Representantes de la Coordinadora Democrática - incluidas las televisoras comerciales, claro está - esgrimen, como argumento fundamental contra el denominado "reparo" establecido por el C.N.E., la buena fe de los firmantes.
Obviamente, su buena fe debe presumirse. Ahora, es prudente y necesario diferenciar entre quienes firman y quienes consignan las firmas. Es decir, si se refieren a quien ha ido a firmar ante el funcionario oficialmente designado para la recolección, debe presumirse su buena fe: es el firmante. Mas, si se trata de firmas estampadas clandestinamente, sin la supervisión de nadie, y luego presentadas ante el C.N.E., dentro de una caja de cartón, ¿tendríamos que presumir la buena fe de quienes las han consignado? No, si así es que es. Bastantes fueron las denuncias relativas a irregularidades en aquel "reafirmazo".
Otro de los argumentos que han empleado es el de la inconstitucional retroactividad con la cual se ha implementado la normativa aplicable a los reparos. Pues bien: Cuando hablamos de retroactividad entendemos que una disposición legal o reglamentaria que fue creada hoy se aplica a hechos que ocurrieron ayer. En nuestro caso, tenemos que los "reparos" no se han realizado ayer ni nunca. Por tanto, las normas que se hayan diseñado, aun con posterioridad a la realización del "reafirmazo", no se están aplicando retroactivamente porque los hechos no se han verificado.
Estos son argumentos absurdos pero que habíamos esperado, porque sería iluso pensar que "la oposición democrática y pacífica" pudiera reconocer su debilitamiento y próxima fragmentación. Por ello, insisten con ese inmenso amor que irradian los rostros de sus seguidores al tiempo preciso de encender un neumático o de colocar estratégicamente sus hermosos vehículos para obstaculizar el tránsito en un avenida principal.
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