Catherine Mendoza -amiga desde mis tiempos de estudiante de Estudios Internacionales- mira la hora en su reloj Bulova y dice: - ¡No hago más el amor con Alberto!. Me declaro en desobediencia sexual.
Por un momento pensé que me iba a hablar de su posible divorcio, pero ella sigue explicando su teoría.
- Ya me cansé de tanta metedera de pata. Alberto es antichavista furibundo. Con página web y franela de yo soy escuálido incluida y se reúne con gente que, definitivamente, al paso que van, no llegan a Miraflores otra vez.
- ¿Ya estuvo en Miraflores? - le pregunto.
- Sí. Fue uno de los que más aplaudió al gobierno anterior, o sea, al de Carmona.
El mesonero se acerca con la botella de Champaña que pidió Catherine y pone un sorbo más en nuestras copas. Y ella, bien perfumadita, sigue diciendo:
- Anoche tomé la decisión de asumir la desobediencia sexual. Ya llamé a todas mis amigas casadas con antichavistas y con amantes antichavistas, para que también asuman esta nueva posición política. Una posición vertical. Ya basta de seguir en posición horizontal.
Se lleva la copa a sus finos y sensuales labios y explica:
- Estaba en el cuarto cuando sentí que llegó Alberto de una de las tantas reuniones para tumbar al innombrable y en ese momento me dije: "Hasta aquí te trajo el río, Albert". Abrió la puerta del cuarto y dijo:
- Ni un paso atrás, mi amor, quédate ahí.
Sonríe Catherine, como recordando el momento y sigue diciendo:
- Ahí me armé de valor y le dije: "No pasarás".
Celebra el chiste Catherine tomándose un nuevo sorbo de champaña. Y apunta:
- Ya está bueno de tanta improvisación. Son los hombres los que hasta ahora han llevado la batuta, ahora nos toca a nosotras las mujeres. Y te pongo un ejemplo, Malaver. Ahí está el equipo de fútbol de Brasil. Su técnico, Scolari, les prohibió a todos los jugadores que hicieran el amor un mes antes del mundial e incluso en el propio mundial. Y mira tú. Nadie confiaba en Ronaldo. Nadie daba medio por ese hombre y Dios mío, no quiero estar en el cuerpo de la mujer que se debe estar acostando con ese hombre ahorita, pobrecita.
Cuando Catherine era estudiante de Estudios Internacionales siempre tenía ideas originales, pero nunca imaginé que esta idea pasara por su cabeza, se necesita ser bastante antichavista para llegar a esa posición, sobre todo conociendo a Catherine.
- Los comentaristas deportivos se han olvidado de la prohibición sexual que tenían los jugadores brasileños. Eso fue lo que le permitió ganarse la copa del mundo. Cuando repitan uno de esos juegos mírale la cara a los jugadores y te darás cuenta de que esos tipos estaban angustiados por acabar con todo. Si todas nos ponemos de acuerdo y nos negamos a tener sexo con nuestros maridos y amantes, ya tú verás que van a salir alumbrados a tumbar a ese hombre a como dé lugar.
- Y no tienes miedo de que se busque a otra, incluso una chavista -le digo con picardía.
- En eso estoy totalmente segura de que Alberto es muy de su casa. Ese hombre la única mujer que ha tenido he sido yo, y que me lo agradezca. Desde ya te digo Malaver, que la desobediencia sexual es la que va a acabar con este gobierno.
Hace pocos días me encontré con Alberto. Tenía una cara de felicidad en primer plano. Desde lejos se le veía que venía a contarme algo. Y llegó y dijo:
- Me estoy separando de Catherine, Roberto. Esa mujer me está aplicando una de desobediencia sexual que no soporto. Y ahora estoy saliendo con otra mujer que también es antichavista, pero que no está empatada en eso de desobediencia sexual, ella está proponiendo una desobediencia alcohólica para todos los antichavistas. Ella dice que cuando están tomando tumban a todo el mundo, así que es mejor que dejen de tomar para ver si eso es verdad.
- ¿Y estás dispuesto a soportar esa desobediencia, Alberto?
- La desobediencia sexual se puede soportar, pero ¿quién soporta vivir en este país sin echarse un palo para hablar pendejadas?
Estoy tentado a llamar a Catherine para ver cómo le va en su propuesta política, porque me cuentan que anda con una cara de Ronaldo impresionante.