En sábado en la noche y un grupo de señoras de la alta sociedad compuesto
por Enriqueta, Antonia, Juana y July, se disponían a reunirse para activar
su fiesta “noche de guarimbas”. Estas señoras tenían en común, haber
participado directa o indirectamente, en el pésimo manejo de una gran
empresa denominada “Pequeña Venecia”
Este grupo de “experimentadas mujeres”, eran mejores conocidas por sus
apodos; así teníamos que Enriqueta era llamada “la solterona”, porque a sus
casi 60 años no se había casado y nunca tuvo hijos. Ella es la flamante
gerente de la empresa “CD”, trasnacional cuya sede se encuentra en
Washington D.C. Enriqueta también tiene la dirección del gran complejo
“Miranda”, en donde abundan hoteles y casinos de lujo. Desea a toda costa
alcanzar la presidencia de la “Pequeña Venecia” para fortalecer el inmenso
patrimonio de sus socios, quienes entre otros son dueños de las compañías
“El Oso” y “La Catira”.
Por otra parte, Antonia es conocida como “la abuelita”, no precisamente por
su edad, sino porque en sus dos matrimonios anteriores sus esposos
comparados con ella, eran unos ancianos. En primer lugar, contrajo
matrimonio con Charles A. Pérez, alias “CAP”, quien llegó a dirigir en dos
oportunidades, (valiéndose de todo tipo de trampas), a la “Pequeña Venecia”,
de la cual se recuerda sobre todo su segunda presidencia, en virtud que
hacia finales de febrero de 1989, mandó a “raspar” a más de 3.000 personas,
sólo porque los mismos no estaban de acuerdo en que la empresa fuese vendida
a los Estados Unidos. Posteriormente “CAP” fue destituido de su cargo en
1993 por hechos de corrupción administrativa. Antonia en segundas nupcias,
formalizó su relación con un señor de nombre Luis, al que apodaban “el
caudillo”, y cuya ruptura fue muy traumática, sobre todo para este último
porque Antonia lo traicionó por Henrique Sales, un plebeyo de genuina
estirpe cuya hacienda personal “Carabobo”, le había permitido aspirar en
1998 a la presidencia de la “Pequeña Venecia”, año en que fue ampliamente
derrotado. En la actualidad Antonia coquetea con muchos “accionistas” de la
empresa “CD”, quienes infructuosamente han tratado de relevar a la actual
directiva de la “Pequeña Venecia”.
Juana “la meritócrata” recibe tal distinción porque había trabajado en una
de las dependencias de la “Pequeña Venecia”, Petrolera de Venecia Sin
Accionistas (Pdvsa). Juana quien desempeñaba la parte consultora, trabajó
durante muchos años bajo las órdenes de Louis Giust, quien no rendía cuentas
a nadie en esta empresa, al punto que devengaban salarios y bonos
millonarios. Sin embargo, la nueva gerencia de la “Pequeña Venecia”, nombró
una directiva la cual comenzó a pedirle cuentas a Juana; quien al ver que
podían ser descubiertos los manejos dolosos dentro de la empresa, emprendió
un saboteo informático y de producción. Por supuesto, Juana fue despedida
junto con más de 18.000 “meritócratas”. Hoy por hoy, Juana gracias al dinero
que acumuló en Pdvsa, ha adquirido importantes “acciones” en la “CD”. Sigue
trabajando al lado de Louis Giust, quien esta en la sede principal de
Washington D.C como uno de los principales asesores. El resto de los
“meritócratas” despedidos piensan ejercer acciones legales en contra de
Juana, porque alegan haber sido víctimas de un engaño.
Por su parte, July (se pronuncia Yulay), es una de esas chicas quien no
tiene apodo, esto por ser la más joven del grupo. Es abogado y ha
pertenecido a esas nuevas organizaciones que llaman ONG´s. Dirige una que
según ella se dedica a la defensa de los derechos humanos. Habla bonito,
pero es muy egocéntrica, creída y sabelotodo, se cree la “última pepsi cola
del desierto” dicen sus amigas de lobby. July también es “accionista” de la
CD y en el fondo siente un gran desprecio por Enriqueta y Antonia, a quienes
acusa de ser culpables de los pésimos manejos que tuvo la “Pequeña Venecia”
años atrás; obviamente también aspira a ser presidenta de esta empresa, pero
los trabajadores ven en ella una persona aristocrática que nada tiene que
ver con trabajadores. Comienza la “Noche de Guarimbas”, algo así como una
fiesta de disfraces con muchas máscaras y fuego, en donde los participantes
se lanzan todo tipo de cosas. Repentinamente despierto y no recuerdo nada,
sólo pido a Dios para que mantenga la paz que vivimos.
javiervivas_santana@hotmail.com