Las Sagradas Escrituras advierten que no es bueno tenerle lástima a la gente, pero a la oposición venezolana (o a lo que queda de ella) no puede tenérsele más nada.
Ciertamente, es doloroso ver cómo alguien que en aspecto parece inteligente termina aceptando como sensata la absurda terminología que la televisión privada del país les mete en la cabeza a punta del irracional odio que esta le tiene a Chávez, haciéndole creer, por ejemplo, que es posible la existencia de una "dictadura democrática", como ella dice, o que a un canal de televisión que transmite las veinticuatro horas del día pueda llamársele "canal cerrado".
Parados frente a las cámaras, vociferando contra el Gobierno, la incauta gente que los golpistas de Bárcenas colocan como voceros de su falsa lucha por una libertad que no ha sido cercenada, afirma categórica que "cerrar Rctv ha sido el más grande error del Gobierno" (como si no fuera suficiente error hablarle a una cámara que supuestamente está cerrada), mientras la gordita facinerosa que le mete el micrófono casi hasta las amígdalas para que no se desperdicie lo más mínimo de las brillantes declaraciones, anuncia que se trata de "¡una transmisión en vivo!" Los cuatro gatos que se reúnen alrededor de la "unidad remota" que transmite frente al Tolón de Las Mercedes (donde se concentra, según ellos, el pueblo ese del que dicen son el canal) llega hasta allí porque son convocados a través de su propia programación para sumarse a la protesta por el supuesto cierre, y el disparate no desconcierta a nadie.
Es exactamente lo mismo que llamar "alto pana" a la gente del pueblo cuando a lo largo de la programación lo que hacen es calificarla de "hordas criminales" por el sólo hecho de que están con el Presidente.
¿No se cansará la gente sensata de esos reductos opositores de ser tan permanentemente tratados como imbéciles? Me niego a creer que a estas alturas alguien pueda ser tan estúpido como para pensar en un cierre como ese; un "cierre abierto"... una cosa que es, pero no es. Algo que no existe en modo alguno, pero que, si sale en televisión, debe ser real.
Una manipulación más pues.
Ni que fueran bragueta.
albertoaranguibel@gmail.com