La prensa del 24/08, esa que hace mucho rato dejó a un lado el
sagrado deber de informar con veracidad, con equilibrio y con ética, nos
dice que la oposición le pedirá al Presidente Lula del Brasil, a su
llegada mañana a Caracas, que convoque al Grupo de Amigos para evitar
que haya tropiezos en el referéndum revocatorio que solicitó la
madrugada del pasado 20/08. Igualmente recoge en sus primeras páginas
declaraciones de Enrique Mendoza, Gobernador del Estado Miranda, en
donde éste le informa al país que se mantiene en alerta máxima para
evitar que las trampas se interpongan e impidan que el revocatorio se
efectúe. Por cierto que este personaje jamás podrá ser olvidado por la
Venezuela decente y realmente defensora a ultranza de la libertad de
información, cuando aquél 12 de abril/02, mientras Carmona se auto
juramentaba “emperador” de Venezuela, ordenó sacar del aire la señal de
Venezolana de Televisión. Ese episodio y el cierre en fecha reciente de
CATIAtv, por órdenes de Alfredo Peña, son las únicas expresiones contra
la libertad de prensa que se han visto en Venezuela desde que el
Comandante Chávez asumió la presidencia en 1.998. ¿ Cómo les quedó el
ojo a quienes pretenden olvidar esa abominable conducta de un personaje
que se dice demócrata, socialcristiano y que, por otra parte, actúa
como uno de los más altos voceros de esa llamada Coordinadora
DemoKrática ?
Pero lo que si no dice la prensa es que, quienes han colocado sus
propias trampas para que no haya el fulano referéndum son los mismos
líderes de esa oposición, pues a pesar de que importantes personeros de
la misma, como son Jorge Olavarría y Gerardo Blyde, éste último
importante ficha de Primero Justicia, de manera persistente les
advirtieron la inconveniencia de entregar esas firmas recogidas en
febrero, simplemente porque el petitorio que las encabeza solicitando el
referéndum, se redactó al margen de los requisitos muy claramente
previstos en el ordenamiento legal del país y por esa sola razón, en la
opinión de ellos, la solicitud para que el Organismo Electoral convoque
ese acto, será considerada contraria a derecho. Agregaron esos dos
abogados en sus llamados a la sensatez y a la racionalidad para que se
evitara “meter la pata”, como se dice en criollo, que en el supuesto de
que el CNE le diera curso a esa solicitud, la misma no pasaría la prueba
de tener que enfrentarse a una demanda de nulidad ante el Tribunal
Supremo de Justicia. Esta es una verdad del tamaño de un templo, de
manera que cuando vocean ante el país y ante la opinión pública
internacional que están en el camino de la Constitución para resolver la
supuesta crisis que padece el país, la cual, en lo que nos concierne, no
la advertimos en la dimensión como ellos han querido mostrarla, están
evidenciando una falsa postura. En ello lo único que hay, es hipocresía
elevada a la enésima potencia.
A la oposición en lo absoluto le interesa revocatorio alguno y en eso
queremos ser persistentes, para que no nos llamemos a engaño. No cuenta
con el respaldo suficiente como para derrotar a Chávez en ninguna
confrontación electoral. Utiliza ese mecanismo constitucional para
engañar a sus seguidores, con el cuento de que Chávez es el que se opone
a su realización. Nada más alejado de la verdad. Se trata de un
mecanismo novedoso incorporado a nuestra carta magna por presión,
precisamente, del propio Presidente, pues es bueno recordarlo, que
quienes hoy lo enarbolan con furor, se oponían en la Asamblea Nacional
Constituyente para que ese dispositivo formara parte de uno de los
tantos maravillosos derechos de participación ciudadana que prescribe
nuestra Constitución Bolivariana.
Esa oposición pretende, a través de una campaña mediática ilimitada,
tratar de convencer a su gente que todavía la sigue como auténticos
borregos, de que el gobierno debe cooperar para que el revocatorio sea
convocado, admitiendo con ello, además, de que está convencida de que el
resto de los venezolanos somos pendejos. El revocatorio sólo es posible
activarlo por aquellos que, con todo el derecho que les asiste, decidan
interrumpir el mandato de un ciudadano electo por el voto popular para
el ejercicio, no solamente de la Presidencia de la República, sino de
una diputación, de una gobernación o de una alcaldía. La lógica más
simple así lo indica. De manera que, en nuestra opinión, con esa
soterrada campañita son ellos los que si están haciendo el papel, no de
pendejos únicamente, sino de ridículos.
Ahora, si al asunto de los errores jurídicos advertidos por Olavarría y
Blyde, le agregamos lo de las firmas “chimbas”, acerca de las cuales,
según tenemos entendido, son miles de miles los casos que ya han sido
denunciados por ante la Fiscalía General de República, pues no podemos
decir otra cosa, con toda propiedad, que a ese referéndum no lo dejaron
nacer. Así de simple. Murió en el vientre de una madre irresponsable que
no le paró a las recomendaciones de los galenos que la venían atendiendo
y se dejó atender por unas comadronas novatas.
Para completar el cuadro y como lo recoge el compatriota Luigino Bracci
en un artículo publicado hoy en este medio, la Constitución Bolivariana
en su artículo 72, el cual se refiere a la revocatoria de los mandatos
de elección popular, es muy preciso cuando advierte en su parte final:
“…Durante el período para el cual fue elegido el funcionario o
funcionaria no podrá hacerse más de una solicitud de revocatoria de su
mandato”. De manera que hay que irse preparando para lo que seguramente
ya está organizando la oposición una vez que reciba esta otra derrota
de manera oficial, por esas irreflexivas e inmaduras estrategias que ha
puesto en práctica por salir de Chávez como sea y al precio que sea.
Nos agradó muchísimo la advertencia que hizo el Comandante en la inmensa
concentración de la Avenida Bolívar para festejar el arribo a los tres
años de su gobierno, en el sentido de que el Chávez tolerante y pasivo
del 2.002, pasó a la historia y, además, advirtió que si a la oposición
se le ocurriera reeditar el expediente de la “carmonada” de abril, que
se atenga a las consecuencias, porque la respuesta del gobierno será
implacable contra quienes propicien y conduzcan un intento por derrocar
al gobierno por la fuerza.