Una vez habilitados, como estamos, para producir la serie de leyes impostergables que el país reclama, me permito anunciar desde ya algunas de ellas (que por supuesto el ciudadano Presidente deberá refrendar en la debida oportunidad).
Ley antichicheros: Esta no es una Ley contra la chicha criolla, ni mucho menos. Es contra los chicheros que le llenan a uno el vaso con tanto hielo que después no cabe la chicha. La idea es eliminar el chichero y dejar el carrito sólo, a manera de "autoservicio", para que uno mismo se sirva.
Ley antiestrés: Que prohíbe a esos terroristas camuflados que llaman "padres", montar muchachitos llorones tanto en ferrys como en aviones, con lo cual se elimina definitivamente el martirio que ello representa. Aquí hay que tener cuidado con los padres que entrenan a sus muchachitos para que al momento de montarlos actúen como si fueran un amor (Si la prohibición puede extenderse a los restaurantes encerrados, mucho mejor).
Ley antipolicías: La revolucionaria "Ley antipolicías acostados" es un avanzado instrumento legal que permitirá acabar con la tortura que ha sido durante décadas este salvaje invento de la clase media venezolana, que consiste en un estorbo vial, que daña tanto las calles como los vehículos del prójimo. Según esta gente, mientras los niños bien (los de ellos) andan a toda máquina en piques infinitos por toda la ciudad, los demás mortales tenemos que andar despacito frente a sus casas. La idea es agarrar in fraganti al que coloque esos percances en las calles y meterlo preso para siempre, sin derecho a visita conyugal.
Ley anticuñas: En un principio, la televisión abierta ponía comerciales porque era su medio de financiamiento. Luego, cuando se inventó el cable de fibra óptica, se pensó en una manera de ver televisión sin tener que calarse ese poco de propagandas. Usted pagaba por ver televisión, no por ver cuñas, y el "cablero" aseguraba así sus ingresos. Esta moderna "Ley anticuñas", permite que las cosas vuelvan a su lugar y las llamadas "cableras" no sigan estafando a la gente cobrando el doble; a los anunciantes, por una parte, y a los suscriptores, por la otra.
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