Estos últimos días, donde la oposición cívica tomó cuatro
aeropuertos para impedir que llegue el presidente o sus ministros a los
departamentos de oriente, la derecha evidenció o malmostró su poder:
unas cuantas docenas de fanáticos, eso sí, dispuestos a todo.
Hace unos días, nos desayunamos con un nuevo capítulo de esta
novela política: El diputado suplente Walter Arrázola, los
constituyentes, Javier Limpias y Manfredo Bravo, presentaron su
renuncia pública a Podemos debido a que las decisiones en esta
agrupación ciudadanas son tomadas sólo por una "rosca" desde la ciudad
de La Paz. Los tres podemistas hicieron manifiesta su decisión en una
carta abierta publicada en los periódicos de circulación nacional, en
los que argumentan que las decisiones que se asumen en Podemos vienen
desde la sede de Gobierno y que son tomadas, sólo por el líder de esta
agrupación, Jorge Quiroga, y los parlamentarios Luis Vásquez Villamor,
Carlos Börth y Walter Guiteras, quienes no consultan con el resto de
los integrantes.
Hoy, aparece en los medios nacionales de desinformación una nueva
pelea matrimonial, esta vez entre PODEMOS y UN: El diputado de Unidad
Nacional (UN), Alejandro Colanzi, denunció que hubo intereses
económicos de por medio entre la opositora agrupación ciudadana Poder
Democrático y Social (Podemos) y el oficialista Movimiento Al
Socialismo (MAS) para viabilizar la aprobación de la Ley del Referendo
Revocatorio de Mandato Popular en el Senado.
Es decir, denuncian que el partido PODEMOS tiene un pacto secreto
con el MAS para desalojar a los prefectos de sus cargos este domingo.
No sé si existe ese pacto, pero creo que muchos funcionarios y
legisladores de PODEMOS aprobaron el revocatorio para desalojar a los
prefectos que estaban teniendo un protagonismo alto, y que les impedía
postularse para reemplazarlos.
Como somos gente grande, nadie puede llorar. Ni el Evo por Sabina Cuellar ni PODEMOS por Ortiz. La victoria tiene muchios padres, la derrota ninguno. La nube negra que se viene sobre prefectos, cívicos y partidos de la oposición el próximo domingo 10 de agosto, los tiene desesperados; y no sorprendería que algunos de ellos estuvieran tratando de negociar con los funcionarios de Evo Morales algún acuerdo que les permita sobrevivir a los procesos judiciales que se vendrían la misma noche del domingo, o a más tardar el lunes