Abril inolvidable, abril de todos los días

Recordar los sucesos de abril de 2002, supone un ejercicio de reflexión que no resulta fácil en este maremagnun de emociones y sobresaltos que vivimos las y los venezolanos desde que Chávez llegó al gobierno y en especial, después del golpe de estado, primer golpe mediático del siglo XXI, como lo bautizó Ignacio Ramonet en su momento.

Ese largo día, que comenzó el 11 y terminó el 13 de abril de 2002 con el regreso de Chávez, transcurrió como un sobresalto sin fin que sólo consiguió calma cuando el presidente apareció de nuevo en los predios de Miraflores. Sin embargo, se dice rápido, pero qué duras e intensas fueron esas horas….

El promedio de la población venezolana jamás habíamos vivido una dictadura, salvo como referencia. Tal vez por eso nos desconcertó la posibilidad. En el fondo como que no lo creíamos. Como siempre, la realidad superó a la imaginación y como si de un tobogán se tratara, nos vimos de pronto en medio de una dictadura sin saber qué hacer.

Sin saber qué hacer fue entonces la constante. Recuerdo como un grupo de personas nos fuimos a pasar juntos la noche, sin tener certeza de que eso pudiera servir para algo, salvo hacernos compañía. Apenas lográbamos especular….

Especulando se fue la noche, como seguramente le ocurrió a la mayoría de país. Con Chávez preso, la sensación de que estábamos entrando como a uno de los círculos de infierno de Dante se instalaba en cada uno de nosotros y no nos faltaba certeza, puesto que las horas posteriores nos darían la razón con los allanamientos y todas esas historias personales y colectivas que cada uno de nosotras y nosotros tenemos y que fueron construyendo la red que hizo posible el regreso del presidente y la retoma del gobierno por parte del pueblo venezolano.

Más allá del anecdotario de esos días, puesto que la elaboración histórica- para mi- requiere de más tiempo y reflexión- rescato el ineludible impacto que la reversión del golpe produjo en la recupración ya no sólo del gobierno sino del poder, con el que verdaderamente se puede hacer revoluciones y por otra parte; su influencia como hecho histórico sin precedente en Latinoamérica y el mundo.

A partir de ese momento el gobierno comenzó a transitar un nuevo camino, una nueva posibilidad. Antes había sido puro ejercicio gubernamental, pero los verdaderos hilos del poder, lo seguían teniendo los de siempre. Los experimentos de tomar el poder la izquierda por la vía constitucional habían fracasado en la región y por la vía violenta también, salvo el caso cubano.

Veníamos de transitar décadas de desesperanza, del “fin de la historia y los grandes relatos” al estilo Fukuyama. Veníamos de las décadas perdidas. Veníamos del reinado del neoliberalismo y de las privatizaciones como forma ineludible de gobierno. Es decir, veníamos de la desesperanza.

Y en eso llegó Chávez y arrasó en las elecciones, pero sus primeros años sólo fueron intentos de gobernar, no lograba acceder al poder, enquistado en las diversa cúpulas que se adueñaron del país. Y se produce el golpe de abril, en gestación casi desde que el Presidente se instaló en Miraflores. Y llegamos al llegadero, a la confrontación inevitable cuando de parir algo nuevo se trata.

Y parimos a Abril, con su carga de dolor y perdidas, pero no hay manera de avanzar sino se dirimen las diferencias en la confrontación que aun hoy vivimos y seguiremos viviendo, porque no se trata de enderezar un entuerto de solo 40 años, sino de 500 años de abandono y explotación, pero ahora con el pueblo como sujeto y no objeto de la transformación del cambio.

Y en esos seguimos y seguiremos y vendrías otros y otras y así sucesivamente, porque en este país llamado Venezuela se da en el siglo XXI la confrontación clave para entender el mundo y la supervivencia como especie; o seguimos estimulando una forma de vida depredadora signada por el Capitalismo o tomamos la opción Socialista, como forma de convivencia equitativa y solidaria. Ese es el dilema. Esa es la esperanza que hoy representa Venezuela para buena parte del mundo, incluso para aquellos que apenas balbucean el nombre de nuestro país.

Igualmente afirmo, que los vientos y escenarios de cambio que hoy se viven en la región, no tengo la menor duda, han estado permeado por esa posibilidad que el pueblo venezolano hizo estallar durante ese abril inolvidable, puesto que revirtió por primera vez que, lo que hasta ese momento un imposible: derrotar un golpe de estado hecho con el manual de la Escuela de Las Américas y en menos de 48 horas. Todo un hecho sin antecedentes mundiales.

Y esto lo han entendido muy bien nuestros vecinos, allí está Evo, Rafael Correa y de nuevo Nicaragua y también soplan los nuevos vientos por Brasil, Argentina, Uruguay y hasta es posible que en Paraguay. En Centroamérica también hay vientos fresquitos….

Así como Bolívar tuvo una preclara visión independentista e integracionista y el Caracazo de 1989 es entendido como la primera manifestación colectiva de un país en contra del neoliberalismo a nivel latinoamericano, los sucesos de abril de 2002 se convirtieron en un timbre de despegue para que en América Latina comenzáramos a escribir la historia de otra manera, a contracorriente, intentando cerrar las venas abiertas que hemos tenido sangrando por más de 500 años. Intentando saldar nuestra deuda con la historia y no fallar en el intento, convirtiendo al abril inolvidable en el abril de todos los días.

Quiero terminar estas cortas reflexiones con un pequeño texto de Galeano “La pobreza no está escrita en los astros, el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención. Las clases dominantes ponen las armas en remojo y a la vez, anuncian el infierno para todos (…) De Cuba en adelante, también otros países han iniciado por distintas vías y con distintos medios la experiencia del cambio; la perpetuación de actual orden de cosas es la perpetuación del crimen. Recuperar los recursos desde siempre usurpados equivale a recuperar el destino”

 

mgonzalo@cantv.net



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Morelis Gonzalo

Periodista y Docente Universitaria

 morelisgonzalo@gmail.com      @mgonzov

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