Tenía doce años cuando empecé a recortar de El Nacional la columna Aquí hace calor, de Matías Carrasco. Después supe que Matías Carrasco era un seudónimo de Aníbal Nazoa. Y también empecé a recortar la columna La Puerta de Caracas que se publicaba en el mismo diario.
A partir de allí empecé a admirar la escritura de Aníbal. Su manera alegre, sarcástica y humorística de ver la política.
Aníbal participó en todos los periódicos humorísticos que conocemos en el país. Desde El Morrocoy Azul hasta El Sádico Ilustrado.
Publicó también el mejor libro de humor de toda esta América Latina: Obras Incompletas. Allí agotó todos los géneros. Se vaciló desde los prólogos de los libros hasta el crucigrama, la radionovela y las carátulas de los discos.
También publicó Las artes y los oficios, La palabra de hoy, y Aquí hace calor. Esa es su obra periodística.
El 18 de agosto de 2001 se nos fue Aníbal. Y nos dejó toda su alegría y su cultura, como decía Kotepa Delgado –otro que anda por allí viviendo entre nosotros- en un prólogo a uno de sus libros: “Aníbal sabe de todo un poco. Parece hijo del señor Espasa, el de la enciclopedia, o que se hubiera criado en la casa de la familia Salvat. A veces habla de cosas superficiales con tanta profundidad (por ejemplo de quesos y vinos) que uno se pregunta cómo es posible que Aníbal haya perdido tanto tiempo en aprender cosas inútiles”.
Y el 19 de septiembre de 2002, en la Casa del Artista –a la que un doce de abril de ese año llegó la primerísima Mirla a recuperar la presidencia que un día le entregara Blanca Ibáñez, se presentó uno de los mejores libros de humor que se hayan escrito en el país. Las Artes y los Oficios, de Aníbal Nazoa.
En este encuentro faltaron muchos que siempre acompañaron y estuvieron al lado de este maravilloso humorista. Una confirmación más de la frase del poeta: “nosotros los de entonces, ya no somos los mismos”.
Fruto Vivas lo recuerda constantemente, y siempre se queja de que el periodismo venezolano no haya rescatado la figura de Aníbal que tanto luchó por la libertad y los derechos humanos. Luis Britto García siempre dice que Aníbal es uno de los cronistas más cultos e importantes que ha tenido América Latina. Earle Herrera dice que Aníbal es el mejor cronista del país.
Dos años después, Aníbal, siempre Aníbal, sigue entre su gente, aquellos que siguen amando la paz.
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