Bolívar, centralista

La de Bolívar no tiene por qué ser palabra santa, incluso para quienes han descubierto y abrazado su descomunal legado político. Mirar apenas citas descolgadas, obviando su contexto discursivo e histórico, puede extraviar al lector de principios del siglo XXI en laberintos como el Senado vitalicio y el decreto de guerra a muerte, productos ambos de su específico tiempo.

Hasta la llegada de Hugo Chávez al poder, la inmensa mayoría apenas lo conocía por su imagen épica y uno que otro “pensamiento” esculpido en una que otra fachada. Un icono, un retrato, una estatua. Su obra escrita, sin embargo, es tan vasta que sólo unos pocos se jactan de conocerla toda, incluido su voluminoso epistolario. Con ocasión de su bicentenario, en 1982, el Ministerio de la Defensa editó unos cuarenta tomos con las memorias del general O’leary, repletos del producto de la pluma de Bolívar, tan incansable como su espada.

Todo lo anterior viene a cuento porque, en medio de la polémica que ha resurgido en Venezuela entre “centralismo” o “descentralización” —o entre “Estado central” y “federalismo”—, cayó por casualidad en mis manos un libro del desaparecido abogado e historiador Jorge Olvarría (“Dios y federación”… el fetichismo federal en el pasado, presente y futuro de Venezuela, Fundación para una Nueva República, Caracas, 1988) que, entre otros interesantes contenidos, muestra el carácter centralista de Simón Bolívar y su oposición a la forma federal que, desde 1811, adoptaron los primeros constituyentes de Venezuela por emular el sistema escogido por la revolución de independencia de EEUU.

Por razones de espacio dejo para la próxima semana las consideraciones del propio Olavarría —así como mi propia opinión, que poco cuenta— y me limito a compartir algunos extractos que él hace de la obra de Bolívar.

No es, repito, palabra santa. Pero como venimos de una campaña electoral donde el antichavismo también se asumió bolivariano, y basó en una cita incompleta de Bolívar su campaña por el NO en el referendo del 15F, supongo que interesa a todos qué pensaba El Libertador del tema que ahora estremece a las facciones políticas, al punto de haber sacado al alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, de su tono conciliador para anunciar, desde el Táchira, una “ofensiva general” contra Chávez.


Los bandidos de las comarcas

Cita Olavarría el Manifiesto de Cartagena, del 15 de diciembre de 1812, donde Bolívar analiza las causas de la derrota de la primera República y entre ellas menciona:

“La subdivisión de la provincia de Caracas, proyectada, discutida y sancionada por el Congreso federal, despertó y fomentó una enconada rivalidad entre las ciudades y lugares subalternos, contra la capital, la cual, decían los congresales ambiciosos de dominar en sus distritos, era la tiranía de las ciudades y la sanguijuela del Estado”.

“Pero lo que debilitó más al Gobierno de Venezuela fue la forma federal que adoptó, siguiendo las máximas exageradas de los derechos del hombre, que autorizándolo para que se rija por sí mismo, rompe los pactos sociales y constituye a las naciones en anarquía. Tal era el verdadero estado de la Confederación. Cada provincia se gobernaba independientemente; y a ejemplo de éstas, cada ciudad pretendía iguales facultades alegando la práctica de aquéllas y la teoría de que todos los hombres y todos los pueblos gozan de la prerrogativa de instituir a su antojo el gobierno que les acomode”

“Yo soy del sentir de que mientras no centralicemos nuestros gobiernos americanos, los enemigos obtendrán las más completas ventajas. Seremos indefectiblemente envueltos en los horrores de las disensiones civiles, y conquistados vilipendiosamente por ese puñado de bandidos que infestan nuestras comarcas”.

“Si Caracas, en lugar de una confederación lánguida e insubsistente, hubiese establecido un gobierno sencillo, cual requería su situación política y militar, tú existieras, ¡oh, Venezuela! Y gozaras hoy de tu libertad”.


Carta a un Gobernador de Provincia

Olavarría también cita la carta que, un año después, en 1813, victorioso tras la Campaña Admirable, pero con Boves pisándole los talones, dirige Bolívar al gobernador de Barinas, Manuel Antonio Pulido:

”Vea V.S. cómo no son naciones poderosas y respetadas sino las que tienen un gobierno central y enérgico. La Francia y la Inglaterra disponen hoy del mundo, nada más que por la fuerza de su gobierno, porque un jefe sin embarazos, sin dilaciones, puede hacer cooperar millones de hombres a la defensa pública”.

“¿Cómo pueden ahora pequeñas poblaciones, impotentes y pobres, aspirar a la soberanía y sostenerla? Me objetará V.S. las soberanías de los Estados Unidos. Pero primero esas soberanías no se establecieron sino a los doce años de la revolución, cuando terminada la guerra aquella Confederación estaba reconocida de sus propios opresores y enemigos; hasta entonces los mismos vencedores habían sido los jefes superiores del Estado, y a sus órdenes todo salía sin réplica: ejércitos, armas y tesoro. Segundo, que las provincias de los Estados Unidos, aunque soberanas, no lo son más que para la administración de la justicia y la política interior. La Hacienda, la guerra, las relaciones exteriores de todas las soberanías, están enteramente bajo la autoridad de un solo Presidente de los Estados. Ninguna provincia tampoco es soberana, sin una población y riqueza bastante para hacerla respetar por sí sola”.

“Jamás la división del poder ha establecido y perpetuado gobiernos, sólo su concentración ha infundido respeto para una nación, y yo no he libertado a Venezuela sino para realizar este mismo sistema”.

“Mientras más resortes haya que mover en una máquina, tanto más lenta será su acción; mas si no hay sino un solo resorte, gira con más rapidez y son más sus efectos. Simplifiquemos, pues, los elementos del gobierno, reduzcámoslos a un resorte, si es posible, y hará en menos tiempo más utilidades que los perjuicios reales que con muchos resortes haría por dilatado tiempo”.

“En conclusión, para que no quede lugar alguno a la calumnia y para que haya en V.S. una suma de autoridad semejante a la soberana, dejo al cargo de V.S. la suprema administración de la justicia civil y criminal sin apelación, reservándome, como en todos los gobiernos que existen, los demás departamentos del poder: la guerra, la paz, las negociaciones con las potencias extranjeras y la Hacienda Nacional. V.S., entre tanto, como Gobernador de Provincia, será el órgano para la ejecución de las órdenes que se expidan sobre los objetos indicados”.


División, debilidad

Días después, el 16 de diciembre de 1813, envía una carta a Santiago Mariño, el Libertador de Oriente, quien pretendía una suerte de autonomía frente a Caracas. A él le dice Bolívar:

“Pero esta nación debe presentarse al mundo dignamente sometida a un gobierno central para que la represente para con los demás poderosos pueblos del mundo. Si constituimos dos poderes independientes, uno en el Oriente y otro en el Occidente, hacemos dos naciones distintas, que por su impotencia en sostener su representación de tales, y mucho más de figurar entre las otras, aparecerán ridículas”.

“Apenas Venezuela unida con la Nueva Granada podría formar una nación que inspire a las otras la decorosa consideración que le es debida. ¿Y podemos pretender dividirla en dos? (…) Si unimos todo en una misma masa de nación, al paso que extinguimos el fomento de los disturbios, consolidamos más nuestras fuerzas y facilitamos la mutua cooperación de los pueblos a sostener su causa natural. Divididos, seremos más débiles, menos respetados de los enemigos y neutrales. La unión bajo un solo Gobierno Supremo hará nuestra fuerza y nos hará formidables a todos”.



columnacontralacorriente@yahoo.es



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Ernesto Villegas Poljak

Periodista. Ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información.

 @VillegasPoljakE

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