¿Otra aberrante traición a la revolución?

Luego de tres años de trabajo llevado a cabo por una comisión conformada por expertos que representaron al “Ministerio del Poder Popular para las Finanzas”, a “FOGADE”, a “SUDEBAN”, a la “Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional” y a la “Comisión Nacional de Valores”, el proyecto de reforma parcial de la “Ley General de Bancos y Otras Instituciones Financieras”, incluido como prioritario en la “Ley Habilitante”, quedó reducido a la modificación de un solo artículo, el 318, que se refiere a la liquidación de activos de “FOGADE”. Otras propuestas, más de sesenta (60) elaboradas siguiendo las directrices generales impartidas desde la Vicepresidencia de la República, no fueron contempladas en el decreto que finalmente se aprobó. La propuesta elaborada por la citada comisión es un escrito con clara orientación socialista, tendente a proteger los derechos de los usuarios y a promover la participación ciudadana en colaboración con los sectores de la economía popular, dentro del marco del desarrollo de la sociedad y en observancia a la transformación socio económica que promueve la República. Igualmente contemplaba la calificación de la Banca como “un servicio público”, precisamente para evitar la repetición de lo ocurrido con los bancos durante el nefasto paro empresarial; establecía la profundización de la intermediación financiera al incorporar nuevas modalidades de crédito; ampliaba los lazos para los créditos otorgados a sectores primarios de la economía; contemplaba estímulos para el aparato productivo que invitaban a una mayor bancarización de la población; contrarrestaba en su articulado las prácticas monopólicas al prohibir que un solo banco concentrara más del quince por ciento (15%) de los activos totales del sistema, y en fin, corregía las “lagunas” de la ley vigente que permiten prácticas no deseables y ponen en peligro los depósitos del público.

¿Qué pasó con ese proyecto de reforma, aprobado por la comisión bajo la gestión del Ministro Rodrigo Cabeza? ¡Vaya usted a saber! Muchas cosas se comentan, por supuesto, entre ellas que “se pagó” para que el proyecto no cristalizara en ley. ¿Quién pudo haberlo hecho? Si fue así, ¿a quién se le pagó y cuánto? ¿Se trata de un nuevo caso de traición a la revolución? Ojala opinen los expertos e investiguen los organismos de Inteligencia del Estado. Sería saludable conocer quienes son los responsables, si los hay; o convencerse de que no existen y todo fue un pequeño “lapsus legis”, por imrobable que luzca.

cesar.guevara365@gmail.com




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César O. Guevara R.


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