La ciencia y la medicina cubana a propósito del Plan Barrio Adentro

El doctor Marcel Roche fue una figura estelar de nuestro país en el campo de
la medicina de investigación, que lo llevaron a conducir organizaciones
relevantes en el área, como el Instituto de Investigaciones Médicas Luis
Roche, sin fines de lucro, el Conicit y el Instituto Venezolano de
Neurología en Investigaciones Cerebrales, el cual dió origen al Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), donde se destacó por sus
aportes en el campo de la biomedicna y, sobre todo, porque supo crear y
estimular la constitución de grupos de trabajo de muy alta calidad
investigativa, con lo cual le aportó a esta última Institución, durante el
largo lapso que se mantuvo como su director, una ocasión de excepción para
su mayor brillo en el campo de las investigaciones científicas en muchísimas
áreas, las cuales le valieron un puesto de indudable prestigio a nivel
internacional. El Dr. Roche fue miembro y directivo del "Movimiento
Pugwash", creado por Albert Einsten para agrupar a los científicos del mundo
en contra del uso de las armas atómicas.

Ya antes de su entrada al IVIC, Roche había tenido logros trascendentes como
investigador incansable, los cuales se encuentran recogidos en numerosas
publicaciones sobre endocrinología y metabolismo, bocio endémico, anemias
rurales y biología del anquilostomo, muchos de los cuales, como lo indica
uno de sus discipúlos, el Dr. Miguel Laufer, en una breve biografía del
ilustre venezolano fallecido en fecha reciente, fueron realizados en
colaboración con los doctores Miguel Latrisse y Carlos Martínez (1).

Sirva esta muy breve reseña biográfica de un investigador venezolano
destacado, como preámbulo a un interesante artículo que escribió bajo el
titulo "Reflexiones Sobre la Ciencias en Cuba" y lo hizo público a través de
la edición del diario El Nacional 11 de junio de 1.992. Es un artículo que
reviste singular importancia saborearlo de nuevo, para comprobar una vez
más, a través de la opinión autorizada de un compatriota de excepción, que
efectivamente el adelanto de la hermana República de Cuba en el campo de la
medicina y la investigación, es de una trascendencia indiscutible, además de
que, conforme él lo indica en su escrito, en ambas áreas su desempeño
tecnológico es de muy alta calidad.

En estos momentos en donde la intolerancia política de que hace gala la
oposición ante los procesos de cambios políticos, económicos y sociales que
se promueven y se ejecutan bajo el liderado del Comandante Hugo Chávez
Frías, en beneficio de las grandes mayorías de venezolanos que han sido
abandonadas a su suerte por decenas de años y que han llevado a algunos
líderes del gremio médico del país a denigrar de ese progreso cubano en esas
áreas, específicamente en el ejercicio médico, estas reflexiones del Dr.
Roche se hacen muy propicias ante la decisión del actual gobierno de llevar
adelante un audaz programa de atención médica a los sectores más pobres de
la población, bautizado "Barrio Adentro", con la desinteresada cooperación
de la hermana República de Cuba, a cuyos efectos suscribió los convenios de
asistencia respectivos en el marco de la ley.

Ciertamente, vemos hoy con el mayor estupor que ante esos programas que el
gobierno ha puesto en ejecución para atender a una población marginal muy
empobrecida, la cual viene careciendo de una atención médica preventiva,
simplemente porque brilla por su ausencia, con la asistencia de un numeroso
grupo de galenos cubanos de gran experiencia, precisamente, en lo que en el
argot del ejercicio médico se conoce como la "atención primaria", los
dirigentes de la Federación Médica Venezolana no solamente han recurrido a
las instancias judiciales buscando que ese proyecto sea abortado, con la
excusa de que son profesionales de muy baja preparación y porque, además, la
presencia de ellos en nuestro país contraviene disposiciones legales en
materia de ejercicio profesional. Son respuestas realmente insólitas de una
oposición que ha venido perdiendo el rumbo y la sensatez, ante los fracasos
que ha ido acumulando en su obstinado empeño de salir de Chávez como sea y
al precio que sea.

El alegato de la violación de las normas que regulan el ejercicio
profesional no tiene asidero alguno, pues la presencia de esa legión de
dadores de salud responde al cumplimiento de precisos convenios firmados en
el marco de las leyes, tanto nacionales como internacionales en materia de
salud, los que, de paso tienen sus muchos antecedentes históricos en nuestro
país y en el mundo todo. Como ejemplo de ello está muy fresco en la memoria
del país que la gobernación del Estado Monagas, hace algunos pocos años
atrás, bajo el mando de la misma persona que hoy funge de titular, figura
prominente del partido Acción Democrática, firmó con el gobierno de Cuba
convenios equivalentes, los cuales, entendemos, dieron excelentes
resultados, tal y como está ocurriendo en la actualidad y ahora con mucha
mayor notoriedad, porque el campo de acción de estos nuevos compromisos es
mucho mayor, y lo será más aún en el corto y mediano plazo, pues ese
programa "Barrio Adentro" se extenderá a toda la geografía del país. Por
otra parte, y allí radica que nos parezca realmente increíble que esa
Federación se oponga a un programa dirigido a los que menos tienen y que
nunca antes se les había ofrecido el derecho que tienen de recibir aistencia
médica en los términos como ahora se los da la revolución, en sus propias
barriadas y de forma permanenente, incluyendo las visitas domiciliarias a la
hora que fuere, pues razones simplemente humanitarias serían más que
suficientes para respaldar este tipo de proyectos.

Al margen de la obligación humanitaria de atender a todo ser humano que
requiera superar cualquier tipo de patologías y más aún a aquellos que no
disponen de recursos para pagar esa asistencia médica en los centros
privados, la Constitución Bolivariana consagra ese derecho como fundamental
y obliga al Estado a garantizarlo (Art. 83), "como parte del derecho a la
vida" y es por ello que ante el hecho evidente de que fueron muy pocos los
médicos venezolanos que atendieron el llamado a sumarse a ese esfuerzo de
llevarle salud al pueblo (entendemos que no pasaron de sesenta), el gobierno
no tuvo otra opción que recurrir a ese mecanismo de la ayuda internacional,
el cual, repetimos, es muy utilizado en países de nuestro propio Contienente
y de otras latitudes.

Veamos lo que el Dr. Marcel Roche nos dice en ese escrito que publicó hace
un poco más de diez años sobre la calidad de la ciencia y la medicina en la
patria de José Martí:

El gobierno cubano (léase Fidel Castro) es altamente centralizado, ilustrado
y paternalista. Y así su ciencia, cuyo rumbo general depende de decisiones
de Fidel. Tempranamente Castro dijo que “el futuro (de Cuba) tiene que ser
un futuro de hombres de ciencia”. Y no fue retórica ni política su
declaración, pues Fidel, a lo largo de los años, ha respaldado con
constancia y consecuencia la investigación científica y tecnológica. Sigue
haciéndolo, aun en el presente “período especial”, después del
desmoronamiento del comunismo en muchos países. Hoy, los cubanos tienen que
apretarse el cinturón, sufrir largas colas para todo, dejar de manejar
carros para andar en bicicletas (la gasolina está racionada a 40 litros por
mes). Debo señalar que no hay aparentemente hambre ni miseria en Cuba, pues
todos comparten el rigor de la crisis.

Así pues, en la actualidad hay unas 150 instituciones de investigación en
Cuba, con unos 30.000 “trabajadores”, de los cuales unos 150 ostentan el
grado de doctor en ciencias y 2.300 de candidato a doctor. Estas cifras son
bastantes parecidas a las que imperan en Venezuela.

Cuba invierte el 1,5% de su producto territorial bruto en ciencia
(proporcionalmente 3 veces más que Venezuela), y el resultado está a la
vista. He podido visitar a Cuba recientemente y volví a ver el Centro
Nacional de Investigaciones Científicas (Cenic) que conocí primero en 1968,
así como el monumental Instituto de Genética Molecular y Biotecnología, y el
Instituto Cubano de investigación de Derivados de la Caña de Azúcar
(Icidca).

También se ha desarrollado mucho la ciencia agropecuaria, que interesa
especialmente a Fidel, pero como yo conozco mal el tema, y por falta de
espacio, no entraré aquí en detalles.

He podido constatar los progresos de las ciencias médicas en Cuba. Hubo
6.000 médicos en la época batistiana y se fueron 3.000 después del triunfo
de la revolución. Ahora son 50.000, que atienden al público gratuitamente,
con un salario que reciben del Estado... La atención médica cubre a todo el
país, pero muchas de sus actividades más avanzadas están centradas en un
gran hospital de 950 camas, el “Hermanos Almejeiras” en La Habana, donde me
constó, se efectúa medicina de la más alta tecnología.

Bajo el mando del Dr. Eduardo Bernabé Ordaz, el Hospital Psiquiátrico, que
en otras partes sería un mero manicomio, es una tacita de plata, donde los
pacientes son tratados con cariño y atención individualizada.

En la parte investigativa, los cubanos han desarrollado una vacuna eficaz
contra la meningitis por meningococo, con la cual están vacunadas todas las
personas de menos de 20 años. Por medio de ingeniería genética, se ha
desarrollado también una vacuna contra la hepatitis B. Se ha producido una
sustancia derivada de la caña de azúcar, el así llamado PPG (Policosanol)
la cual reduce los niveles de colesterol en la sangre. Su venta en Venezuela
está a la espera de la decisión de las autoridades sanitarias en nuestro
país.

El factor de crecimiento epidérmico, de origen enteramente cubano, es útil
en diversas afecciones de la piel, incluyendo las úlceras causadas por
várices. El Interferón, producto útil en ciertas virosis y ciertos tipos de
cáncer, se produce en masa en el país.

Se han desarrollado múltiples aparatos, entre los cuales se encuentra un
corazón artificial que le permite al enfermo esperar el momento cuando pueda
hacérsele un trasplante del órgano.

Un “defecto”, si se quiere, de la ciencia cubana es que sus investigadores
publican poco, por lo menos en las consabidas “revistas internacionales
acreditadas” por el Science Citation Index. Me comunicó el Dr. Guillermo
Bernal, del Icidca, que, entre 1980 1990 (ambos inclusive), se había
publicado un total de 1.114 artículos que provenían de Cuba, lo cual es un
promedio de 101 artículos por año. De cualquier manera que uno lo mire, eso
es bajo (la quinta parte de lo publicado por venezolanos) y se debe, en
parte, no a una renuencia a publicar fuera, que me consta no existe, sino
posiblemente a que los cubanos están haciendo una ciencia muy aplicada, y
sus resultados son de interés local. Habría que verificar cuántos artículos
publican en revistas cubanas, pero el estudio no está hecho.

Los investigadores con quienes tuve la oportunidad de hablar están
contentos, pues sienten que el gobierno los está ayudando prioritariamente.
Los salarios más altos en Cuba son recibidos por los médicos, los
investigadores y los profesores universitarios, en ese orden. Y como simple
ejemplo, en plena crisis, la biblioteca de Icidca vio subir el número de
suscripciones a revistas internacionales de 10 a 200, con una inversión de
U.S. dólares 30.000 para este año.

Por los momentos, los cubanos aprovechan su adelanto, al promover un
“turismo médico”, que incluye la atención siquiatra, la operación contra la
rinitis pigmentosa, (Dr. Orfilio Peláez), la “curación”, muy discutida entre
nosotros, de las manchas producidas en la piel por el vitíligo por medio de
la melagenina (Dr. Miyares Cao).

Las cosas están duras en Cuba, pero hay todavía esperanza de que, con la
aplicación adecuada de la ciencia y la tecnología, pase el “periodo
especial” actual y se pueda con vertir a Cuba en un país autóctono.

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(1) De acuerdo con la nota biográfíca del Dr. Laufer, el Dr. Marcel Roche
fue "...miembro activo y (tuvo) ...figuración importante en numerosas
organizaciones de indiscutible prestigio, como lo son la Academia de
Ciencias del Tercer Mundo, la Academia de Ciencias de América Latina, la
Academia Pontificia del Vaticano, la Universidad de las Naciones Unidas, de
cuyo Consejo fue Presidente. Es importante destacar su clara visión del
papel de la ciencia y de la tecnología en los países en vías de desarrollo,
y su tesonera labor al frente de la revista "Interciencia", cuya repercusión
ha sido notable en nuestra región y en el mundo entero."


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Iván Oliver Rugeles


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