Este artículo respecto a Domingo Alberto Rangel, ha requerido en respuesta dos partes; primero porque el suyo es bastante largo o extenso –cosa que le permite la prensa a unos, i a otros no- i porque precisamente se trata de un hombre que a mi juicio, ha merecido siempre respeto, aunque no se compartan del todo sus ideas i posiciones; luego, porque él divide el suyo en secciones i me faltaba concretarme ahora, a la parte titulada “La derrota se perfila”.
Cuando ya ha asentado la premisa respecto al no “quebrantamiento de la oligarquía ni el imperialismo ayer, y por lo tanto no ocurrirá ya” (deseando entender el significado que tiene para él, el término “quebrantamiento”), Chávez intenta suplantar con una pasión “su falta de realizaciones revolucionarias” i con agresiones verbales, resumo su exposición, trata de crear un conflicto con Colombia. Realmente notorio; una persona que trata de mantener en paz su país, que ha sido excesivamente tolerante i paciente con sus acérrimos enemigos; que ni siquiera intentó una revancha contra los prominentes i visibles autores de un genuino Golpe de Estado, que ha tenido como nadie en el mundo la virtud de hacer pacífico a un pueblo mil veces vejado i atacado, que ha permitido que el Poder Judicial todavía en manos de opositores en mayoría, siga poniendo obstáculos i retardos a todo el proceso; que ha conversado serenamente con el presidente vecino, de currículo dudoso, que no ha privado la libertad a nadie por disidente, que ha soportado a todos los medios de comunicación incitando a la rebelión, que ha tolerado a una iglesia golpista e irrespetuosa, resulta que quiere destruir sus mejores logros, buscando un conflicto con Colombia, e indirectamente con los Estados Unidos que ha transformado a ese país vecino, en su lacayo en Sur América. Realmente, es incomprensible, como alguien quiere traer conflictos i guerra a su casa, sin necesidad alguna.
Anunciando que la derrota se perfila (como siempre lo “perfilaron” desde las elecciones del 98 i otras seis o siete más) DAR expresa así: “Chávez parece no tener perspectiva a mediano plazo, la primera consulta electoral lo arrojaría del poder” (sic) Con esta redacción objetable, parece ser apodíctico en el enunciado i advierte que si quisiera hacer un fraude electoral para escapar de la derrota, es imposible. Entiendo que ya el presidente está perdido electoralmente pero que si quiere hacer un fraude, lo pillarían en la trampa.¿En cuál país ha estado viviendo en estos años el columnista? Sin embargo, no dice nada de una oposición que ha perdido repetidas veces i ha intentado un “super” o “mega” fraude (como gusta a la gente exagerar con superlativos) en la desesperación de no haber recogido legalmente las firmas para convocar el referendo revocatorio, i han intentado todas las artimañas posibles, para que le convaliden firmar ilegales o chimbas como dicen los de léxico florido.
Luego, con cierta incoherencia dice: “Piensa (Chávez) hacer lo mismo que la revolución cubana” i pasa a describir lo que se hizo allá, pero antecedido de un PERO, que cambia sentido i significado al mismo tiempo. El “pero” indica que Chávez, para enfrentar al imperialismo, precisamente no está haciendo lo que hizo Cuba, i no se sabe si él propugna aquella actitud para que la tome Chávez, o que, por no hacerlo se perfila su derrota. Las ambigüedades del lenguaje son peligrosas, especialmente para quienes siguiendo a Russell, en Filosofía del Lenguaje, pensamos que las palabras, con la sintaxis, pueden reflejar la realidad...o deformarla.
De seguido salimos un poco de la confusión, cuando dice que Chávez no responde con los pasos que dio Cuba, porque sigue creyendo que la retórica es la única arma. Así expone textualmente: “La retórica es temible cuando va delante de realidades, pero sobre el vacío, como ocurre con la palabra de Chávez, es grotesca”. Esto, tiene cierto viso de verdad, pero si lo analizamos, no a la manera tradicional que encerraban en el dicho popular de “quien mucho habla, poco hace” porque el llamado “sentido común” está casi desterrado del terreno de lo científico; la interpretación de discurso político, tiene nuevas facetas, por lo cual lo de grotesco, me parece un adjetivo inapropiado. Empiezo, además, por no considerar a la palabra orientadora de un líder, como pura retórica, porque originario el arte retórico entre los sofistas, es una gran capacidad de convencer o persuadir a gente o jueces con muchas palabras bien engarzadas, pero con independencia de pruebas, o argumentos que produzcan un saber real. El que trata de engañar, como muchos de la oposición que, uno les escucha i por encima de su frente se enciende la palabra mentira, ese si es retórico o hábil para enredar. Chávez, al contrario, nos ha enseñado algo que no sé si DAR lo ha percibido: sabe adecuar su discurso político, el nivel o realidad social de las circunstancias; lo hemos oído hablar en foros internacionales, con todas las de lei, i exhibiendo un gran conocimiento del país, de sus problemas i de la realidad internacional que le rodea; o lo vemos en presentaciones al pueblo, en marchas o en Aló Presidente, con un lenguaje siempre claro, absolutamente diáfano, para que se le entienda. No creo que sean palabras flotantes como el vaho que se levanta en los tremedales del llano. Ningún presidente de los que Domingo Alberto Rangel i yo hemos conocido, ha procedido más de frente a su pueblo ni ha expuesto mejor cada paso que intenta. Antes, la aparición de un presidente hablando al pueblo, era más esporádica que un Papa asomándose a la Plaza de San Pedro. Primero, porque eran “extraños” casi, a su pueblo (nunca vimos un presidente rodeado de pueblo); segundo porque la mayoría ni sabía qué decir i sus discursos se los escribían. I es cierto lo de Shakespeare, de que las palabras no hacen la historia, pero no olvidemos que están en la historia i gracias a ellas i al portento del libro, tenemos para estudiar la biografía del mundo, recogida en múltiples experiencias. La mayoría de nuestros presidentes del siglo XX, no trajeron nunca un verdadero programa de gobierno ni cumplieron nunca lo que prometían verbalmente; Chávez fue claro en su campaña: prometió una Constituyente i cumplió; no engañó a nadie i creo que hasta ahora, no ha habido un mejor programa de gobierno que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela i, pese a una irracional oposición que no piensa en el país, sino en el poder que perdió, se ha estado llevando adelante sus postulados. Fue hecha de frente al pueblo i para el pueblo, no para dividir i establecer privilegios, que es el mayor “daño” que se le ha hecho a la oligarquía, pero el mejor bien a las clases más necesitadas de la patria. Por ello, que un coro de voces descalificadas, fanáticas, sin autoridad moral ni de talento, quieran repetir que esta incursión de paramilitares es una farsa, hai que tomarlo cómo de quienes proviene el infundio; pero que lo diga con endebles razonamientos un Domingo Alberto Rangel, es que está resucitando o germinando en él, el lejano primer toque genético del partido-secta, repetidor de aquella triste consigna del tiranuelo Betancourt: adeco es adeco hasta que se muera. ¡Qué desgracia!
Si alguien puede estar seguro de la ingerencia de los Estados Unidos en este gravísimo problema, es DAR, quien en su libro sobre LAS GUERRAS ISLÁMICAS, aparecido antes de la Guerra del Golfo, sabe analizar bien lo que pasará con Irak en esa primera agresión, i adelanta conceptos válidos para lo que dos años después sucede con la invasión de ese país, las mentiras que se argumentaron para motivarla i el parecido que tendría eso, con nuestra Venezuela. En aquel entonces se preguntó si esa actitud de los Estados Unidos desencadenaría una guerra convencional o una guerra popular. Ambas, él lo sabe, son funestas para los países agredidos por el imperio, pese a que declara también que, “los únicos descalabros que han sufrido los Estados Unidos, se registraron en el Tercer Mundo: Vietnam, Laos, Cuba.” Ahora parece empezar el descalabro en Irak i el mundo empieza a ver las atrocidades del imperio “defensor de los Derechos Humanos”, que solamente persigue la riqueza de otros pueblos, los cuales a costa de inmensos o imponderables sacrificios, quizá puedan superar el aplastamiento imperial, pero ¿A costa de cuánto? De la ruina, el dolor, el hambre i la desesperación de varias generaciones. Prevenir eso ¿es comedia, es farsa, es teatro? Creo que no, i lo sabe mejor que yo Domingo Alberto Rangel. Por eso indigna ver lo que a veces escribe i cómo le hace el juego, a una oposición sin ideales de patria, sino de puro poder por el maldito fetiche del dinero, aunque sean lacayos de una potencia mundial i reciban las migajas del banquete. Esos son, traidores de la patria, que tendrán su Santo Patrón en Luis Giusti. No entre allí, señor Rangel; usted es inteligente i probo. Lea, ANTES DEL FIN, de Ernesto Sábato i súmese con él i millones más, a los que deben saber “recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido”. Cuide su personalidad hasta el fin de sus días.