He presenciado un nuevo aniversario de nuestra hija, con nombre de mujer, una mujer hecha con el barro de todos los oprimidos del mundo, de todos los mártires que han dejado nuestras luchas. He visto las manos, las conciencias juntarse, una muestra más de nuestra capacidad creadora. Mis ojos que claman justicia pueden ver y lo mejor comprender, son los ojos de hombres y mujeres que luchan por la liberación de una cultura de dominación y barbarie.
Sé de sus dolores de parto, hemos aprendido todos juntos y el mejor aprendizaje es la solidaridad entre los pueblos del mundo, frente al mundo globalizado; tu dolor hermano colombiano, es mi dolor de venezolana, tu dolor hermano iraki es mi dolor, es mi sangre escupida, ultrajada en cada hijo iraki ofendido y difamado, es tu dolor hermano palestino mi mayor angustia, mi mayor desasosiego, por esto, hoy somos más fuertes. Palpitamos en la misma tierra, por los mismas aspiraciones y derechos, nos separan las fronteras ficticias que crearon para separarnos y mantenernos como extraños y ajenos ante las mismas realidades que nos tocan.
Hoy ante la internacionalización de la barbarie y el terrorismo del imperialismo los pueblos internacionalizan sus luchas, las transnacionales tiemblan cuando ante la flexibilización y la explotación llevada al límite de la semi-esclavitud, los trabajadores protestan y se hacen sentir en cada una de las sucursales de estas transnacionales.
Gracias a todos los ciudadanos del mundo que hoy contribuyen con su aporte a la construcción del internacionalismo mundial por la liberación de un sistema injusto, que se ampara en la hipocrecía de las instituciones representativas del ámbito internacional, cómplices con su omisión y permisividad de los más abominables hechos lascivos contra la humanidad.
Cada vez somos más quienes portan el entardarte de la libertad, no la libertad de odiar y matar de los oligarcas, de los fabricantes de las armas de destrucción masiva como los Estados Unidos de Norteamérica. Somos portadores de La libertad de la soberania y autodeterminación de los pueblos, la libertad de reconocer la diversidad de nuestras culturas y en esta diversidad reconocer los valores mas enaltecedores del ser humano, de su grandeza.
Es lamentable que la escoria de la humanidad sea quien tenga el mando del mundo, ya es hora de revertir esta ecuación, por la revolución mundial vamos todos. Es hora de que se haga sentir la voluntad de los pueblos, fuera ya de Venezuela las manos del invasor yankie y sus operadores lacayos, sendos títeres que se vanaglorian y escudan en el terror y en los medios de comunicación mercantiles, usurpadores del derecho social a la libertad de expresión. Estos aparatos de ideologización fascista y estupidizante han dado muestras de su agotamiento y decadencia, y la acción contundente de los pueblos están decretando su desaparición.
Cuan banales y superficiales quienes expropian a los pueblos de sus derechos, con argumentos irracionales para justificar el exterminio masivo de seres humanos, genocidios amparados en banderas de la paz, la libertad y la democracia, un lenguaje que debemos denunciar, conceptos desvirtuados de su esencia, metalenguaje ilógico, falacias que no tienen asidero en la realidad. Realidad que golpea al imperialismo y sus aliados, que desnuda su lujuria, su ambición, su locura, su sadismo.
Frente a esto se levanta de sus huesos, de sus cenizas, Simón Bolívar con su ejército, un ejército para la liberación, un ejército para la unión del mundo, un ejército que combate los degenerados invasores que desde los escritorios aburguesados de la CIA, pretenden estirar sus anquilosados músculos. Nuestro ejército es fuente inagotable de saberes, fuente de paz, fuente de resistencia.
Gracias a todos este ejército de combatientes por la paz, la justicia y la libertad de nuestras conciencias que habita en cada lugar y rincón del mundo.