¿Y por qué se sueña un sueño por última vez? Quizá para fundirse con el horizonte, buscando y siendo pueblo. Acompañando, entregando al relevo estos cueros curtidos que se levantarán por todos los lados cada vez que los mancillen.
Eclipsarse, por temor a perder lo soñado. Disiparse para no despertar en la misma pesadilla. Temiendo llegar a ser igual a lo que antes odiabas. Ser el Otro después de tanto camino andado. O peor, ejercer la otredad con cinismo desvergonzado.
La vigilia surge en la posibilidad de la concreción. Pendientes. Observando la estrella soñada con un ojo pero atisbando con el otro al ratero que puede arrebatar la pequeña utopía realizada.
A veinte años de existencia del Proyecto Sueños Venezuela apuntamos con Bolívar: “Me tocó la misión del relámpago: rasgar un instante las tinieblas, fulgurar sobre el abismo y tornar a perderme en el vacío”.
En estos tiempos hemos dicho que una revolución puede ser posible, y el punto de partida son cuatro ideales Bolivarianos: Libertad, Justicia, Soberanía del pueblo y Unidad Popular. Una independencia que sería al mismo tiempo libertad, igualdad y equidad. La Justicia Social la concebimos como la erradicación de las miserias sociales.
Seguimos, y con Bolívar decimos: “Soñador y loco me han llamado y es que este corazón de hombre desafía todo cuanto persigue: la justicia, la paz y el amor … tres valores del corazón que la razón no entiende pero por los cuales vale la pena vivir y morir”. “Estoy comprometido con lo que quiero, con mi sueño: una América unida, una sola, latina-hispana-mestiza… americana, bella y poderosa, que viva con honor que sea justa con sus hijos para que perdure la eternidad…” “La consigna es aquí, ahora y para todos: Hacer posible lo imposible”.
Tricolores con el Grande hombre decidimos refundar. Arroparnos de dignidad. Envolvernos en Democracia, tornarnos soberanos y educar. Buscando innovar Otro modo de vida. Uno, que por no haber existido no puede decírsele fracasado. A ese modo de vida lo mentaremos Socialismo y lo apellidaremos Del Siglo XXI, para diferenciarlo del que vivimos cuando indios éramos todos.
“El triunfo de la inocencia”, -dijo Simón-. Esa será nuestra mayor utopía. Conciencia de ser hombres libres dispuestos a resistir, con un profundo sentido de hermandad. Superando las fronteras impuestas por invasores. Reviviendo el ideal de Hombres nuevos. Humanos que coloquen la lucha por la libertad del pueblo por encima de las ambiciones personales. Lo que Bolívar no hizo, ahora podría hacerse.
Y con el Delirio de Bolívar con el Dios de Colombia La Grande, parafraseamos: “¿Imagináis que habéis visto la Santa Verdad? ¿Suponéis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos? Todo es menos que un punto a la presencia del Infinito que es mi hermano. No escondas los secretos que el cielo te ha revelado: di la verdad a los hombres”.
Inventemos. “Lo que no vale es porque nunca ha costado”. Entonces, tras el arado, la nueva siembra.
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