La Fuerza Armada que necesitamos. No puede una Fuerza Armada hecha a la imagen y semejanza de una IV República representativa, resguardar y operacionalizar los Principios Fundamentales que dan vida a la V República, que se desarrolla dentro de un sistema Socialista del Siglo XXI.
El tema de la política dentro de la Fuerza Armada ha sido siempre objeto de discusión dentro del país, pero especialmente en los últimos días se ha incrementado su análisis con visiones encontradas, aún en los cuadros de apoyo al proceso bolivariano, tanto civiles como militares. Ante la complejidad de los desafíos que enfrenta la región y especialmente nuestro país, nosotros consideramos que Venezuela necesita una Fuerza Armada Bolivariana y Revolucionaria , que esté alineada palmariamente con la filosofía del pensamiento político que apuntala la gran mayoría de los venezolanos.
La Fuerza Armada Nacional debe apartarse definitivamente de la doctrina de seguridad nacional y de la arquitectura obsoleta de defensa del sistema interamericano. Estos instrumentos no son nuestros, no se parecen a nosotros, ni tienen una funcionalidad práctica en el marco de la realidad y amenazas de la región. La FAN de ayer no encaja filosóficamente dentro de la concepción de seguridad integral de la Nación y menos en el nuevo pensamiento militar bolivariano.
Hay quienes persisten en aferrarse a dogmas impuestos desde otras latitudes, olvidando que nuestros ejércitos nacieron al calor del pueblo en su lucha por ser libres y su negativa a seguir siendo colonias. No fueron escuelas de pensamientos militaristas, ni epopeyas de la conquista lo que nos inspiró. Fue el deseo de ser soberanos. Por tanto, discrepamos, --respetando su sentir— con quienes presentándose adeptos al nuevo paradigma político venezolano, patrocinan “principios” que inexcusablemente distancian al pueblo de la Fuerza Armada, lo cual es precisamente el fundamento de tales credos.
Aunque la Constitución del ´99, señala en sus Artículos 328 y 330, la incompatibilidad de la participación política proselitista del militar activo, no es menos cierto que también el texto Constitucional en los Artículos 322 y 326, enuncia la participación activa de militares y civiles en la defensa de nuestro sistema de gobierno y de los principios políticos fundamentales que inspiran la Revolución Bolivariana. Entonces, como se salvaguarda y se participa si se esta alejado. El tema no es jurídico sino político. Pero si el argumento lo hacen jurídico, entonces es una muy buena oportunidad para la Comisión Presidencial para la Reforma Constitucional, a tener en cuenta de inmediato. No puede una Fuerza Armada hecha a la imagen y semejanza de la IV República concebida bajo la representatividad, resguardar y operacionalizar los Principios Fundamentales que dan vida a la V, que se desarrolla bajo el Socialismo del Siglo XXI.
Cuando, por ejemplo algunos alegan que los militares no deben ser políticos y no deben pertenecer a ningún partido político, estamos negando la verdad que todos conocemos desde siempre. La gran mayoría de la jerarquía militar –superior y alto mando-- ha estado íntimamente ligada al poder constituido del momento. No quiero ser seducido por la tentación de nombrar a unos cuantos, pero todos los sabemos al dedillo. Esta realidad fáctica, jamás ha sido incongruente a los Principios de Obediencia, Disciplina y Subordinación sobre los que descansa la Fuerza Armada Nacional. Porque lo va a ser ahora. Recuerdo que, al ser conocidos oficialmente los resultados del un proceso electoral en nuestro país, un general expresó a viva voz en el patio de ejercicios frente a toda su brigada, “yo no le trabajo a los adecos,” abandonando su unidad en formación. Simplemente no volvió más. Contrariamente, otro general siempre señalaba en el cuartel, “este comando anda como gobierno adeco; ... muy bien”.
En ninguna parte del mundo, puede concebirse independencia político en los mandos militares. De hecho, la Administración Bush ha “utilizado” su infame fuerza militar para imponer su “modelo político” en Irak. Estando de acuerdo o no, los uniformados han llevado muerte y destrucción a ese pueblo. Los generales saben que han conducido una guerra inmoral e ilegal –como la declaró el Papa Juan Pablo II--, que no tiene direccionalidad estratégica, ni objetivos claros. Sin embargo, los comandantes que se han atrevido a hablar, fueron removidos de in so facto. Igual suerte corrieron un grupo de generales del vecino país, quienes criticaron al gobierno nacional por el manejo errático y los pobres resultados del Plan Colombia.
En fin, los mandos de la Fuerza Armada Antiimperialista de Venezuela, aparte de tener una sólida formación técnica militar deben poseer una profunda convicción política. Ellos, no pueden tener dudas ni confundirse acerca de su rol de corresponsabilidad con los cuerpos populares de combatientes –o reserva militar—en las labores de defensa, sobre la unidad civicomilitar, y la partición activa en el desarrollo nacional. Esos Principios políticos deben estar insertos en las venas de nuestros soldados, con rango o sin él. Esa es la esencia del nuevo estado de cosas; léase, Socialismo del Siglo XXI, que junto a su instrumento orgánico, el PSUV, deben ser promovidos sin dobleces, medias tintas, o complejos por los militares venezolanos.
*Presidente del Frente CívicoMilitar Bolivariano
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