Chucho, Jacinto y José están desamparados. Han participado en marchas y tienen sus banderitas pegadas a sus carros. Envían correos electrónicos a todo el mundo invitando a acciones “para salir del régimen totalitario”. Van a foros de la gente de la sociedad civil y la gente del petróleo. Aplauden a la gente de la Plaza Al-tamira. Mantienen las luces de sus carros encendidas. Y firman lo que la gente de Primero Justicia les pide.
Pero ya se están hartando. No saben a quién seguir. Y tampoco creen en las encuestas. Y ellos - Chucho, Jacinto y José- no creen que los candidatos que la oposición les está brindando sean los mejores.
Están en el Gran Café deshojando la margarita, y dicen:
- Eduardo Fernández no sirve, porque ya demostró que no es copeyano, es perecista. Y Salas Romer tampoco nos sirve porque el nepotismo es su filosofía política y ya se lanzó y por ahí anda cabalgando en frijolito. Y sus mejores tiempos ya pasaron.
José compra una calcomanía de la bandera para ponerla en el carro “porque la que tengo ya se está despegando”. Y dice:
- A Pedro Carmona no lo sigue nadie. Y es mejor que se quede en Colombia porque aquí no le está haciendo falta ni a la oposición. A Carlos Ortega tampoco lo queremos, porque después que nos metió en el paro de diciembre, enero y febrero, fue el primero en pegar la gran carrera a Costa Rica. Y a Carlos Fernández no lo quieren ni en Fedecámaras, y tampoco es candidato a nada porque ni siquiera sabe hablar.
Chucho aprovecha para comprar una nueva bandera de Venezuela a un buhonero que se acerca a la mesa, “porque la que tengo en el carro ya está amarrilla”. Y dice:
- Enrique Mendoza es el peor, porque un hombre que amenaza con cerrar la soltería de Irene Sáez, y no lo hace, y después amenaza con cerrar el canal ocho, y tampoco lo hace, lo único que sabe cerrar es la puerta de su casa. Y además, no sabemos cuáles son sus ideas, si acaso las tiene. Y con Ramos Allup, ni contamos, porque con adecos así no se va a ninguna parte.
Y dice jacinto:
- A julio Borges lo seguirán en su casa. Y a Juan Fernández ya no lo quiere ni la gente del petróleo.
Los tres hombres de oposición se ven de frente y gritan a coro:
- ¡Estamos abandonados!
Robertomalaver@cantv.net