El crecimiento en las intenciones de voto del coronel Lucio Gutiérrez, hasta el punto de colocarse como uno de los dos posibles finalistas de las elecciones presidenciales del 20 de octubre en Ecuador, hace recordar el fenómeno electoral que constituyó la candidatura del presidente venezolano Hugo Chávez y la del dirigente campesino Evo Morales en Bolivia.
Analizar el proceso que llevó a Chávez a la presidencia puede ser clave para comprender la actual campaña electoral en Ecuador y la sorpresa que podría estarse gestando, si las tendencias finalmente se confirman.
Si bien Chávez desde el inicio de su campaña estuvo primero en las encuestas, consolidó su triunfo cuando los indecisos decidieron apoyarlo porque expresaba la ruptura con un modelo de país gastado, expresado en los partidos tradicionales que habían llevado a Venezuela a la quiebra.
El crecimiento de Gutiérrez parece expresar un sentimiento casi igual y un estado de ánimo similar al de Venezuela, en un momento histórico parecido. El periodista y analista político Jorge Vivanco Mendieta, del diario Expreso de Guayaquil ensaya una explicación para el crecimiento electoral del coronel y dice: "Ahora bien, ¿por qué crece la candidatura del coronel Gutiérrez? Para mí, la principal causa es que dice al pueblo lo que quiere oír y los otros candidatos lo eluden con generalidades.
¿Qué predica?: cambio profundo del actual estado de cosas, sanción a los culpables de la gran crisis que tanto atormenta al pueblo ecuatoriano; el coronel no solo promete luchar contra la corrupción, sino sancionar a los corruptos ausentes y presentes, perseguidos por la justicia o mpunes, sobre todo perseguir ese equipo de corruptos que nos siguen gobernando y están empeñados en el formidable esfuerzo por garantizar la impunidad, por perdonar las grandes deudas, por olvidar los malos manejos, por hacerse de la vista gorda ante las complicidades. Gutiérrez dice que contra eso luchará y así interpreta un íntimo anhelo popular, lo que no hacen sus rivales, encastillados en generalidades que parecen temerosidad".
¿Quién hace la diferencia?
Aunque podemos ubicar similitudes en las campañas de Chávez y Gutiérrez, no hay dudas que son dos personalidades distintas, tienen una formación diferente y Chávez a pesar de utilizar un "discurso populista" en su campaña, tenía ya una firme consistencia ideológica. En Venezuela más allá del propio fenómeno del militar rebelde y su sentido común para interpretar a los sectores excluidos, fue fundamental para el rumbo que tomó la denominada revolución bolivariana el compromiso asumido por determinadas personalidades progresistas como José Vicente Rangel o Alí Rodríguez.
Pero además, el círculo de influencia del presidente venezolano ayudó a que fuera asumiendo mayores compromisos con su propio discurso y posturas muy claras en cuanto a la política internacional, y la política económica y social interna. A eso hay que sumar su visión y prestigio para involucrar a un gran sector de las fuerzas armadas en la construcción de un proyecto progresista. En tanto que la Constitución Bolivariana dio contenido a su pensamiento político, y los hechos posteriores, golpe de estado contra su gobierno incluido, hicieron que asumiera mayores definiciones sobre una propuesta enfrentada al neoliberalismo.
En Ecuador el fenómeno electoral Gutiérrez está comenzando porque recién comenzaron a hacer efecto su discurso, que apela al sentido común, y el apoyo del movimiento indígena con la CONAIE al frente. Además hay otro apoyo muy importante como el de Auki Tituaña, que si bien estaba implícito en el de Pachakutik, recién toma forma en la opinión pública, que comienza a asumir su significado. Eso le aporta al coronel la imagen de una gestión alternativa exitosa que involucra en la participación a los ciudadanos y ciudadanas de Cotacachi. Es, sin duda, esa la imagen que a partir del acto del 19 de septiembre en Quito se sumó más claramente a la campaña, aportando junto a Luis Macas, Nina Pacari, Miguel Lluco, Leonidas Iza y la CONAIE en sí, la otra diferencia a la candidatura de Gutiérrez.
Una vinculación directa de esos/as y otros/as dirigentes indígenas, así como de personalidades como Julio Cesar Trujillo y otros por el estilo, en un asesoramiento más cercano a Gutiérrez puede marcar una mayor diferencia a la candidatura del coronel. Esas diferencias sumadas a la capacidad de comunicación de Chávez, fueron las que construyeron el fenómeno electoral venezolano.
¿Vidas paralelas?
Gutiérrez lideró a los oficiales que apoyaron el levantamiento indígena del 21 de enero de 2000, que provocó la caída del entonces presidente Jamil Mahuad, un mandatario manejado a control remoto desde la banca. Por su parte, Chávez, encabezó en febrero de 1992 una rebelión contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, socialdemócrata devenido en neoliberal a ultranza y uno de los más corruptos de la historia de Venezuela.
El militar ecuatoriano logró conformar un frente de fuerzas de izquierda y centroizquierda y movimientos sociales, que desde sus particularidades aportan contenido y votos a su campaña, y hay que sumar a los ya nombrados al Movimiento Popular Democrático (MPD), la Confederación Nacional de Afiliados al Seguro Campesino (COFEUNASC), la Federación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígena y Negras (FENOCIN), la Coordinadora de Movimientos Sociales (CMS), el Movimiento Campesino Solidaridad de la Costa, el Movimiento Médico de los Mandiles Blancos y a tantos otros. Al hablar de Chávez Gutiérrez valora el proceso político conducido por el gobierno venezolano. En especial, destaca su independencia en el plano diplomático, su lucha contra la corrupción y sus gestiones por la unidad de América Latina.
Sin embargo asegura que, de acceder a la presidencia, no llevará a cabo una política similar a la de Venezuela, donde Chávez desarrolla desde 1999 el proceso bolivariano, porque considera que Ecuador y Venezuela son dos países distintos y cada unos debe gobernarse de acuerdo a sus particularidades específicas. Coincide con Chávez en el desastre que ha significado la aplicación de las políticas neoliberales en los países latinoamericanos, aunque se muestra más mesurado en el discurso tal vez por estar en campaña, como todos los candidatos Chávez por su parte al ser consultado sobre del fenómeno Gutiérrez ensaya una salida diplomática y dice: "Si no fuera jefe de estado yo podría hablar horas del tema con Tintají, pero lo que puedo decir es que no tenemos ningún empeño en exportar la revolución bolivariana a los demás países de este continente. Respetamos la soberanía de cada pueblo de cada nación. Deseamos para ellos lo mejor, pero las cosas de Ecuador las solucionan los ecuatorianos. Las revoluciones no se exportan".
Sin embargo, acepta que es posible exportar las ideas y comenta: "Los latinoamericanos no son ciegos, no son sordos están analizando los procesos. En América Latina estamos sobre el grado de conciencia necesario para iniciar procesos de transformación, estamos en la línea de no retorno. Montesquieuv decía que los lideres, que no puedan ser comandantes de la ola, deberán montarse en ella para no ser arrastrados por los acontecimientos. Los líderes de América Latina tendremos que navegar sobre la ola de los acontecimientos, y aquí están viniendo olas de acontecimientos. Con particularidades, con diferencias, con grados de intensidad variables, en todo este continente está comenzando a generarse un gran movimiento de transformación que se ha iniciado por la conciencia".
Hombre rico, hombre pobre
Mandos medios militares ecuatorianos se aliaron con indígenas en enero de 2000 en un intento de instalar un gobierno popular en reemplazo de la desmantelada administración de Mahuad, pero los mandos de las Fuerzas Armadas dieron un golpe de estado en favor del entonces vicepresidente Gustavo Noboa, quien asumió la presidencia.
Ahora Gutiérrez con sus aliados indígenas intentan construir a partir de una campaña electoral el camino para instalar ese gobierno progresista que quedó trunco en enero de 2000. Si bien esa construcción depende en gran parte de la firmeza de Gutiérrez para asumir una propuesta que beneficie a los sectores más pobres de la población, que fomente la producción nacional, que ataque la corrupción y la especulación financiera, que asuma una política soberana e independiente en materia internacional, también es importante la capacidad del núcleo de asesores y la consistencia técnica e ideológica de éstos, pero además la credibilidad que tengan en la opinión pública y en los movimientos sociales y no sean cuestionados ni sectarios. Jorge Vivanco también aporta su particular mirada sobre una posible segunda vuelta entre Lucio Gutiérrez y Alvaro Noboa y comenta: "Dicen las malas lenguas que piensa el candidato multimillonario (Noboa) que le conviene competir en la segunda vuelta con Gutiérrez porque, por temor al militar que predica la reforma profunda del actual estado de cosas, la votación se volcaría a su favor. ¿Y si esto se convierte en un enfrentamiento político del candidato de los ricos frente al candidato de los pobres? (Hombre rico, hombre pobre). ¿Qué pasará? No se necesita adivinar: los pobres en el Ecuador son mucho más numerosos".
Joao Pedro Stédile, coordinador nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil, decía hace poco a la prensa brasileña que en una campaña electoral lo más importante no es el discurso. "Lo más importante son las fuerzas sociales que se reúnen en torno de este o aquel candidato. La candidatura de Lula tiene el símbolo del cambio", decía Joao Pedro. Teniendo en cuenta las diferencias que existen entre los dos procesos, no hay duda que ese análisis se puede trasladar a la candidatura de Lucio Gutiérrez en Ecuador.
Si es que se confirman las tendencias y Gutiérrez pasa la segunda vuelta, puede ser que defina con Alvaro Noboa, o con el socialdemócrata Rodrigo Borja de la Izquierda Democrática. En todo caso, más allá de esa eventualidad el coronel rebelde es el único candidato que representa a las fuerzas sociales ecuatorianas, o sea las fuerzas del cambio.
Ver también:
Chávez y Lucio Gutiérrez, vidas paralelas