Cada día los acontecimientos empujan a la oposición por el barranco de
las inconsecuencias. Todo comenzó con la Asamblea Nacional Constituyente
que le removió las entrañas al sistema y de un manotazo desmoronó algunas
estructuras de Poder y abrió la reforma a leyes que rigen lo social,
político, económico, cultural. La pérdida de posiciones en el andamiaje del
Estado desorientó a la oposición, de tal manera, que en lugar de transitar
el camino que recomendaba para sus adversarios, se fue por el atajo y
perdió el pudor, eufemismo de vergüenza. Mejor dicho, con tanto error y
tanta derrota, la oposición se volvió sinvergüenza. Perdió el disfraz. En
su desnudez, se parece a una loca que había en Santa Cruz del Mocotíes, le
decían la “robapollos”. Cuando los muchachos la veían venir por la calle le
gritaban “!robapollos! ¡robapollos!” y la loca Julia – que así se llamaba –
para vengarse de la ofensa, se levantaba el vestido hasta la cabeza y
corría mostrando la desnudez de las partes pudibundas, mientras las tetas
flácidas se le sacudían como racimos secos. Salir a la calle desnuda, puede
ser síntoma de demencia. La oposición anda biringa, por ello, la “escoria
social”, le grita: “! Chávez la tiene loca!” ...
El único traje que le queda es su pasado y no la cubre, se le ve todo,
como a la loca Julia. Y cuando digo todo, es todo, desde la persecución,
represión, tortura, muerte o desaparición del adversario político; las
masacres de Cantaura, Yumare, El Amparo, el “caracazo”; la rapiña a las
arcas del Estado; las políticas económicas que condujeron a la situación
de pobreza luego de cien años de producción petrolera, que enriqueció a
minorías y empobreció a las mayorías acorraladas en los cinturones de
miseria o desperdigadas por el borde de las carreteras.
Los fenómenos sociales no surgen de la noche a la mañana, son
producto de la deuda social con los excluidos: salud, educación,
servicios, vivienda, trabajo, tierra para los campesinos, asistencia
técnica, redes de distribución, organización, en una palabra: justicia
social. El traje que viste a la oposición, la muestra tal cual es, ajena a
los intereses populares, pero arrodillada y servil ante intereses
foráneos. Introdujo la política de privatizaciones para la entrega de la
riqueza nacional al capital financiero internacional. Es enemiga de la
nacionalización de PDVSA para que las mayorías nacionales no disfruten
esa riqueza; es enemiga de la OPEP y el precio justo para el petróleo; es
partidaria de las políticas del FMI, la OMC, el ALCA, la invasión a IRAK,
el plan Colombia; es partidaria de quitar a Chávez para instaurar “doce a
quince años de dictadura”, en fin, todo lo que sirva los intereses del
imperialismo. Utilizó la educación para la desnacionalización cultural, el
patrimonio histórico, el culto a la patria, la memoria de los héroes.
Destruyó las virtudes ciudadanas de solidaridad, ayuda mutua. Y lo más
elemental, rechaza el plan de alfabetización, “Yo si puedo”, porque el
método es cubano; el plan, “Barrio Adentro”, porque lo realizan médicos
cubanos. Lamentablemente, la subcultura que sembró durante cuarenta años,
tiene “patente de corso.” Por ello en Venezuela escasea la abnegación
para el servicio social. ¡Que maravilla si los cubanos vinieran de Mayami!
La oposición no tiene corazón, como a Pinocho, hay que llevarla al hospital
de los muñecos!!!
Tovar, octubre del 2003
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