Misión: revocarlos


Ocurre que tú te lanzas a diputado porque te apoya un partido, y tú crees en ese proyecto, y estás dispuesto a defender a toda esa gente que confía en ti. Entonces el partido te inscribe y te lanza a candidato a diputado.

Y ganas.

Y luego te decides a abandonar la causa. Y al mismo tiempo abandonas a la gente que votó por ti, que te apoyó para que lo defendieras en la Asamblea Nacional o en la Asamblea Legislativa o donde te tocara.

Sin consultar a la gente que voto por ti, tú llegas y los abandonas.

Pero sucede que si tú fueras sincero, en el mismo momento de abandonar a toda esa gente que te eligió como diputado, tú también tendrías que haberte ido del cargo.

O sea, tú te sinceras y dices:
“Como ustedes me eligieron y yo salté la talanquera, ahora quiero decirles que yo también me voy del cargo, porque ese cargo se lo debo a ustedes”.

Pero no, tú no eres sincero un carajo, tu prefieres seguir allí como un canalla, a pesar de que sabes que estás asaltando un cargo que te dio la gente porque confiaron en ti, y ahora tú confías en otros que, por cierto, son minoría.

Entonces ahora, tú no sólo fuiste sincero con tus partidarios, sino que además te burlas del Presidente que te llevó hasta ese cargo, y hasta le mientas la madre, o lo llamas dictador, o dices ahora que “confío en el pueblo”. Y se necesita ser un sinvergüenza para andar por allí dando esas declaraciones.

Ahora nuevamente vuelves a tenerle confianza al pueblo que te eligió, es decir, tú le tienes confianza al pueblo que traicionaste porque ellos te eligieron, y de paso prácticamente los llamas estúpidos.

Ahora te asustas. No fuiste valiente para ser sincero y ahora, cuando esa misma gente y más están dispuestos a sacarte del cargo donde te pusieron, vienes tú y sales a declarar que confío en el pueblo y el pueblo medejará aquí... Te quedan pocos días allí, tú y 37 diputados están a punto de pasar por caja para algo que les concierne.

Desde el 21 de noviembre y hasta el 24 del mismo mes, tu cara será un poema al abandono.

Hay que corregir ese vacío jurídico: cuando una persona es elegida y deja de defender a sus elegidos, tiene que abandonar ese cargo, puesto que ya no tiene representatividad.

Bueno, fue lamentable que te sacarán de esa manera, pero es que nunca te sinceraste y te fuiste por tu propia cuenta.


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Roberto Malaver

Periodista y escritor. Niega ser humorista, a pesar de algunas evidencias que indican lo contrario. Co-moderador del popular programa "Los Robertos", al cual insisten en llamar "Como Ustedes Pueden Ver". Co-editor del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz". "Co-algo" de muchos otros proyectos porque le gusta jugar en equipo.

 robertomalaver@gmail.com      @robertomalaver

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