver con la reforestación de la Montaña de Caimital, se nos ha propuesto desalojarnos de este lugar que habitamos desde hace muchísimos años (allí viven todavía varios comunistas que se refugiaron en la década de los sesenta perseguidos por los 'gobiernos democráticos' de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni) para reforestar... y que la montaña". "Detrás de ese contrato de reforestación están Oscar Meléndez y Antonio Colmenares, dos dirigentes escuálidos de Proyecto Venezuela y que la Directora Regional del Ministerio del Ambiente, quien estuvo por acá hace poco, me refiero a la ingeniera Alba Villaquirán, pareciera desconocer", afirma Simón Rodríguez. "Mire -nos indica- yo sí conozco la historia de Caimital, allí se sembraba y se cosechaba café en grandes cantidades. Recuerdo que allí trabajó Marcelino Piña como 'patiero' (persona que se encarga se regar el café en el piso para secarlo), quien era miembro de la liga campesina que fundamos los comunistas en la época de Ramón Gozzo, un anticomunista enfermizo".
"Creo que nos va a tocar desempolvar los viejos fusiles para defender la Montaña de Caimital; ¡reforestación sí!, pero con nosotros adentro", fue la expresión formulada por uno de los campesinos y coreada por varios de ellos. En Caimital viven más de treinta familias y precisan de créditos, o bien para sembrar café, o bien para cultivar cacao, cuyos labrados son ancestrales en esa sierra".
REPLICA:
"Compañeros de historia, tomando en cuenta lo implacable que debe ser la verdad: quisiera preguntar -Me urge tanto, qué debiera decir, qué fronteras debo respetar"...
Playa Girón
Silvio Rodríguez
Mucho ruido y pocas nueces
En mi cargo de Directora de Ambiente del Estado Carabobo, considero pertinente hacer la siguiente aclaratoria ante la denuncia realizada el día 2 de junio del presente año por el diputado Isrrael Sotillo con relación a la problemática en la parte alta de la cuenca de Manuare en el Estado Carabobo. El esclarecimiento de ciertas acusaciones como el supuesto contrato de reforestación, el cual, llama la atención, pues, ese tipo de contrataciones no están contempladas dentro del Ministerio al cual represento. Tal vez, en algún libro de mitología de la Cuarta República que han de existir por allí o en su defecto en algún diario venezolano, quizá, se encuentre este tipo de contratos, pero en otras instancias, de plano, no existen.
La cuenca de Manuare, hoy día, y desde hace muchos años, se encuentra efectivamente muy intervenida debido a la increíble deforestación y continuos incendios que se producen en la zona. Pero en ningún momento se ha planteado la realización de un contrato de reforestación, en principio, porque para conocimiento público, la política del gobierno nacional y del Ministerio del Ambiente con relación a este tipo de problematicas, ha sido, en primera instancia, la de tratar a los campesinos que habitan en las mencionadas regiones, como ocupantes -sin eufemismo alguno- y no como invasores, término despótico con el que se les trataba anteriormente. Nuestra política como Ministerio parte del principio de la eco-bio-sustentabilidad del ser humano. Hemos establecido un sistema de trabajo para concientizar a los ocupantes, de forma tal, que ellos mismos sean los defensores del medio ambiente, del lugar donde habitan; generando, no sólo una conciencia de sustentabilidad en el campesinado, sino una nueva forma de vida.
Bajo ningún aspecto, nuestra actitud, ha sido darle la espalda a los problemas del campesino, por el contrario, es importante destacar el hecho de que el pasado 25 de Mayo, la dirección del ambiente del Estado Carabobo, hizo un llamado a esta comunidad para participar en un evento, al cual, lamentablemente, no asistieron los campesinos; todavía, hoy en día, nos preguntamos el por qué de tal negativa. Sin embargo, ahora analizándolo en frío, todo parece indicar que ese incidente no fue casual, tendríamos que investigar diputado Isrrael Sotillo ¿qué está ocurriendo?
Le asiste la razón cuando dice que desconozco lo que ocurre a mi alrededor, tanto así, que me extraña no saber quienes manipulan a los campesinos, buscando quién sabe qué cosa, o me extraña, el desconocimiento suyo en relación a los contratos, cuando usted, mi estimado diputado, se pasea por las oficinas del Ministerio y por mi oficina. Así que, me gustaría recordarle aquella película de Carlos Saura Ojos Vendados, recordársela, si acaso la vio, para que sepa que yo, no tengo los ojos vendados. Entonces no se me ocurre más que pensar que hay un evidente desconocimiento de ml gestión y de mi persona.
Alba Villaquirán Sandoval, aparte de Directora de Ambiente del Estado Carabobo, soy miembro activo del Frente Bolivariano Paramacay, haciendo acto de militancia política en defensa de los intereses comunes, o al menos eso creo, que nos hacen afectos al proceso tanto al Lic. Sotillo como a mi persona.
En este momento histórico el país solicita la unión en el seno de quienes creemos en un proceso de transformación de la Republica Bolivariana de Venezuela.
Creo que la denuncia ante cualquier foco de irregularidad debe ser nuestra bandera pero atrevernos a difamar atenta no sólo contra mi dignidad como profesional, sino que afecta al proceso en sí. Ahora más que nunca debemos caminar por el mismo sendero. Nuestra lucha por un cambio social ha sido y seguirá siendo el punto de partida y objetivo final.
Dejemos los intereses personales para aquellos, quienes militan en la otra orilla, desarticulados y sin planteamientos claros ante lo que debe ser la política nacional.
Como persona ml inserción en la política no es casual, ni ocupo este cargo como una paracaidista desconocedora de la problemática ambiental del país. Y reseñar el abolengo de ml familia en la lucha por los desprotegidos sería demasiada prepotencia de mi parte, sin embargo, considero que antes de emitir juicios nunca están de más los datos y las investigaciones, sobre todo si el articulo lo escribe un periodista.
La expresión del ser revolucionario va más allá de la retórica, la expresión del revolucionario es la expresión del trabajo, de la solidaridad y la lucha ante las injusticias.
Así que hasta la victoria siempre, mi querido compañero, compañero de lucha. Y "..que escriban pues la historia, su historia los hombres..."
Ing. Alba Villaquirán Sandoval
UN BREVE COMENTARIO A LA REPLICA
Estimada ingeniera Villaquirán, se siente Usted acusada y difamada por mi en el reportaje "Manuare no se Rinde" publicado en las páginas de Rebelion.org y Aporrea.org. Comienzo por decirle que como profesional del derecho y después de haber ejercido la rama penal, estoy muy consciente de que las acusaciones contra alguna persona no se tramitan por ningún medio de comunicación social. En la nota periodística, es cierto, hay un señalamiento que da cuenta acerca de un posible desconocimiento suyo con respecto al otorgamiento de un contrato de reforestación a gente de Proyecto Venezuela; debo informarle que la conjetura la formula un declarante y no yo; demás está decirle que como periodista profesional tengo como norte ético el respeto a la fuente, el dato lo publico tal cual lo recojo, sencillamente, porque el periodismo que ejerzo toma más en cuenta a los administrados que a los administradores, por eso frecuento las comunidades rurales del Estado Carabobo, no solo haciendo el trabajo político que me corresponde, sino que abarca, además, el ámbito cultural; pero de otro lado, también visito las instalaciones del INTI, MAT y del Ministerio del Ambiente, entre otras instituciones, por su estrecha vinculación con el sector agrario, y lo hago para escuchar lo que me dicen las paredes, los árboles y sobre todo las personas que van allí a solicitar los buenos oficios de los mencionados entes públicos.
Con respecto a la difamación de la cual dice ser objeto, seré breve en el comentario: En el reportaje no se toca ningún aspecto delictivo, tengo entendido que la difamación es un delito que se materializa cuando una persona le atribuye a otra la comisión de un hecho punible. En ese sentido y partiendo del supuesto negado de que existiera un contrato del cual habla uno de los declarantes en el reportaje, no estaríamos en presencia de ninguna transgresión a la norma penal; en verdad, aquí lo que sí se dimensiona es la ética revolucionaria, la misma que Usted refiere cuando deja asentada su ascendencia combativa, porque sería bien contrarrevolucinario favorecer a quienes han conspirado y continúan confabulándose contra la patria.
De la lectura de los dos párrafos se puede concluir, rápidamente, que su gestión en ningún momento haya sido evaluada por mí. Entendí hace mucho rato que no será a Isrrael Sotillo a quien le corresponda hacer estos exámenes; en definitiva, serán las masas, el pueblo, por el que tanto Usted como yo decimos estar luchando, los encargados de evaluarnos a ambos en su momento.
Del camarada Mao Tse Tung aprendí, en primer lugar, que no debo entregarme a ataques personales, contra nadie por eso discuto los puntos erróneos y lucho en contra de ellos en bien de la unidad; en segundo lugar, cuando sé que una persona está en un error, inmediatamente sostengo una discusión de principios con ella y no dejo pasar las cosas para preservar la paz y la amistad; es decir, que no soy de los que apenas rozan el asunto en lugar de ir hasta el fondo.
Una última observación: Hace gala Usted de haber visto buen cine para graficar mi ceguera e ignorancia ("si acaso la vio"). Debo decirle, estimada compatriota, que desde René Descartes para acá los seres humanos aprendimos que los sentidos no bastan para conocer la verdad. De allí que considere que el éxito de la Revolución Bolivariana va a depender en gran medida de que seamos capaces de instrumentar la autocrítica y la crítica como un ejercicio cotidiano. No nos sonrojemos cuando mencionen nuestros nombres para prevenirnos de los peligros que acechan a la Revolución, porque más allá del periodismo de denuncia, inserto mi accionar profesional en este campo de las ciencias sociales en el llamado periodismo de soluciones
Para concluir compatriota, le recuerdo que la historia lejos de terminar, apenas comienza.
Revolucionariamente: Isrrael Sotillo
isotillo@cantv.net