Es intolerable la ingerencia continuada de los funcionarios de la Casa Blanca en nuestros asuntos internos. Ya resulta poco menos que torpe, además, esas reiteradas agresiones hacia un país que trabaja con ahínco hacia la construcción de un modelo de democracia auténtico, donde la participación protagónica del pueblo es una realidad incuestionable y en donde la libertad plena se ha convertido en uno de sus más importantes bastiones. Es un país que avanza hacia el logro de una vida en donde prevalezca la justicia social por sobre todas las cosas, apuntalada en el absoluto convencimiento de que sólo alcanzando dicha meta, habrá la paz que todo pueblo sueña para la construcción de su futuro grande a corto, a mediano y a largo plazo. Nuestro país no agrede a nadie, jamás ha intentado entrometerse en los asuntos internos de otros países y a través de su existencia, no tiene en su haber experiencia alguna que lo vincule con políticas intervensionistas en contra de ningún pueblo del mundo. Muy por el contrario, cuando salió allende de sus fronteras fue para darle la libertad a otros pueblos.
El Subsecretario norteamericano Roger Noriega nos anuncia que su país no se quedará con los brazos cruzados si el CNE no convoca al referéndum en contra del mandato del Presidente Chávez. ¿Qué proyecta hacer la potencia del norte si la oposición no logra con este acto de reparo de firmas acopiar el mínimo de las requeridas para que eso sea posible? ¿Nos invadirá, acaso...? ¿Nos impondrá un bloqueo criminal similar al que le ha impuesto a nuestros hermanos cubanos por más de 40 años...? Descartamos la posibilidad de que estas cosas ocurran.
Venezuela es su principal y seguro suplidor no solamente de petróleo, sino de gasolina en cantidades muy importantes, por lo que cometería un gravísimo error si optara por adelantar políticas de agresión en contra nuestro país, porque ello le colocaría en grave riesgo su principal fuente energética, en momentos en que se encuentra totalmente empantanado en Irak y en Afganistán.
Pero al margen de ello, este tipo de declaraciones no pueden ser admitidas. Son una afrenta no sólo a la conciencia de los venezolanos, sino a la conciencia de todos los pueblos libres de esta América Latina que ya están cansados de que los gobiernos de los Estados Unidos de América los siga tratando como ciudadanos de segunda, nacidos y formados en su patio trasero y que, además, pretenda seguir imponiéndoles sus mandatos a través de gobiernos títeres.
Estamos persuadidos de que las amenazas de Noriega no son más que bravuconadas, perfectamente articuladas hacia la consecución de objetivos sumamente claros.
Por un lado, buscar de alguna manera que el voto de la Florida favorezca a Bush en la elecciones de noviembre, pues ya sabemos que allí el voto latino de la gusanera cubana es decisivo y por el otro, alentar a la alicaída oposición venezolana ante la imposibilidad de que este fin de semana logre reunir las firmas exigidas como para que el CNE convoque a referéndum revocatorio. Esto último, obviamente, sugiere a las claras que este "pequeño alcón" le hace llegar a esa oposición un voto de apoyo a sus proyectos golpistas y los insta a que hagan todo cuanto consideren necesario con tal de salir de Chávez lo más pronto posible, pues sus palabras no son otra cosa que el convencimiento absoluto de que no habrá referéndum por que la oposición carece de fuerza cívica suficiente como para lograr ese objetivo dentro del marco de l a Constitución Bolivariana. Noriega ya sabe que la oposición se encuentra a las puertas de una nueva derrota.
No tenemos duda alguna de que por esa derrota inevitable, que también la propia dirigencia opositora la espera, este fin de semana se reediten actos de violencia fríamente calculados, como pudieran ser las "guarimbas", o que se provoquen otros actos vandálicos que produzcan el mayor pavor y desasosiego a la población. Es por ello por lo que será necesario que nos mantengamos en alerta máxima, gobierno, ejército y pueblo unidos, para evitar que la irreflexión de nuevo nos traiga más sangre y más lágrimas.
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