Era de noche, y sin embargo leía la prensa. Mientras leía escuché que mi hija Oriana cantaba: Los pollítos dicen pío, pío, pío. Ahí me detuve a pensar: “Los pollitos no pueden decir pío –me dije- porque si dijeran pío también pudieran decir régimen, o dictadura, o paz, pero no, los pollitos no dicen nada por eso, porque son pollitos, en todo caso pían, así como los perros ladran, y las vacas mugen”.
Los que sí dicen, y mucho, son ciertos y falsos personajes de la política nacional.
Fíjense por ejemplo como dice el exhistoriador –le digo ex, porque no creo que un historiador así pueda ser creíble- Guillermo Morón:
-"Es lícito matar a un gobernante cuando éste incumple las leyes, comete injusticias y deja de gobernar. Eso es lo que sería pertinente aplicar hoy en Venezuela". Reporte –(26-6-02. +
Como ustedes pueden leer, ese hombre sí dice, y es más, lo dice muy claro. “Hay que matar”. También uno de los columnistas de El Universal, siguiendo el ejemplo de Morón, dice:
-"Un gobernante corrupto, represivo, empobrecedor de su pueblo... debe ser remitido al otro mundo. Cuanto antes, mejor, y sin preguntar demasiado". El Universal (13-1- 03):
Pero lo dice más metafóricamente: hay que mandar al otro mundo. Es decir que nos sigue diciendo lo mismo que el exhistoriador Morón: Hay que matar. También el cómico y periodista y cuentista, Oscar Yánez, dice muy categórico:
- “Este malandrín, perturbado mental, hampón y delincuente, saldrá de la presidencia de la República por rebelión del pueblo o por un golpe militar". Este malandrín llegó a la presidencia porque nuestro país es así por naturaleza". (Reporte, 18-2-03).
Ya aquí la cosa cambia, muy decentemente, el periodista no dice que hay que matar a nadie. Sencillamente dice que el pueblo o los militares sacarán al malandrín. También, en una entrevista aparecida en La Razón, el expresidente Carlos Andrés Pérez –a quien suponíamos demócrata, dice:
- “La fuerza armada, reivindicando su nombre, y en unión con el pueblo, le darán al país un gobierno provisorio, cívico militar”.
Es decir, que el hombre nos dice que hay que dar un golpe.
Después de leer esto dejé de preocuparme por los pollitos y lo que dicen –que estoy seguro que no dicen-, y ahora lo que más me preocupa es lo que dicen estas personas, que lo que dicen es muy parecido a las rondas, porque hacen daño, y dan pena, y ojalá que no se acabe por llorar.
Robertomalaver@cantv.net